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SeokJin sudaba frío por el dolor apabullante que estaba sintiendo en su vientre bajo, era el momento de que su bebé llegará al mundo, pero él no estaba preparado, gritó levantándose de la cama, debía pedir ayuda, necesitaba que alguien le asistiera para que nada malo sucediera en el alumbramiento. Namjoon no estaba lo cual le dejaba aún más ansioso, pensaba lo peor porque estaba amaneciendo, las gotas de lluvia después de la tormenta aún golpeaban la ventana y eso sólo le dejaba una pregunta ¿A qué hora se había ido? Rogaba al cielo porque aún se encontrara bebiendo en el castillo, aunque dentro de él sabía que esa no era la respuesta que obtendría.

—¡Ayuda! —gritó fuertemente encorbándose por el dolor.

La puerta fue abierta de inmediato, llevó la vista a la entrada y sus ojos se abrieron llenos de alivió, Jackson llegó a su lado seguido de Hoseok quienes eran los encargados de custodiar la puerta de su habitación. 

Hoseok lo tomó de la cintura dejando de lado todo protocolo para llevarlo nuevamente a la cama. —Jackson trae al doctor de inmediato..

El castaño asintió corriendo a la salida, Hoseok lo iba a recostar pero SeokJin se negó, lo tomó de la mejilla haciendo que le mirara directo a los ojos. —Debes buscar a Namjoon, tienes que traerlo antes de que cometa una locura....está en el palacio de hierro.

El general entrecerró los ojos confundido. —¿Con su padre? no tiene sentido ¿De qué locura hablas?

—Encuentralo y tráelo aquí—suplico antes de gritar tomando con fuerza el hombro de Hoseok.  

—Lo haré, no te preocupes por favor, sólo concéntrate en traer bien a este bebé—dijo cerca de su oído antes de besar su sien justo como lo hacía cuando eran jóvenes y los entrenaba, para molestar a Namjoon.

Sintió como las personas entraban y los brazos de Hoseok eran reemplazados por los de Irene quien le ayudó a acostarse sobre algunas almohadas para quedar elevado, la partera y el doctor estaban presentes, miraba todo a su alrededor y al mismo tiempo cerraba los ojos, sudaba, pero el frío atacaba sus huesos, cada uno de sus músculos estaba contraído por el dolor, era aún peor que cuando Tzuyu llegó al mundo. Tomó las sábanas entre sus manos blanqueando sus nudillos por la fuerza descomunal empleada. 

El doctor abrió sus piernas para revisarlo. —No falta mucho su alteza—dijo con seguridad mirándolo—. Cuando venga la próxima tiene que pujar.

—No, Namjoon—susurró para sí mismo llorando.

Su esposo había prometido estar en ese momento sosteniendo su mano, miró a la ventana donde las gotas de lluvia bajaban con lentitud como si el tiempo se hubiera detenido, sollozo con miedo, el terror se apoderaba de cada célula de su cuerpo, si Hoseok no encontraba a Namjoon rápido todo se volvería una desgracia, Irene una de sus damas le limpio las lágrimas dándole palabras de aliento. 

Su parto era una locura, no creía que alguien más allá experimentado uno tan malo como el suyo, donde el dolor y la desesperación se intercalaban haciendo que estuviera a punto de perder la cabeza. Las sábanas llenas de sangre eran retiradas de la cama, el color le trajo amargos recuerdos, de una caballeriza impregnada de dolor y de un hijo que no llego a sentir. 

—Mi bebé...mi bebé—balbuceo mirando interrogante al doctor..

—El bebé llegará en cualquier momento, debe ser paciente—tranquilizo la partera.

—Por la mierda me pides eso ¿Cómo quieres que sea paciente? —gruñó antes de soltar un alarido lleno de dolor.  

Era el momento y lo sentía en su parte baja, las ganas de pujar se volvieron impetuosas, tomó la mano de Irene quien no se quejó a pesar de la fuerza que empleaba en el agarre, se apalancó hacía adelante y pujo con todas sus fuerzas, hasta el punto que su cabeza comenzó a doler, mordió su labio inferior gruñendo. 

El Rey Del Recuerdo *Namjin* Where stories live. Discover now