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Namjoon maldijo esa noche, porque el recuerdo de SeokJin emanaba en cada espacio de la habitación. No estaba listo para que esa sombra de esfumará porque lo mantenía con vida.

Era una noche fría, como si el viento supiera que la soledad llenaba al reino, este necesitaba de Jin, necesitaban de su precioso rey. O tal vez sólo era su corazón hablando.

Deseaba que volviera pero una parte de sí sabía que pedirle aquello era cruel. Le hizo tanto daño y lo puso en situaciones de peligro y de dolor, por lo que aceptaba que este quisiera estar alejado de ese lugar, cuidando de sus hijos y estando tranquilo, aún tenía la esperanza que, cuando volviera, pudieran retomar aquel amor que se tuvieron.

Se sentó en la misma silla incómoda, pero valiosa, tomo el mismo vaso de cristal que le acompañaba en esas noches de insomnio y vertió el mismo alcohol, que hace tiempo no tocaba, pero que le hacía olvidar.

—Por ti Jinnie—levantó el vaso a la luna y lo bebió de una. Regresó a la botella y vertió de nuevo.

Esa noche quería olvidar hasta su propia existencia.








—¡No podemos hacer eso y lo sabes bien! —gritó alterada las últimas semanas en el palacio habían sido un verdadero martirio. 

DaHyun trató de acercarse a ella, pero Rosé retrocedió molesta. —No tenemos otra opción, a menos que quieras decirle.

—No, nuestra única opción es desaparecer, al menos hasta que nazca el bebé—sollozo—. Si Namjoon se entera de esto me va a quitar a mi bebé, no quiero vivir lo que me queda de vida en el palacio ¡No quiero que mi hijo sea un bastardo!

DaHyun la miró con tristeza e impotencia, ambas sabía bien que al primer indicio que diera a la corte sobre el embarazo estos le quitarían al bebé como lo hicieron con Jisoo y a Ailee en su momento. Desde que les había llegado la noticia de que cualquier hijo nacido en el concubinato sería entregado a la corte para que fueran criados por la realeza, ni Jisoo, ni Ailee, ni Rosé, tendrían la oportunidad de ver a los pequeños crecer como sus hijos. Namjoon lo había hecho porque estaba molesto con Jisoo sin saber que eso las perjudicaba a todas. 

—Ro mi vida, tenemos que esperar, no podemos irnos mucho menos en este momento, podrían acusarnos de traición contra la corona—suspiró tomando su cabello desesperada.

—Dijiste que tu hermano podría ayudarnos—dijo suplicante mientras limpiaba sus lágrimas, hace algunos días que la idea de ser madre junto a DaHyun le había llenado de ilusión.

—Él...yo no quiero tener que acudir a él y lo sabes bien, es quien me puso en este lugar—gruñó—. Debemos tomar las cosas con calma y...

—Para ti es fácil decirlo ¡Es mi bebé y me lo van a quitar! —sollozo—. Si no piensas ayudarme, yo misma saldré de esto.

Se levantó de la cama y caminó a la puerta, era de noche así que quiso detenerla tomando su brazo pero Rosé se lo impidió.

—Por favor no hagas esto—susurró dolida.

—Te vas a arrepentir—dijo sin pensar antes de abandonar la habitación.

DaHyun se echó a llorar llena de angustia, a diferencia de lo que Rosé pensaba ella si estaba interesada en acabar con todo el encierro, pero no tenía posibilidad de hacerlo, no quería acudir a su hermano que era un sádico, no la iba a poner en peligro, quiso seguirla, pero en vez de eso se quedó acostada llorando, ambas necesitaban su espació para pensar. Una fuerte opresión se adueñó de su pecho, odiaba a Kim Namjoon. 












Rosé caminaba por el jardín abrazando su cuerpo, hacía frío, a lo lejos miró como una persona pasaba y eso le asustó, tal vez era un alma en pena, así que decidió regresar al castillo, no le haría bien quedarse a la intemperie. Una mirada rápida a las caballerizas le hizo detenerse, ¿Y si huía? Tal vez en el camino podría encontrar a alguien que le ayudará...pero ¿Y si la descubrían? ¿Cuál sería el precio a pagar?

Con su cabeza hecha un completo lío entro, dentro estaba inmerso en la completa oscuridad, ¿Cómo conseguiría de esa manera un caballo? vago por la caballeriza donde comenzó a llorar de nuevo, sus lágrimas se mezclaban con sus lamentos y las maldiciones que lanzaba al viento, estaba molesta porque no era justo que le hayan arrebatado todo, primero su infancia al ser educada para convertirse en una perfecta esposa. Su juventud que fue entregada al rey con tal de saldar una cuenta familiar, su virginidad al lado de un hombre que no la amaba, el amor de su vida al darse cuenta que estaba enamorada de un imposible, a su bebé que crecería sin su compañía....

No escuchó cuando alguien entro detrás de ella, estaba tan ensimismada viviendo su dolor que no se dio cuenta del hombre que le miraba con una sonrisa siniestra. Mucho menos cuando la pala se levantó en los aires y cayó con fuerza impactando su cráneo. Rosé no supo en que momento le habían arrebatado la vida. 









Nos vemos la próxima semana

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Nos vemos la próxima semana. Los amo   🌻

💚

El Rey Del Recuerdo *Namjin* Donde viven las historias. Descúbrelo ahora