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No podrías estar más agradecida de que el grupo de amigos de tu novio fuera tan tranquilo, amable y divertido que hiciste clic al instante; como Sungjin hablaba tan bien de ellos, realmente querías poder establecer una buena conexión con ellos.
Sungjin también se alegró, lo que resultó en que tú los acompañaras en la mayoría de sus salidas y almuerzos; ahora eras más o menos uno de ellos. Y así fue como te encontraste acurrucado con Sungjin bajo una cálida manta, viendo una película de Disney con sus amigos tumbados en diferentes partes de su sala de estar.
Estabas en una posición jodidamente genial, no podías mentir. Eras dolorosamente consciente de lo agradable que se sentía el cuerpo de Sungjin contra ti, de cómo sus grandes manos te sostenían cerca y te costaba todo no pedirles a sus amigos que por favor salieran porque no podias mantenerlo en tus pantalones.
Apenas te concentrabas en la película y Sungjin trazando círculos en tu hombro no ayudaba en absoluto. Para satisfacerte un poco, te inclinaste y lo besaste en la mandíbula, para llamar su atención. Él te miró con una sonrisa antes de besarte de lleno, y aprovechaste para acercarte a él, ajustando tu posición.
Discretamente movió sus manos hacia tu cabello, cuidando de no hacer ningún movimiento ruidoso u obvio. Estabas muy frustrada por lo poco que te estaba dando, aunque sabías que tampoco querrías pasar vergüenza delante de sus amigos. Pero se sintió tan decidido, como si supiera lo necesitado que estabas y se burlara de ti a propósito. Honestamente, no lo pasarías por alto.
En ese momento, todos se habían quedado dormidos: era la tercera película consecutiva y era media noche; probablemente estaban cansados por las actividades del día. Pero tu estabas completamente despierta.
"Sungjin", susurraste, mirándolo mientras tus labios se separaban de los suyos. Tu frente estaba apoyada contra la suya, su mano todavía sostenía ligeramente tu cabeza, haciéndote mirarlo.
"¿Qué bebé?" Pregunta, con un brillo en los ojos. Sabes que él sabe.
"Quiero que me beses bien", dijiste suavemente, apoyando tu cabeza en su hombro. Sus brazos te sostenían contra él y te estabas poniendo más nerviosa por la proximidad. Dios, era embriagador.
Los demás eran muy conscientes de que una habitación con poca luz, con grandes sofás y mantas voluminosas era una invitación lista para que ustedes dos jugaran, así que cuando eligieron sus lugares para ver la película, se aseguraron de mantener una distancia segura entre ambos. Tu y sungjin eran los únicos en el sofá mientras todos los demás dormían al menos a cinco pies de distancia era gracioso y vergonzoso.
