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Toca párrafo filosófico y de reflexión, perdón por las molestias, esta vez voy a intentar al menos dividirlo. Finalizada la primera sesión ya podemos empezar a sacar conclusiones. Benigna ha tenido alguna salida de las suyas pero luego la cosa se ha puesto un poco más seria porque esta primera sesión era una toma de contacto para contextualizar la situación a la que nos enfrentamos. Una hora de sesión da para lo que da, algunos detalles ya los conocíamos pero hay otros de los que nos acabamos de enterar. ¿Lo más destacable? En lo que a hechos se refiere, yo diría que profundizar en lo que pasó con Devoción. Se mudó a Toledo obligada por su marido y allí conoció a Germán Arratia, un comisario que vivía en su calle y que no tardó mucho en darse cuenta del tipo de vida que llevaba Devoción al lado de Tomás. Estaba en una ciudad nueva en la que no conocía a nadie, aislada completamente y anulada, así que conocer a Germán para ella fue como encontrar un pequeño oasis en mitad del desierto, cuando ya pensaba que no había salvación posible. Su historia también se fue cocinando a fuego lento, con la presencia de Tomás no podían verse tanto como querían y cuando lo hacían era a escondidas. Germán fue cambiando poco a poco su forma de ver la vida, una vida que merecía la pena vivir. Y para vivir esa vida tenía que tomar una decisión que no era nada sencilla y que sabía que le traería muchas complicaciones pero de la que no se iba a arrepentir nunca. Cuando consiguió la tan ansiada separación, los dos se mudaron a Sevilla donde ya vivía su hijo Alfonso. Amelia por aquel entonces empezaba a hacer sus pinitos en el mundillo del espectáculo y no paraba quieta, aunque siempre encontraba unos días para pasarse por allí y recuperar algo de tiempo perdido. Devoción por fin estaba en paz y podía disfrutar de sus hijos y de su marido, un marido que esta vez sí que la quería y la cuidaba como se merecía.

¿Qué más podemos sacar en claro? Que Amelia no buscó a Luisita porque la sombra de Tomás era demasiado alargada y también por una mezcla de amor y miedo. Uno de los objetivos de la sesión era conocer un poco más a Amelia, indagar en esos miedos y en esas razones que ahora le dificultan dar el paso de contar todo. Quizá puedan parecer una tontería, al fin y al cabo hay muchas formas de afrontar un mismo problema y cada persona es un mundo, pero en este caso los hechos son estos. Amelia siempre fue una persona de guardarse las cosas, de sufrir en silencio con tal de conseguir un bien mayor y para ella ese bien mayor era la felicidad de su amiga. También hay que tener en cuenta que ella no supo nada de Luisita desde el momento en la plaza en el que se despidieron y luego las llamadas de los Gómez no obtuvieron respuesta. Recordemos que esto pasó en el año 2001, los móviles no eran como los de ahora. ¿Un Nokia o un Alcatel? Lo más moderno del mercado, aún no habían ni llegado esos que llevaban tapa. Lo normal es que solo los adultos lo tuvieran y si lo llegabas a pillar un rato era para jugar al juego de la serpiente porque poco más se podía hacer con ellos. ¿Internet? Un auténtico cuadro, ponte tú a entenderlo y lo más importante... a ver cómo te las apañabas para conectarte. No eran los 70, porque cuando encendías la radio sonaba "Prohibida" de Raúl y en la cartelera tenían "Moulin Rouge" (qué casualidad que ese año estrenaran la película que las ha acabado juntando 20 años después) pero en cuestiones de tecnología aún quedaba mucho por hacer. No sé si se habrá notado (sí se ha notado porque soy una descarada y no me escondo) pero yo voy metiendo referencias a la década de los 2000 porque fue una época maravillosa y nunca viene mal recordarla. Total, que Amelia no tenía forma de saber si Luisita se había enfadado con ella o no (y podía ser una posibilidad más que factible porque Luisita es muy de tomárselo todo a la tremenda). Encima pasaron muchas cosas en muy poco tiempo, tampoco era fácil asumir todo lo que le había ocurrido y más a esa edad. Demasiado lío y cada año que pasaba era peor. ¿Por qué? Porque esto es como cuando te mandan un mensaje y por cosas de la vida pasa una semana y aún no has contestado. Cada día que pasa te da más apuro responder porque ya se puede ver hasta feo y al final lo acabas dejando estar... pues imagina si en vez de una semana son 10 años. Llegó un momento en el que, como ha dicho la propia Amelia, no se veía con derecho de irrumpir de nuevo en su vida porque sentía que ya no era más que un recuerdo lejano. Y si lo piensas, lo normal aquí sería que Luisita hubiera seguido con su vida y ya está. ¿Cómo se iba a imaginar Amelia que Luisita se había dado cuenta después de que también sentía algo por ella y que eso era tan fuerte como para que 20 años después siguiera teniendo la esperanza de que algún día apareciera? Esto para ellas no es un fanfic, es la vida real, y estas cosas no suelen pasar.

7Where stories live. Discover now