34- Violas.

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Natalia se quedó paralizada, no sabía exactamente a dónde querían ir a parar aquellas palabras, pero de pronto notó el pulgar de Alba acariciar sus labios y una nueva ola de calor empezó a nacer entre las brumas. "¿Va a besarme?" se preguntó aturdida... y notó como se aproximaba inconscientemente. El pulso volvió a golpear en su yugular, sus ojos empezaron a pesarle por el esfuerzo... entonces una voz las sacó de aquel trance en el que se encontraban.

- ¿Quée ezzztaisss hazziendooo??... –les preguntó Maria metiendo su cabeza entre la s dos-... Vicky y... y... -no se acordaba del nombre-... y la zorraaa ze han empezado a comerrr los mooorroosss... ¡¡Que azzzzzzquitooo!! ¡¡puaaagggg... puaggg! –empezó a escupir al suelo y sin querer salpicó a Alba en la cara-.

- Mariiiii... coñooooo, no me escupasss –gritó esta con hastío mientras se limpiaba la cara con la mano-.

Natalia no pudo evitar reírse, aquella interrupción la había salvado de perderse para siempre, y Maria estaba de lo más graciosa escupiendo para todas partes.

- puaajjjj ... puajjjj –seguía escupiendo-.
- Joder.. . ¡Para, cochina! -la regañó Alba y la cogió del brazo-. Estás como una cuba, ¿no habrás bebido nada más, no?

Su amiga empezó a reírse tontamente.

- Me invitaron a tropicoco -dijo finalmente-.
- ¿Quién? –se escandalizó Alba, pues el tropicoco era un tipo de chupito parecido al pipiolo que le había dado a Natalia aquella vez-.
- Una rubia que me encontreee en la barra... -le dijo-.

- ¿Pero no te estaba vigilando Vicky? – puso el grito en el cielo desesperada por aquella inoportuna interrupción-.
- ¡Queee eztaaa con la cachooo putaaaa esaaa.... Muak.. muakkkk...mmmm... puajjj! -imitaba los morritos que seguramente se estaban poniendo Vicky e Irene y empezó a contonearse y abrazarse a sí misma como si se estuviera metiendo mano-.

Alba no pudo evitar ya reírse tras ver la cara de contención de Natalia por no desternillarse de risa ante tal payasa y borrachera.

- Nat, ¿me ayudas? –le indicó para que le echara una mano con Maria-.
- Claro, un placer –y la cogió por el otro brazo imitándola-
- ¿Ondeee vamosss... bombonazzosss? –se dejó arrastrar ella mientras las miraba primero a una y luego a la otra-.
- A casa... merluza, que te has cogido una tajada –le dijo Alba-. Nat siento no poderme quedar en casa esta noche, pero con ésta así, no puedo dejarla sola

- ¿Por qué no nos la llevamos a mi piso?, así puedo echaros una mano. Tú duermes con ella en la cama y yo en el sofá  –le dijo ella de pronto haciendo que Alba se parara en seco por su ofrecimiento-.
- ¡Es un marrón! Nosotras estaremos bien, además no quiero que duermas en el sofá –le dijo Alba. Maria simplemente iba de una a otra como en un partido de tenis-.

Natalia se olvidó de que estaba allí y habló con sinceridad.

- Albi, prefiero saber que estás en casa aunque no duermas conmigo, me tranquiliza, por favor quédate en casa –le pidió y la rubia tiritó por aquella necesidad cristalina que otra vez la golpeaba dejándola tonta-.
- Yo me quedo... y te echo un polvo ziii quieressss, tia guenaaa –le soltó de pronto Maria-.

Ambas la miraron, y se echaron a reír al unísono.

- Anda... tiraaaaa.... Tiraaaa, que me tienes contenta –le dijo Alba y las tres enfilaron hacia el palco para recoger las cosas-.

Al llegar...

- ¿Pero dónde coño estabas? Me he girado un momento y no te he visto, casi me da un ataque –apareció poniendo el grito en el cielo Vicky-.
- ¡Tranquiii moranquiii.. que eztoy aquí! ¿Qué pasa guapa? –le dijo colgándose de su cuello-.
- Pero mira que has pillado una tajada tonta, eh... ya verás mañana cuando te despiertes. Venga, que te voy a llevar a casa, ¿no te importa verdad? –se ofreció a encargarse de Maria mientras se disculpaba con Irene-.
- No, no.. tranquila, lo comprendo. Te acompaño si quieres –le dijo Irene-.

Sex education. //Albalia.Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon