𝓚𝓲𝓷𝓴 𝓦𝓮𝓮𝓴

840 29 0
                                    

Lee Jeno

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Lee Jeno

"Deberías parpadear, nena"

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

"Deberías parpadear, nena".

Su voz profunda y tranquilizadora fue suficiente para sacarte de tu ensueño, repentinamente hiperconsciente de tu entorno y, bueno, de tus ojos que estaban fijos en sus manos.

Lee Jeno era tu compañero de cuarto, y era normal que ustedes se sentarán y charlaran, o se hicieran compañía de vez en cuando, pero nunca te había invitado a sentarte junto a él para hacer qué, ¿verlo jugar videojuegos?

La oferta fue dulce, considerando que estabas muy aburrida y no tenías nada mejor que hacer en ese momento, sin embargo, toda tu perspectiva con respecto a la situación cambió cuando te diste cuenta de que estarías viendo a Jeno mover sus dedos en el teclado para matar a sus los enemigos.

Ahora bien, la idea de mirar las manos de alguien debe sonar espeluznante en sí misma, sin embargo, no eras culpable ni debías ser culpada por mirar fijamente cuando Jeno tenía dedos tan largos y delgados. Te quedaste sin palabras cuando te encontraste por primera vez con dicho hombre con una camiseta sin mangas y sus músculos prominentes, que también fue el día en que te diste cuenta de lo fuerte que es. Ese mismo día, te ayudó a llevar la compra al interior del apartamento; las venas de sus brazos más prominentes que nunca.

Darte cuenta del hecho de que tenía manos bonitas sólo animó a tu mente a dejarse llevar por los pensamientos más lascivos de que él tenía los dedos enterrados profundamente en tu sexo. Te hizo preguntarte cuán celestial se sentiría si te dejara chupar sus dedos, si te pellizcara los pezones por ser traviesa y mirarlo fijamente, si envolviera sus dedos alrededor de tu cuello en un apretón suave.

Jeno no puede mentir, había notado tu mirada en sus manos varias veces, sin embargo, nunca se había molestado en señalarlo antes, hasta hoy, principalmente porque encontró lindo cómo te habías distraído por completo mientras tus ojos todavía estaban en el teclado.

Entraste en pánico, preguntándote si él pensaba que estabas loca por mirarlo, pero solo lo encontraste sonriéndote con una mirada gentil, sus dedos acariciando tu mejilla, los latidos de tu corazón se aceleraron al sentir las suaves yemas de sus pulgares en tu piel.

"Te gustan, ¿eh?" Preguntó, con voz profunda y suave.

Te encontraste tragando saliva y diciendo que no sin pensar para evitar más vergüenza, a lo que él se rió entre dientes: "¿De verdad?"

"Solo", no pretendías que saliera como un gemido, pero lo hizo, especialmente cuando su pulgar rozó tu labio, tu boca se abrió por sí sola, con la mente ya confusa.

Él solo te acercó sin esfuerzo, haciéndote sentar en su regazo con un grito ahogado, sujetándote la cintura y continuando con sus acciones. No pudiste evitarlo, no cuando sus dedos descansaban sobre tus labios, así que simplemente abriste más la boca, tu lengua se deslizó por su piel antes de comenzar a chuparlos.

Él te miró hipnotizado. En primer lugar, porque no esperaba que su compañera de cuarto estuviera interesada en él. En segundo lugar, porque te veías tan hermosa con solo chuparle los dedos y tus labios brillando con saliva.

"Qué jodidamente bonita", murmuró en voz baja, con la otra mano separando tus piernas, masajeando la parte interna de tus muslos, lo cual era conveniente para él ya que estabas usado una falda.

El frío metal de sus anillos contrastaba el calor de tu piel, y dejaste de intentar ocultar tus gemidos cuando él comenzó a frotar sobre las bragas, dejando tu boca libre para escuchar tus lindos ruidos mientras escondías tu cara en su cuello.

"¿Aún te gusta, cariño?" Susurró, tomando tu mejilla con su mano libre para que lo miraras.

"Sí", exhalaste, "Realmente lo hago" Confirmaste, haciéndolo tirar de ti en un dulce beso, tus rodillas débiles por la facilidad con la que se deshizo de tus bragas antes de llenarte con sus dedos, tu espalda arqueándose con el estiramiento repentino.

"Eso es todo, cariño. Lo estás tomando tan bien"– elogió, presionando besos de mariposa por todo tu cuello, mientras te agarrabas a su brazo para apoyarte, retorciéndose y temblando por lo bien que te hacía sentir, empujando sus dedos y acelerando abruptamente el ritmo. cuando comenzaste a girar tus caderas para encontrar sus dos dedos, apretando incontrolablemente mientras lo hacías.

"Shh, cariño. Cálmate", susurró, picoteando el costado de tu labio cuando sintió que respirabas con dificultad, "respira hondo, ¿sí?" Te besó por toda la cara.

Se sentía demasiado bien, el placer puro que endurecía tus pezones, una lágrima que se escapaba de tus ojos, que él besaba, envolviendo tus brazos alrededor de ti para apretar y acariciar tus pechos, las venas visibles en sus manos mientras lo hacía.

"Adelante. Haz un desastre en mis dedos", te sostuvo suavemente, ayudándote a alcanzar el clímax, acariciando tus pliegues suavemente, empujando los dedos mojados en tu boca para limpiarlos, "esa es mi chica buena", susurró, abrazándote cerca de él lo que te hizo sonreír.

No podías creer que tu compañero de cuarto te diera el mejor orgasmo de la vida y te elogiara durante todo el proceso.

Todo lo que sabías era que no querías que esto terminara, y Jeno tampoco porque pronto, él te levantó y te ayudó a subir a la cama, levantándose la camiseta y quitándosela antes de ponerse encima de ti con una sonrisa, "¿estás lista?"

Iba a ser una noche larga.

ONE SHOTS IIWhere stories live. Discover now