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Amelia está enfadada. Bueno, enfadada quizá no es la palabra. Dejémoslo en que está molesta/dolida. La entiendo. Demasiadas emociones durante el día y encima ha acabado llevándose una bronca monumental por algo que ni era verdad. Porque a lo mejor no se ha podido apreciar mucho, pero Luisita se ha puesto hecha una furia. Es algo que no consigue cambiar. Y mira que lo ha intentado, pero tiene un pronto que es complicado de llevar. Y esto lo digo desde el cariño, eh, pero es así. No os preocupéis, esto es un pequeño bache del que saldremos en seguida. Amelia llega a casa y se encuentra a la tropa cenando.

- A buenas horas – dice Jesús – ¿vienes cenada? Porque te hemos guardado unas croquetas.

- No tengo hambre.

- Uy, esa cara... ¿qué ha pasado? ¿la cita con Marina ha ido mal? – interviene Natalia.

- No, la cita muy bien. Marina es un encanto.

- ¿Entonces?

- Luisita, que se empeña en complicarme la vida. – se queja, sentándose a la mesa.

- ¿Y eso? ¿Os habéis visto?

- ¿Que si nos hemos visto? Si, y me he llevado una buena bronca de regalo.

- ¿Una bronca? ¿Qué has hecho? – pregunta Jesús.

- Eso es lo mejor, que no he hecho absolutamente nada. Me dice de ir a su casa, que quiere hablar conmigo y me sale con que Sebastián y yo somos novios.

- ¿Sebastián y tú?

Todos empiezan a reír. Es que Amelia y Sebastián... no hay por dónde cogerlo.

- Si antes te lías con Sara.

- Ya, y encima no me dejaba explicárselo. Cuando se enfada empieza a gritar y no hay quien la pare.

Eso ha estado feo por parte de Luisita. Hay que respetar el turno de palabra.

- ¿Y de dónde sale lo de que seáis novios?

- Resulta que su hermano es el que nos ha atendido esta mañana cuando hemos ido a desayunar. Y según él nos ha visto en "actitud cariñosa".

- Y Luisita que sabía que habías quedado con Marina se ha pensado cosas raras. – añade Natalia.

- Pues sí, y exigiéndome que se lo contara a Marina porque estaba jugando con sus sentimientos. ¿Os podéis creer que me ha preguntado que si lo que quería era proponerle un trio?

- Vaya tela... ¿de pequeña también era así?

- Yo ya sabía que tiene mucho genio, pero es la primera vez que me habla así.

- Porque no sabe quién eres en realidad – dice Jesús.

- Ya, Jesús, pero no tiene ningún derecho a tratar así a la gente. Y menos por una tontería, porque era una tontería.

- ¿Y qué vas a hacer? ¿Has conseguido aclararlo?

- Sí, he llamado a Sebastián para que le dijera que somos amigos y parece que se lo ha creído. ¿Qué voy a hacer? De momento evitarla aún más.

Tranquilidad, este barco está lejos de hundirse.

- ¿Y con eso vas a solucionar algo? Yo creo que lo deberíais hablar. – dice Natalia.

- Es ella la que lo ha hecho mal, Natalia. Si quiere hablar, que me lo diga y hablamos, no tengo problema. Lo que no voy a hacer es arrastrarme e ir detrás, porque no me da la gana.

Aquí puede haber variedad de opiniones, pero yo creo que Amelia hace lo que tiene que hacer. Además, no te digo yo que unos días sin ver a Luisita no le vayan a venir bien para aclararse un poco las ideas. Bueno, eso si Luisita lo permite. Como ya he dicho antes, Luisita es una persona muy impulsiva, pero sabe pedir perdón. Es cabezota hasta para esto, así que no creo que pare hasta conseguir que hagan las paces. Y Amelia tampoco va a hacerse la orgullosa, es evidente que Luisita es su debilidad y la va a perdonar. Ya que me pongo a hablar de Luisita, devuelvo la conexión con su casa para ver cómo está. La dejé con la palabra en la boca y ya no sabemos nada más. Aquí hay que exponer las dos caras de la moneda. Así que allá vamos.

7Where stories live. Discover now