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— Hola — dice Amelia, tímida.

— Hola — la recibe Luisita con una sonrisa. — Pasa, no te quedes ahí.

— He traído tarta de queso, como dijiste que te gustaba...

Muy bien, si una cosa funciona pues para qué cambiarla.

— Gracias — agarra la bolsa para que pueda quitarse el abrigo.

— ¿Qué es eso que huele tan bien?

— Lubina al horno.

— ¿En serio? Me encanta.

— Ya, puede que me lo hayan chivado.

Vaya, vaya...

— ¿Quién?

— Le dije a Mateo que le preguntara a Sebas para asegurarme. ¿Quieres vino?

— ¿Eh? S-sí, vale.

— Pasa si quieres al salón mientras lo traigo todo.

— ¿No quieres que te ayude? No me importa.

— No, no, aquí tú eres la invitada. — dice tajante. — Bastante tuviste que aguantar el otro día a mis sobrinas.

— No fue nada, de verdad.

— Da igual, tú no te preocupes que no tardo.

Amelia entra en el salón porque cualquiera le lleva la contraria, ya conoce un poco de lo que es capaz con aquella bronca que le echó allá por el capítulo 9. De momento el estómago bien, se ha tomado una pastilla antes de venir así que esperamos que lo del otro día (la somatización) no vuelva a repetirse y nos estropee la cena.

— ¿Todo bien con eso que tenías que resolver? — pregunta Luisita, dejando la bandeja en el centro de la mesa.

— Sí, era una tontería en realidad. Papeleo, ya sabes.

— Me alegro entones. — saca un par de copas del armario y le da una. — Voy a por el vino.

Amelia asiente y suelta un suspiro al verla salir. La cena se va a hacer larga.

— ¿Y tú? ¿Cómo estás? Me dejaste un poco preocupada anoche.

— Mejor, también fue una tontería.

— Bueno...

Descorcha la botella y llena las copas.

— Me he dado cuenta de que no merece la pena quedarse estancada en el pasado, lo importante es el presente.

— Ya, tienes razón. — dice intentando disimular lo que esas palabras le han provocado.

— Por el presente — levanta la copa.

— Por el presente — brinda con ella.

— Y por nosotras — y se lo bebe todo de un trago.

Cuidado con pasarse con el vino...

La cena sigue su curso sin mayores sobresaltos, hasta que...

— ¿Te apetece ver una película luego?

Y que se quede a dormir también, ¿no?

— Tampoco quiero entretenerte mucho que supongo que tendrás clase y -

— Qué va, a las malas Marina me pasa los apuntes.

Que ven una película y punto, se acabó.

— Pues... sí, vale. — sonríe.

— ¿Mañana tienes que madrugar?

— No, no, tengo ensayo por la tarde y luego la función.

— Genial entonces. — sonríe también. — De momento va bien, ¿no? Las veces que he ido el teatro estaba lleno.

7Where stories live. Discover now