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Miraba la forma en la que bebía de aquel vaso con licor, no comprendía por qué estaba bebiendo a esa hora, apenas era medio día, se había dado cuenta que los hábitos de bebida de su rey, eran cada vez más preocupantes, pero como siempre tuvo que permanece callada, porque no le correspondía ir en contra de lo que el rey quería, o hacerle ver que algo que hacía estaba mal, no era quien para tomarse aquella atribución.

—¿Puedo preguntar algo? —dijo con inseguridad.

Namjoon elevó la mirada, observándola, aquel simple gesto llevó una oleada de sensaciones a su cuerpo, entre ellas el miedo, mordió su labio inferior esperando, hasta que después de unos momentos lo vio suspirar y asentir ligeramente.

—Puedes.

—Espero que mis palabras no le molesten mi señor, es sólo que hay algo que ha estado rondando por mi mente desde hace días.

—Siente la libertad de decirlo, Ailee.

—¿Por qué su alteza no está aquí? —preguntó directamente, porque era mejor que esperar.

—Veo que todas ustedes han desarrollado una repentina curiosidad sobre su alteza—soltó con una ceja alzada—. Pero, sucede algo gracioso con la curiosidad, a veces, podemos encontrar cosas con las que no estamos preparados para lidiar.

Ailee le observó con una ceja alzada. Las palabras dichas fueron como una sutil advertencia, no dijo nada, se quedó en silencio mirando como Namjoon sonreía con satisfacción, este se acomodó en la silla y suspiró sonoramente.

—¿Cuáles son los límites del amor que me tienes? —preguntó tomándola por sorpresa.

—¿Límites? —preguntó de vuelta consternada.

—Sí, ¿Cuánto me amas? Y sobre todo ¿Hasta dónde estás dispuesta a llagar por mi amor? ¿Cuál es el límite de tu amor?

—Yo...—boqueo, incapaz de responder coherente, porque nunca antes había pensado en eso, Namjoon era su primer amor, el primero hombre y de quien estaba enamorada—. No hay límite, yo lo amo de forma incondicional, moriría por usted mi señor, siempre, me tendrá a sus pies y jamás dejaré de decirle que lo amo como nunca he amado y como nunca llegaré a amar.

Namjoon rio por lo bajo, al tiempo que le miró con una ceja alzada, juzgando, podía sentir en su aura la oscuridad, lo que le hizo pensar que su respuesta no fue la adecuada, le puso nerviosa.

—Esa es la respuesta que todos esperan escuchar, pero no es más que una vil mentira, el amor tiene límites, no es incondicional y no soy el único amor que puedes tener, es así como todos mienten, yo no lo hago, ya no más—sonrío ladino—. No hay que ponernos máscaras con las que no podremos respirar, que no podremos usar permanentemente, ese es el problema, las promesas que no se cumplen, que traen recuerdos amargos de momentos felices, eso es herir, gravemente, no puedes pretender ser feliz, pero tampoco, hacer feliz a los demás a base de mentiras. Esa es la razón por la cual Kim SeokJin no está aquí, lo ame como no ame, y él me traicionó.

—Yo jamás lo traicionaría—dijo con un susurro sin dejar de mirarlo fijamente—. No lo haría, moriría antes de hacerle algún mal.

Namjoon sonrió. —Ven—hizo una seña con la mano para hacerla que se acercara. Ailee se levantó temerosa, su rey nunca había sido inhumano con ella, pero, sabía de la boca de las demás que a veces perdía la paciencia. Se acercó y Namjoon la tomó de la mano e hizo que se sentara en su regazo, acarició su mejilla con cariño—. Tus ojos son inocentes, no recuerdo la última vez que vi unos ojos así, son preciosos. Por eso sé, que serás quien más me haga sufrir.

—Yo—susurró al tiempo que negaba, Namjoon puso uno de sus dedos sobre sus labios.

—No, no digas nada, es mejor que no hablemos, dejémoslo en esto, en un momento que recordaremos para siempre, con tranquilidad o amargura.

El Rey Del Recuerdo *Namjin* Where stories live. Discover now