43 (forty-three)

598 79 0
                                    

- No me dirás que no es raro.

Es raro, Mateo, es raro.

- Sí es... ¿tú crees que saben que es amigo de Amelia? ¿pero cómo?

- No sé, pero es una posibilidad.

- Vamos a salir de dudas. Me acerco así disimuladamente a ellos e intento escuchar la conversación.

- Y si ves que cambian de tema de repente es porque ocultan algo.

Plan sin fisuras. Miguel está de espaldas así que Luisita va a la mesa con la excusa de coger algo y pega la oreja.

- A mí me encantaría probar, así que tú piénsatelo y si te apetece pues me lo dices y quedamos – dice Miguel. – Tú que eres el que más experiencia tiene.

- Sí, claro, no hay problema. Cuando tenga un hueco lo hacemos – contesta Sebastián. – Tú mientras ve preparándote.

Chicos, que esto parece otra cosa.

- Yo aprendo rápido.

- ¿Sí? Pues eso tendrás que demostrarlo – dice divertido poniéndole la mano en el hombro.

- Ya verás como te sorprendo.

Eh... ¿perdón?

Luisita vuelve hasta donde está Mateo con cara de circunstancia, sin entender absolutamente nada.

- ¿Qué? ¿Estaban hablando de vosotras?

- No, de nosotras precisamente no.

- ¿Entonces? ¿A qué viene esa cara?

Sebastián deja a Miguel hablando con su padre (Antonio) y se acerca a ellos.

- Hola, Luisita, no te había visto.

- Hola – fuerza una sonrisa. – Sí, es que estaba en la cocina preparando cosas.

- ¿Todo bien?

- Sí, sí, genial. Bueno, voy a ver si me necesitan para algo más.

Se va pitando para la cocina otra vez a ayudar a Lola.

- ¿Tú sabes qué le pasa? – pregunta extrañado.

- Ni idea – se encoge de hombros.

- Oye, qué majo Miguel. Me ha dicho de quedar un día para echar un boxeo.

Ah, claro... boxeo. No pensaríais que estaban ligando.

- ¿De eso habéis estado hablando tanto rato?

- Sí, es que resulta que va al mismo gimnasio al que vamos Amelia y yo.

- No me digas más, habéis compartido rutinas de ejercicios.

- Pues sí – ríe. – Y nos hemos dado los teléfonos.

La operación luimelia es demasiado confidencial como para hablar de ella ahí en medio del bar. Para empezar, ni ellos mismos sabían que Sebastián iba a acudir a esa comida (esto ha sido una sorpresa mía) así que mucho tiempo de preparar una estrategia no han tenido. Improvisación. En cuanto Miguel le ha reconocido ha ido a contárselo a Leonor y a María, como buen compañero, y después ha actuado un poco por su cuenta. Ha optado por la de ganarse su confianza y teniendo en común lo del gimnasio pues había que usarlo. Ahora que tiene el teléfono de Sebastián, será más fácil sacarle el tema y más discreto sobre todo que es lo que nos interesa (bueno, a ellos, me refiero). Lo importante es no levantar sospechas y sí, Luisita se ha quedado un poco descolocada al escuchar lo que decían (aunque sabe que Miguel ni es gay ni es bi) pero en cuanto Mateo le cuente lo del boxeo no tendrían por qué pensar que ahí se está maquinando un plan. ¿María podría ser un poquitín más discreta? Sí, pero bueno, se lo perdonamos.

7Donde viven las historias. Descúbrelo ahora