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- Muchas gracias por este rato, me hacía falta distraerme.

- Yo encantadísima de pasar tiempo con alguien tan interesante y talentosa como tú.

- Anda... - dice tímida - que no paras de ponerme por las nubes y soy de lo más normal.

Discrepo.

- Qué va, al contrario - convencidísima - de verdad que no tengo necesidad de mentir. - Amelia le sonríe. - Y tranquila que no voy a contar absolutamente nada a nadie de lo que ha pasado en la consulta.

- Gracias.

- Ya verás como se acaba solucionando, tu amiga tiene mucha suerte de que la quieras tanto.

- Ojalá... bueno, - se levanta. - me tengo que ir al teatro que me toca ensayo.

- Sí, sí, no te quito más tiempo.

- No me lo quitas, me quedaría más tiempo contigo pero el trabajo es el trabajo. Cuando podamos las dos, quedamos otra vez y me sigues contando esas anécdotas tan graciosas de tu madre.

- Por supuesto - contesta sonriente y se dan dos besos. - Hasta la próxima.

- Hasta la próxima.

Amelia se aleja camino al teatro ya de mejor ánimo después de la sesión con Benigna y sobre todo después de haber conocido a Virginia, que le ha parecido simpatiquísima y muy buena persona (lo es). Empieza a darle vueltas a lo que le ha dicho Benigna sobre tomar distancia... y lo cierto es que desde que ha llegado a Madrid, prácticamente ha ido a mínimo una sorpresa por día y no estaría de más bajar un poco el ritmo (que sea posible ya es otra cosa). Cuando llega tiene una conversación con la directora de la obra y le consulta si puede darle unos días libres, aunque sea hasta el viernes que toca función. Teniendo en cuenta el favor que le hizo tras la baja de Nieves, yo creo que se los merece.

- A ti te estaba buscando yo.

- Y yo a ti.

- Pues tú primero.

- Nada, que he estado hablando con la directora para ver si me daba libre hasta el viernes pero me ha dicho que depende de cómo lleves la coreo.

- Ah, yo la llevo bien, por eso no te preocupes. Puedes irte sin problema.

- ¿Seguro?

- Que sí, ya sabes que yo aprendo rápido. Con que repasemos hoy ya es suficiente.

Amelia suspira aliviada.

- Pues gracias, porque me va a venir bien alejarme un poco de todo esto.

- ¿Por Luisita dices?

- Sí... y ya de paso aprovecho para hacerle una visita a mi familia, que desde que volví de Londres no les he visto.

- Ya... ¿les saludarás de mi parte? - dice dudosa.

- Claro. ¿Tú qué querías?

- Enseñarte el informe de mi padre, como ayer dije que te lo traería - le ofrece el papel que lleva en la mano.

Amelia sonríe ligeramente y la mira.

- Déjalo, no me hace falta.

- ¿Cómo que no?

- Si Natalia dice que lo vio, me fio de vosotras.

- ¿En serio?

- Que sí - ríe al verle la cara.

- Amelia...

- Me puedes dar un abrazo, que te estoy leyendo el pensamiento. - dice divertida y Marta se lanza a por ella.

7Where stories live. Discover now