30 (thirty)

766 79 43
                                    

30 capítulos ya... se dice pronto pero hay que tener el valor suficiente como para haber leído hasta aquí así que felicidades, ya solo te quedan otros 270 (no por Dios). Hoy estamos de estreno (en realidad se estrenó hace dos semanas pero bueno) y como estamos de estreno es normal que las expectativas estén altas. Esto es algo que no me viene muy bien pero aquí eso da igual, la culpa es mía por crear expectación y hacer esperar a la gente 16 capítulos así que ahora me aguanto y a escribir que para eso me pagan. Ah, que no me pagan... bueno, da igual (a ver, no da igual pero qué le hago). En fin, ¿qué nos depara este capítulo? Pues nos podemos esperar cualquier cosa. En el capítulo 21 me vine arríbisima y puse que Quizá nada de lo que hago sirva para nada porque Amelia confesará todo en el capítulo 30 por voluntad propia y punto. ¿Spoiler? Quién sabe. ¿Por qué el 30? Pues sinceramente ni idea y además es un poco ambiguo porque tampoco especifico a quién se lo va a confesar, ¿no? Esto en el caso de que vaya a confesar algo, que siento decepcionarte pero me parece a mí que como no vaya a misa (y no veo yo a Amelia muy creyente, por lo que sea). Pero oye, hasta el final del capítulo todo puede pasar, nunca se sabe. Si por saber, no sé ni qué voy a poner en esta frase y por eso la estoy alargando hablando absolutamente de nada porque podrías habértela saltado y tu vida no habría cambiado lo más mínimo. Ya la has leído, lo siento. Pasamos a la acción mejor y que hablen los personajes. Luisita abre la puerta de casa y...

- ¿Qué haces aquí?

- ¿Qué pasa? ¿Que ahora tengo que pedir cita para ver a mi hermana? – pregunta María entrando.

- No, pero no te esperaba y...

- ¿Y todo esto? – echa un vistazo rápido – Tienes la casa hecha una leonera, ya podrías recoger un poco, tía.

- Imbécil – dice molesta – que estaba sacando lo que tengo en el armario para ver qué me pongo esta noche.

- Ya... es que te tienes que poner guapísima para la ocasión, claro.

Luisita está tan estresada que ni se para a pensar en que va con segundas.

- Ya que estás aquí, dame tu opinión y haces algo útil.

- Oye – la empuja – a ver, yo a ese pijama le doy un 3. Si me dices que era de Ciriaco de cuando tenía 10 años me lo creo.

- Ni se te ocurra meterte con mi pijama que es de Toy story y bien cómodo que es.

- Un poco mayor para seguir comprándote cosas de Toy story, ¿no?

- En absoluto – dice indignada.

- En fin... después de lo del año pasado yo con este tema de ti me espero cualquier cosa.

- ¿Por qué lo dices?

- Cuatro – exclama – cuatro veces que fuiste a ver la película al cine.

- Y porque no pude ir más.

- Y en todas lloraste como una magdalena.

- ¿Cómo lo sabes?

- Pues porque usaste a tus sobrinas de excusa para no sentirte mal yendo tu sola entre tanto crío.

- María, me encantaría explicarte más detalladamente lo que pienso de ese final que por eso lloré y que me parece denunciable que no piensen sacar una quinta pero tengo que decidir el outfit para esta noche y voy a ir a cambiarme. – agarra un vestido y se mete a la habitación.

Lo de Toy story... suscribo sus palabras. Pixar y Disney que me paguen un año de consultas con Benigna.

- Si no puedo ni sentarme... - suspira y aparta un par de prendas para poder sentarse en el sofá.

7Où les histoires vivent. Découvrez maintenant