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"Hola querida, me encantaría tenerte como mi sugar baby Responde si estás interesada ".
"¿Cuáles son los términos?"
"¿Podemos vernos esta noche? Podemos discutir los términos durante la cena. Daddy también te compensará por tu tiempo;) "
Arrugaste la nariz con disgusto. ¿Este hombre todavía era un extraño para ti y ya se llamaba a sí mismo tu papi? . Recostándote en la cama, soltaste un suspiro. Durante los últimos días habías estado hablando con los hombres con los que te encontrabas a través de una aplicación de citas llamada Sugar. Es un lugar donde encuentras hombres ricos que ofrecen apoyo financiero a cambio de compañía y, a veces, relaciones, ya sea sexuales o románticas. Necesitabas desesperadamente el dinero para pagar sus facturas. Entrar en una universidad de artes escénicas no era barato y sabías que no estabas en ningún lugar para ser selectivo, pero ninguno de este hombre te atraía como lo hizo el señor Byun.
Conociste al Sr. Byun a través del mismo sitio de citas. Aún no había revelado su nombre completo, pero en su perfil se vio que era diez años mayor que tu. En su primera reunión, tuvo que acortar la cita para atender un asunto urgente. Esa fue la última vez que lo viste. A pesar de que dijo que se mantendría en contacto, no has recibido un mensaje de texto o una llamada de él en absoluto.
Decir que estabas decepcionada era quedarse corto, porque estabas tan locamente enamorada de él que era todo en lo que podías pensar. Aparte de eso, era raro encontrar un sugar daddy que fuera rico y guapo como el señor Byun. La mayoría de los hombres con los que hablaste eran demasiado mayores para tu gusto y nunca querrías acostarte con ellos.
Pero el señor Byun, Dios ... puede que solo tengas dieciocho años y tenga una pequeña experiencia con hombres, pero con todas las cosas traviesas que fantaseabas que él te hacía...
Tus pensamientos fueron interrumpidos cuando el teléfono vibró en tus manos. Lo levantaste hasta el nivel de tus ojos.
Hola, estoy de vuelta en la ciudad. ¿Estas libre para reunirnos?
Te quedaste erguida en la cama, mirando el mensaje de texto que no creías haber recibido. Se formó una sonrisa y tu ritmo cardíaco se aceleró de emoción. Rápidamente, desbloqueaste tu teléfono y tocaste la barra de mensajes que te llevó a la sala de chat. Te quedaste mirando el texto por un momento antes de empezar a escribir
"Hola, señor Byun, ¡sí estoy libre! ¿Dónde deberíamos encontrarnos?" Tan rápido que tuviste que hacer una pausa para recordar que no debes sonar demasiado desesperada.
Sacudiendo la cabeza, borrando el texto que habías escrito y lo reemplazaste con, 'Hola Sr. Byun, sí, tengo el día libre'.Tu estómago dio un pequeño vuelco cuando enviaste el mensaje, y el tirón se intensificó cuando el Sr. Byun estaba escribiendo su respuesta. Su mensaje de texto llegó medio minuto después.
