21 (twenty-one)

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¿Por dónde lo habíamos dejado? Ah, sí, cuando Ciriaco le cuenta a su hermana que Rafa le ha dicho que sí, Luisita lo celebra con Marina, y Sebastián y Amelia reaccionan como si supieran de qué va la cosa (porque lo saben).

- ¡Amelia! Que lo hemos conseguido – dice Sebastián abrazándola.

- No entiendo nada, ¿qué habéis conseguido? – pregunta Luisita confusa.

A ver, en realidad no pasa nada porque se lo cuenten. De todas las formas que tiene Luisita de enterarse de que Amelia es Amelia (valga la redundancia) ya os aseguro que esta es la más improbable. ¿Por qué tendría que contar Rafa algo íntimo de Amelia así porque sí? Es un chico muy discreto, hay que confiar en él. Entonces, ¿para qué he hecho eso si no va a servir para nada? Vaya mierda, ¿no? Bueno... habrá ocasiones en las que mis líos sirvan para algo más que echarnos unas risas (y molestar un poco a Amelia) y otras en las que no. Suele pasar. No toda la información tiene por qué ser relevante para el desarrollo de la historia, la vida da muchas vueltas y las historias también. Quizá nada de lo que hago sirva para nada porque Amelia confesará todo en el capítulo 30 por voluntad propia y punto. ¿Spoiler? Quién sabe. Bueno, volviendo al tema...

- Pues... que estuvimos aconsejando a Rafa ayer para que se lanzara con un chico que le gusta – dice Amelia.

- ¿QUÉ? – exclama Luisita - ¿Y de qué conocéis vosotros a Rafa?

- Resulta que es el primo de mi novio – aclara Sebastián.

- ¿Mateo?

¿Cómo sabe su nombre? Bueno, si hacemos memoria, aquella noche en el King's, capítulo 12...

- Tranquila, los he visto peores – le da el cambio - ¿Mañana a las dos te parece bien?

- Ameliaaa – se escucha a Sebastián de fondo - ¿vas a dormir conmigo esta noche? Que Mateo me ha dejado tirado.

- Sí, ¿le conoces?

- Sí... fuimos juntos al instituto. ¿Cómo le va?

¿Cómooooooooooooooooooooooooo? ¿Que lo del King's era para despistar?

-Bien, con sus cosas de arquitectura.

- Como siempre, se pasa el día trabajando, ¿verdad? – suelta sin pensar.

Un momento, un momento. Para, para. Vale que se conozcan de coincidir en el instituto, pero... ¿por qué habla como si le conociera de algo más que cruzarse en los pasillos de camino a clase de plástica? Ah, que tenemos flashback. Pues adelante con él. 

- Buenos días – le recibió con un beso en la mejilla. - ¿Qué te trae por aquí?

- Pues que quería ver cómo está mi amiga del alma, ¿no puedo?

- Claro que sí, es que...

- ¡Luisita! – se escuchó una voz desde la habitación - ¿Vienes?

- ¿Otra más? – dijo Mateo algo molesto.

- Un momento, que le digo que se vaya. ¿Quieres algo para desayunar?

- Oye, que si quieres me voy, eh. No te vaya a estropear la conquista.

- Que no, no tardo nada. Tú ve sentándote.

Luisita salió un rato después de la habitación con una chica y se despidió de ella con un beso.

- ¿Me llamarás? – preguntó la chica.

- Claro – le sonrió. – Hasta la próxima.

- Adiós, guapa. – y cerró la puerta.

7Donde viven las historias. Descúbrelo ahora