59 (fifty-nine)

449 39 3
                                    


Nos vamos acercando peligrosamente al objetivo principal de este fanfic. No, el de venderle los derechos a alguna plataforma famosa para que hagan una serie y forrarme no.

Bueno, a ver, así en confianza... algo hay. Lo que pasa es que ya sabéis cómo son en este mundillo con la confidencialidad y todo ese rollo. Yo intenté convencerles de que no se iba a filtrar nada, de verdad, les dije que este fanfic realmente lo leen cuatro gatos y que uno de ellos es mi abuela pero nada, no coló. De todas formas yo en cuanto me dejen os comento las novedades, de hecho ya estoy buscando actrices... es más, es que se va a estrenar la semana que viene en –

*ruido extraño que no se distingue muy bien*

Aquí no ha pasado absolutamente nada, soy yo, vuestra querida (y odiada a partes iguales) narradora de siempre. Y ahora vamos a seguir con este fanfic que se centra en la historia de dos mujeres que se quieren como amigas y que están peleando por el amor de un jovenzuelo aspirante a policía que es aficionado a la caza y va todos los domingos a misa. Mucha fuerza a la comunidad hetero en su lucha por la visibilidad, por supuesto.

Va, ahora en serio. Yo entiendo que cuesta confiar en mi palabra. Si estuviera en vuestro lugar me pasaría lo mismo, pero por pura estadística queda menos para que se líen estas dos que cuando íbamos por el capítulo 1. Las cosas como son. ¿Sabéis a qué me recuerda esta situación? Al cuento aquel en el que un pastor dijo tanto que venía el lobo (siendo mentira) que cuando vino de verdad no le creyeron. Un poco turbio para ser un cuento para niños, ¿no? Bueno, en este caso el lobo es el lesbianismo que es un pozo en el que entras y ya no sales pero que no te deja como Ramsay el de Juego de tronos, es un avance.

Total, que un día abriréis el capítulo esperando otro rollo de los míos, sin saber realmente por qué seguís haciéndolo (yo tampoco lo sé)... y os encontraréis de frente con el clásico factor sorpresa. A ver, en realidad ya he dado alguna pista de cuándo puede empezar a animarse el cotarro porque en el 57 dejé caer algo de que quedaban unos tres capítulos. ¿Para qué exactamente? ¿Para que venga la policía a detenerme por escribir este despropósito? Me lo merecería, no os lo niego, pero si me habéis denunciado retiradla al menos hasta después de verano que es cuando podré ponerme a escribir a tope. Habrá que esperar al siguiente capítulo para comprobar si esta vez digo la verdad o si sigo dando largas porque no tengo ningún tipo de vergüenza ni la he conocido nunca. Quién sabe...

— ¿Entonces con Marta todo bien?

— Sí, la verdad es que nos estamos entendiendo de maravilla.

— Me alegro mucho por vosotras.

Yo también, que son más majas que las pesetas.

— Gracias — sonríe.

— Marta es muy buena chica, habéis tenido suerte de coincidir.

— Pues sí... a ver, que no es que me alegre del accidente que tuvo tu compañera pero...

Descansa en paz, Nieves.

No está muerta, está tirada en el sofá haciendo maratón de Amar en tiempos revueltos pero una vez que entras ahí ya no sales hasta 2030.

— Ya, ya, entiendo lo que quieres decir — ríe.

— ¿No dicen que no hay mal que por bien no venga?

— Sí, supongo que sí. — dice pensativa.

— ¿Y tú como andas?

Mejor que Nieves que está coja.

— Bien, no sé, como siempre.

— Por lo que ha llegado a mis oídos vienes de tomarte unos días libres.

7Where stories live. Discover now