12 (twelve)

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Vaya, vaya... así que han quedado para comer. ¿Una cita? Bueno, según ellas no. Digamos que es una comida amistosa, porque ahora son amigas... por segunda vez. Aunque, ¿alguna vez han dejado de serlo? Vale que ha pasado mucho tiempo... pero ya hemos podido comprobar que no se han olvidado la una de la otra. Lo llamaremos amistad por el momento, aunque yo noto a Amelia un poco acelerada y Luisita... es cuestión de tiempo. Supongamos entonces que esto no es una cita y la rubia lo ha propuesto exclusivamente para compensar el mal rato de la bronca monumental del otro día... supongamos, aunque sí que lo es. Que no nos engañen. ¿Qué pasó después de ese apretón de manos? Pues no lo pensaba contar, pero si insistís...

- Yo tendría que salir ya, que he dejado a Rocío sola con todas las mesas.

- S-sí, claro, yo también tengo que volver... que me estarán echando en falta – dice algo tímida, llevándose la mano a la nuca – Hasta mañana, entonces.

-Bueno... en realidad ahora cuando salgamos nos vamos a seguir viendo. No sé si me entiendes. – dice riendo ligeramente.

- Y-ya, sí, tienes razón.

- A no ser que te vayas a ir ya. – la mira.

Si hubiera un médico en la sala, nos podría confirmar que Amelia está al borde de una taquicardia. Y eso que Luisita ha dicho eso con toda la normalidad del mundo, sin ninguna doble intención, no estamos en esa fase todavía.

- No, no... me quedaré un rato más. – traga saliva.

- ¿Pasa algo? – dice Luisita extrañada.

- ¿Eh? Que va, ¿por qué lo dices?

No sé, Amelia, porque disimulas fatal. Por ejemplo.

- Porque estás sudando.

- El alcohol, siempre me pasa lo mismo. – responde nerviosa, intentando salir del paso.

- Ya... pues te diría de salir a la puerta a tomar el aire, pero...

- No hace falta, que Rocío te estará esperando. – interrumpe.

- Eso, y que si sales a lo mejor pillas una pulmonía.

- Ya, si esto se me pasa, tú no te preocupes. De verdad.

- ¿Seguro? – pregunta poniéndole la mano en la frente – yo creo que tienes fiebre.

No sé yo si es precisamente fiebre.

- ¿Qué? – se pone la mano en la frente también – no, no, estoy normal.

- Tú misma no te puedes tomar la temperatura – se ríe.

- En serio, que no me pasa nada.

Bueno... algo sí que te pasa.

- ¿Siempre eres así de cabezota? – pregunta divertida.

- ¿Cabezota yo? Mira quién vino a hablar. – Luisita frunce el ceño – Quiero decir... por lo del otro día, que te costó entrar en razón.

- Supongo que me he ganado la fama a pulso.

De pronto una chica entra al baño, porque esto sigue siendo un baño público y puede entrar cualquiera. Antes no ha interrumpido nadie (convenientemente) pero ahora... yo veo que Amelia lo está pasando un poco mal, así que voy a ayudarla. A ella y a Rocío, que la pobre sigue solísima. Toca salir y que sigan con lo que estaban haciendo. Si es que se pueden concentrar, que todo esto ha sido bastante intenso. Al menos a mí me lo ha parecido.

- Ya salen, ya salen.

- Han tardado mucho, ¿no? ¿Creéis que se han liado?

- Qué va, si hubiera pasado, Luisita no habría podido salir por su propio pie. – suelta Natalia.

7Where stories live. Discover now