71- A cara de perro.

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Madrid.

La reunión de los preparativos de la presentación había estado llena de contratiempos, esfuerzos por encontrar puntos de encuentro y mil y una anotaciones sobre proveedores y asistentes al evento. A Natalia le había supuesto un esfuerzo enorme mantenerse concentrada y sobretodo despierta, a medida que avanzaban las horas el efecto de aturdimiento era mayor y más difícil de manejar. Al entrar de nuevo al despacho se dejó caer en el sillón, le dolía enormemente la cabeza y sin embargo Bea le había pasado la lista de invitados que debía revisar antes de marcharse ese día.

- Bueno, cuanto antes empiece antes termino... -se dijo para sí-.

Abrió la carpeta con los documentos y se encontró unos veinte folios repletos de nombres y anotaciones. Al fijar la mirada notó como se le entrecruzaban los nombres, el pinchazo se matizó, cerró la carpeta de golpe y se frotó la sien. Unas horas después alguien llamaba a la puerta.

- ¿Se puede? –preguntó Bea entre abriendo la puerta de su despacho -.
- Sí, pasa, pasa... -se apresuró a decir ella, mientras se enderezaba en el asiento, se había quedado dormida-.
- ¿Has terminado con lo de los asistentes? –le preguntó Bea-.
- Eh... esto... -Natalia empezó a mirar torpemente sobre la mesa en busca de la carpeta que no había habido forma de leer-. Si, bueno... no.... Digo sí, si... toma.
- ¿Estás bien? –se preocupó Bea tras ver su rostro cansado y aquella descoordinación en alguien como ella-.

La morena resopló, y se pasó las manos por el pelo mientras Bea tomaba asiento.

- Me tomé un tranquilizante y me he quedado dormida, lo siento... no he podido mirar nada, perdona –le confesó-.
- ¿Mala noche? –le dijo Bea sin quererse meter mucho, pero preocupada-.
- La echo de menos –le dijo esta encogiéndose de hombros-, sin ella me cuesta dormir.
- Ya... -Bea no sabía que decir sin inmiscuirse, así que cambio de tercio para no entristecer a la chica- Bueno, todo se resolverá... en cuanto a lo de la lista ¿qué hacemos? ¿te la llevas a casa y la repasas o....?
- No, no... está bien, confírmala y punto, no creo que tenga la cabeza para bollos hoy, y el tiempo ya nos muerde el culo, así que adelante, dale luz verde –le dijo-.
- Ok, pues una cosa menos... -Bea se levantó del asiento con los papeles en mano-. Ah... Natalia –le dijo antes de girarse para marcharse-.
- Si? –contestó ella-.
- Ve recogiendo, en quince minutos te llevamos a casa –le ordenó Bea-.
- ¿Cómo? –preguntó fuera de juego, pues no entendía a que se refería-.
- ¿Has venido con la moto, no? –le preguntó Bea-.
- Sí, claro... -contestó ella-.
- Pues eso, que Laura y yo te llevamos a casa a descansar, no pensarás que voy a dejar que cojas la moto así... recoge, que nos vamos –le dijo Bea ya alcanzando el pomo de la puerta-.
- Pero Bea... quedan un montón... no, no puedo irme... -la cabeza de la alta mujer empezó a funcionar apresurada pensando en todo lo que le quedaba por hacer, pues al quedarse traspuesta no había avanzado el trabajo-.
- Es una orden- le gritó Bea ya desde el pasillo-. No rechistes que te pones fea.

Natalia se dejó caer de nuevo en el sillón. Aquel no era su día.

Francia.

- Loca ... ¿Cómo va la cosa por ahí? ¿ya has dejado de quererme? –le asaltó Alba nada más escuchar como Maria al otro lado de la línea preguntaba con voz enronquecida "¿Quién?"-
- Japutaaaa.... Llevas una semana sin llamarme so capulla –le gritó a continuación tras despejarse súbitamente ante el saludo de su amiga-.
- Vaya, que recibimiento... japuta y capulla, si señora, muy cariñoso –se empezó a reír de ella-.
- Si te parece me pongo a aplaudir, me tenías ya preocupada... -le reprochó Maria-.
- Bueno, te puse un mensaje... sabías que estaba bien –se defendía, aunque sabía que había sido bastante egoísta dejarla incomunicada la última semana-.
- Ya hablaremos tú y yo, ya.... Lo que me estás haciendo pasar me lo pagarás con creces, te lo advierto –le avisó ella-.
- Vaya, entonces no sé si volverme o quedarme un mes más, porque me estas pintando un recibimiento que no se yo... -lo dejó caer con una sonrisa en la cara-.
- Espera... espera.... ¿vuelves? –la interrumpió quedándose con las entre líneas-.
- Mmmm... y si te digo que si, ¿qué me espera? –la idea de regresar le producía una felicidad que no esperaba, se sorprendió sintiendo lo mucho que extrañaba estar allí con ellas-.
- Vicky!.... Que Alba vuelve!.... –empezó a gritar sin ton ni son Maria mientras se le escuchaba ir por el pasillo en busca de su novia-.

Alba empezó a reírse, esa chica era de un caso incorregible, escuchó como interrumpía a Vicky en la ducha gritando lo de su regreso, le pusieron el manos libres, las dos empezaron a hablar a la vez apresuradamente realizándole mil preguntas, y ella tan solo podía pensar en lo mucho que las quería, y en cómo le gustaría presenciar aquella escena.

- En un par de días estoy allí –le confirmó finalmente a La Mari, cuando el bullicio de la noticia se tranquilizó-.
- Uf que guay.... No veas lo contenta que se va a poner Natalia cuando se lo diga –le dijo esta-.
- No, no le digas nada aun –se apresuró a quitarle la idea-.
- ¿Por quéee? –le preguntó su amiga- . Se las estás haciendo pasar putas, sabes lo que te digo, ¿no?

A Alba se le encogió el pecho, lo sabía.

- Ya, ya lo sé... pero no le digas nada aun, te prometo que yo la llamo el mismo día que vuelva, no quiero que esté pendiente de mi regreso –le dijo-.
- Tú sabrás -le dijo María con tono cabreado -.

Alba se preocupó, la conocía y sabía que se estaba callando algo que quería decir.

Sex education. //Albalia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora