24 (twenty-four)

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Por fin martes. Prometí que sería martes así que tenía que cumplir mi promesa. ¿Planes para hoy? Ya lo adelanté en el capítulo anterior. Tenemos dos misiones: averiguar qué decisión va a tomar Mateo y conseguirle el cómic a Jesús. Dos cosas aparentemente sin ninguna relación entre ellas, pero en este fanfic nunca se sabe. Yo ya me esperaría cualquier cosa.

Empecemos por la primera: Mateo. No ha sido su mejor noche que digamos. Como no podía dormir, a las 6 de la mañana ya está en pie. Sebastián sigue durmiendo así que decide salir a dar un paseo a ver si consigue organizar sus ideas, porque el marrón que tiene encima es importante. Amelia es la amiga de Luisita y Beltrán es amigo de Tomás. Se repite esta frase constantemente. Tomás no quería que la encontraran porque él se encargó de separarlas. Todo este tiempo se había preguntado si en el fondo Luisita llevaba razón, si realmente podría haber hecho algo más... pero está claro que no, que esa investigación estaba más que destinada al fracaso. También recuerda esa vez que Luisita le confesó que quizá la culpa de todo fuera suya, que puede que hubiera hecho algo sin darse cuenta que la hubiera acabado alejando de Amelia. Y es que cuando algo malo nos pasa, siempre tendemos a intentar darle una explicación y a buscar culpables pensando que eso hará que duela menos. ¿Pero qué pasa si no los encontramos? Si no los encontramos, nos acabamos echando esa culpa a las espaldas. Si algo no sucede, ¿podría haber hecho más para que sucediera? Si algo sucede, ¿podría haber hecho algo para evitarlo? No logramos conformarnos y aceptar la situación conforme nos viene. Queremos sentir que tenemos el control absoluto sobre nuestra propia vida, que nuestro futuro depende exclusivamente de nuestras decisiones, cuando la realidad es que siempre habrá cosas que escapen a nuestro alcance y que no entendamos. A veces las cosas pasan y no hay ni explicación ni culpables, solo suceden. Puede que la incertidumbre sea una de las cuestiones más difíciles de gestionar, una cuestión que en algunos casos, nos hace tomar caminos que nunca habríamos imaginado. ¿La época loca de Luisita? Un ejemplo de ello. Pero... ¿qué hacer si nos topamos de repente con toda esa información que creíamos imposible de conseguir? ¿Qué pasa si resulta que sí que hay culpables y explicaciones? ¿Cómo gestionar la certeza? La información es poder, siempre y cuando se use de la manera correcta. Y una vez más... ¿qué es lo correcto? En teoría lo correcto sería que todas las partes conozcan la verdad y actúen en consecuencia, ¿no? Mateo sabe que Luisita no conoce la verdad, porque aunque no hablen tienen gente en común y si se hubiera enterado de todo eso, él ya lo sabría. ¿Y Amelia? Hay que tener en cuenta que esto al final es una cosa de dos. ¿Amelia sabe que Luisita es Luisita? Solo hay dos opciones posibles: que lo sepa y lo esté ocultando o que no lo sepa. Evidentemente sabemos que lo sabe, pero Mateo no. ¿Qué pasa si lo sabe y lo está ocultando? Que tendrá sus motivos para hacerlo, motivos que Mateo no puede comprender porque no ha vivido una situación parecida. ¿Tendría derecho Mateo a forzarla a contar algo que no está preparada para contar? En mi humilde opinión: no. ¿Qué pasa si Amelia tampoco lo sabe? Pues que Mateo tendría que decidir a quién de las dos se lo cuenta primero. ¿Cuál de las dos tiene más derecho que la otra a enterarse antes de la verdad? ¿Se lo cuenta a las dos a la vez sin tener ni idea de cuáles pueden ser las consecuencias y cómo se lo van a tomar? Es una información bastante delicada que puede hacerle daño a ambas, es que no es fácil. Parece una decisión demasiado importante como para tomarla solo, quizá debería consultarlo con Sebastián que al fin y al cabo conoce la versión de Amelia y puede sacarle de dudas. Lo que sí que tiene claro es que ya es hora de arreglar las cosas con Luisita, porque la vida es demasiado impredecible como para pasar tanto tiempo peleados con lo que se quieren. Nunca sabes cuándo va a aparecer un Tomás, o cualquier otro motivo, que te impida hacer eso que tanto quieres. Así que si puede y quiere, adelante.

Siento que el párrafo anterior haya quedado así de largo, a veces me cuesta decidir por dónde cortar y decido dejarlo hasta que me encuentro que he escrito un sermón mayor que Moby Dick (y eso ya son palabras mayores). Un desastre. Bueno, digo yo que si Mateo quiere arreglar las cosas con Luisita, cuanto antes mejor. ¿Cómo lo vamos a hacer? Mateo ahora se va a trabajar y Luisita está en clase, así que lo tendremos que dejar para la tarde. Anda, pero si por la tarde teníamos que completar nuestra segunda misión: el cómic de Jesús.

7Where stories live. Discover now