ONE SHOTS II

𝘋𝘗𝘙 𝘐𝘈𝘕

Era tarde cuando Christian entró por la puerta. Agotado, se quitó los zapatos y dejó caer sus maletas lo más silenciosamente posible.

Sabía que ya te habrías quedado dormida, incluso después de hacer todo lo posible por luchar contra tus ojos cansados, queriendo asegurarte de que él llegara a casa sano y salvo.  Ese solo pensamiento lo hizo sonreír a pesar de la protesta de su cuerpo al hacer algo que no tenía que hacer.  Hoy había sido un día largo y estaba agotado tanto física como mentalmente.

Ahogando un bostezo, Christian se trasladó más al interior del apartamento.  No necesitaba las luces para saber a dónde se dirigía; se había estado quedando en tú apartamento durante más de una semana y se había acostumbrado a las extrañas curvas cuando se trataba de maniobrar en la oscuridad.

Pasando una mano por su rostro, abrió el refrigerador e inmediatamente comenzó a brillar en azul gracias a la bombilla que iluminaba tanto a él como a las paredes de la cocina.  Sacó una botella de agua y las sobras que le habías etiquetado para que calentara en el microondas, puso el temporizador y dejó que se calentara, apoyándose en el banco mientras esperaba, ignorando el gorgoteo de su estómago vacío.

Vivir en tu apartamento esta última semana se había convertido en una parte natural de su rutina, tan natural que no sabía cómo manejaría tener que volver a su propio lugar una vez que las cosas en el estudio finalmente se calmaran.

Se había quedado contigo por conveniencia.  Una caminata de tres minutos en comparación con su habitual viaje de treinta minutos hasta la sede le había hecho la vida mucho más fácil cuando se trataba de su apretada agenda.  A pesar de eso, incluso él tenía que admitir que, aunque estar contigo era genial, extrañaba las pequeñas cosas de estar en su propio lugar, cosas en las que nunca antes había pensado mucho, como el constante tarareo de Dabin y el golpeteo de las patas en el suelo.

No le tomó mucho tiempo terminar su comida, prácticamente inhalando la lasaña tan pronto como terminó de calentarse, y limpiando de cualquier desorden en minutos, con prisa por ducharse y dormir, sabiendo que mañana sería otro día difícil en el estudio.

Dando pasos suaves hacia el dormitorio, abrió la puerta entreabierta y la cerró detrás de él.  El suave resplandor de la lámpara de ambiente iluminó la habitación lo suficiente como para que él te viera profundamente dormida, acurrucada en una bola debajo del edredón, rodeada por una montaña de almohadas.

Tuvo suerte, sabía que lo era.  Había tanto en él que estabas dispuesta a aceptar y soportar.  Las altas horas de la noche, las horas erráticas que trabajaba, los estados de ánimo en los que se ponía cuando algo no iba del todo bien.  No podía creer que ya hubiera pasado un año contigo.

Ahora parado frente ti, Christian se inclinó y besó tu mejilla levemente, "잘자, 자기야,"*

No te moviste, sin embargo, el movimiento debajo de la manta lo hizo observar con curiosidad antes de que sus ojos se abrieran cuando un par de orejas familiares surgieron de debajo de la manta, animadas por el sonido de su voz.

--"¿Lori?"susurró sorprendido mientras su mascota meneaba la cola.  Pegado a su collar había una pequeña etiqueta de regalo que él leyó mientras la acurrucaba en sus brazos.

Sé que probablemente la extrañaste desde que estás aquí conmigo, así que pensé que ella también podría venir a quedarse.

Psdt:  No dejes que la recepción la vea cuando la saques.  El complejo tiene una estricta política de no animales y tuve que esconderla en una bolsa para meterla. Es una infiltrada.

El gesto hizo que su corazón doliera con aprecio y una abrumadora cantidad de amor.  Era curioso cómo podía estar cansado en un momento y luego listo para darte el mundo al siguiente.  No sabía cómo lo hacías, sabiendo lo que quería antes incluso de que él lo supiera, pero esto había confirmado sus sospechas.

Iba a tener que casarse contigo.  Ahora no había otra opción.

Christian se subió a la cama poco después de ducharse.  El movimiento te sacó de tu sueño y preguntaste con cansancio: "¿Cómo te fue?"

"Mm", murmuró mientras te tomaba en sus brazos, sus labios descansando contra tu frente mientras tarareabas, satisfecho.

"¿Lori?'', Murmuras a modo de pregunta, como si le preguntaras si ya la había visto.

"Ella está aquí", murmuró, sus ojos mirando hacia Lori que se estaba acomodando entre el pequeño espacio entre sus cuerpos, "¿Cómo sabías que la extrañaba?"

"Porque te conozco", susurras cansinamente mientras él sonreía feliz, las luchas de los días olvidadas hace mucho tiempo mientras ambos se alejaban del mundo, las últimas palabras dichas esa noche fueron la mejor canción de cuna que jamás podría haber pedido.

buenas noches bebé*

Ya hacía falta un poco de khh por aquí