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El cielo era iluminado por aquellos puntos de luz perfectamente esparcidos por la inmensidad del universo, había olvidado lo hermoso que era presenciar algo tan perfecto, el entrenamiento había terminado, la cena se había servido y ahora estaban alrededor de algunas fogatas calentando sus pies, un grupo de soldados había salido a vigilar, mientras que los altos mandos se quedaron a atender las exigencias de su rey, quien aquella noche parecía estar sumido en la plena tranquilidad, bebiendo vino y riendo por los recuerdos que tenía Hoseok de su juventud, estaba tan relajado, que ignoraba el hecho de que Ken estaba cerca, después de haberle ganado en combate estaba satisfecho.

—Había olvidado lo que es estar al aire libre—suspiró.

—Necesitas salir de tu castillo de oro Namjoon—respondió Hoseok con una ceja alzada—. Te estás oxidando y yo no te entrené para eso.

—Sigo teniendo el toque especial—se encogió de hombros—. Estaré listo, para cuando llegue el momento.

Hoseok le miró de soslayo, con una ceja ligeramente alzada. —¿Hay algo que no me estás diciendo?

—No ¿Debería? —rio por lo bajo.

—Eres demasiado duro para morir Namjoon—le miró fijamente—. Aún tienes que redimirte.

—La muerte me sigue—bufó—. Tal y como ella lo dijo.

—¿Esa bruja? —cuestionó antes de soltar una carcajada—. Te creía más inteligente como para no creer en esas estupideces, pero velo de esta manera, Yoongi casi se vuelve loco cuando le dieron su fortuna—negó con una mueca—. Pensé que en ese momento mataría a la pobre mujer.

—Si Jungkook no lo hubiese detenido, estoy seguro de que lo hubiera hecho, no es como si le importara, estamos hablando de Yoongi, a quien no le importa nadie más que él mismo.

—Pobre de las almas que decidan amarlos, los tres son un desastre—bufó—. Bueno, sabemos que Jungkook está casado, aunque nunca hemos visto al príncipe.

—Tampoco es como si lo nombre en sus cartas—se encogió de hombros—. Los matrimonios arreglados causan eso.

—¿Lo dices por el tuyo?

—Tú sabes bien que no—chasqueo la lengua—. Lo digo por mis padres—sus ojos se volvieron profundos, reflejando las llamas del fuego de la fogata.

Hoseok se sumió en la seriedad completa, al igual que Namjoon su vista recayó en las llamas. —No deberías pensar en eso.

—¿Sabes? Hay algo que no me queda claro—dijo con una mueca—. Mi hermano nació muerto, pero mi madre dejó claro hasta el último de sus días que había sido culpa de mi padre, tu padre fue cercano a ellos, era la mano derecha de mi padre, alguna vez te dijo ¿Qué fue lo que pasó?

Hoseok se tensó de inmediato. —No lo sé Namjoon, y no creo que pensar en eso te haga bien.

—Mi padre tiene muchos misterios, pero jamás he podido revelarlos, sabes que ni siquiera se presenta al consejo, su enfermedad empeora, o me odia lo suficiente como para ignorar mi reinado,

—¿Realmente quieres una respuesta? —bufó—. El antiguo rey, era, duro.

—¿Alguna vez te dije por qué soy el rey? —preguntó en voz baja.

—No—le miró de soslayo.

—Habían pasado un par de años desde que te fuiste—dijo con seriedad—. Y entonces ella murió.

—¿Namjoon? —preguntó con cautela.

—Él...—pero el sonido de su voz se desvaneció hasta quedar en silencio.

El Rey Del Recuerdo *Namjin* Where stories live. Discover now