37- Sin importancia.

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Las dos amigas continuaron hablando hasta que por fin Vicky pareció serenar aquel amasijo de sentimientos que revoloteaba dentro de ella. Ambas conocían a Maria, así que concluyeron que la mejor táctica era afrontarla con tacto, pues de otro modo saldría corriendo. Estaban ya a punto de llamarlas al móvil cuando las chicas aparecieron cargadas de bolsas por la puerta.

- ¡Hola! –dijeron las dos con una sonrisa-.

Ellas se levantaron a un tiempo y fueron hacia la puerta para ayudarlas.

- ¡Hola preciosa! –le dijo Alba dándole un beso a Natalia en la cara-.

- ehh... ¡hola! –le respondió esta un poco fuera de juego por lo cercano del gesto-.

- Joder, que habéis tardado, ¿no? –le espetaba Vicky a Maria mientras le quitaba un par de bolsas de la mano-.

- ehhh.. es que había mucha gente –se disculpó con ella, pues había sido verla y que todo su auto convencimiento se fuera al carajo-.

- Bueno lo importante es que ya estáis aquí –dijo Alba entrando en la cocina seguida de todas ellas-.

- La verdad es que había mucha gente –reconoció la morena-.

- ¿Lo ves? –dijo la Mari mirando a Vicky que no dejaba de pegarse a ella-.

- Pero bueno, creo que hemos traído todo lo que nos pediste –dijo Natalia mientras sacaba las cosas de las bolsas y las empezaba a guardar-.

Alba la siguió con la mirada encantada. Aquellos vaqueros le sentaban de miedo, y el suéter negro que llevaba resaltaba lo ágil de su figura, le entraron unas ganas locas de quedarse a solas con ella.

- ¡Te eché de menos nena! –le susurró acercándose a ella por la espalda mientras Maria imitaba a Natalia con Vicky de ceño fruncido pegada a sus pasos-.

Natalia se estremeció ante aquella voz. "Ay madre... ay madre... que ésta sigue pidiendo guerra", pensó nuestra protagonista. Cogió aire y se giró. La rubia estaba más cerca de lo que pensaba y al voltearse se la encontró de frente a un palmo de su cara, de su cuerpo. La inquietud por aquella proximidad se vio reflejada en sus ojos y sus palabras precipitadas.

- ¿Por qué no os tomáis algo mientras preparo la comida? –dijo de pronto sin ton ni son-.

Alba la miró divertida y curiosa, pues pensaba haber entendido que sólo conocía la cocina de "supervivencia", es decir, aquella que se limitaba a pan con algo, llamadas de comida a domicilio y recogida de "taper" de la cocinera de sus padres.

- ¿Vas a cocinar tú? –le preguntó con una sonrisa burlona sin dejar de acorralarla contra la encimera-.

- Sí, claro... sois mis invitadas –dijo la morena tratando de expresar seguridad-.

- ¡Eso no me lo pierdo! –dijo ella divertida y dio un paso hacia ella-. ¿Te echo una mano?

Y por cómo la repasó, Natalia sospechó qué tipo de mano quería echarle. Tragó saliva y con un poco de voz de pito pidió refuerzos.

- Maria quería ayudarme, ¿verdad? –la miró acojonada-.

La Mari que estaba que no sabía dónde meterse con Vicky mirándola, se vio reflejada en ella y acudió rápida a su lado.

- ¡Ehhh? ¡Ah... sí, sí! Si lo veníamos diciendo, que nos gustaría cocinar para vosotras –dijo todo lo convincente que era capaz, pues tenía pavor de quedarse a solas con su amiga-. Así que venga fuera, fuera... que nos encargamos nosotras.

Sex education. //Albalia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora