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Jisoo se encontraba molesta, aquella noche en específico, cuando la fiesta llenaba cada rincón del lugar, se encontró a sí misma bailando con algunos duques que no eran lo suficientemente interesantes como para mantenerla satisfecha, es por eso que quería bailar con el rey, de quien estaba experimentando un severo enamoramiento, lo admiraba y sabía que no había nadie en el reino que lo igualará, pero bailar con él era una travesía que no podría cumplir, porque su hermano estaba cerca, así que se limitó a andar por los alrededores, buscando algo más importante qué hacer.

Fue así que vio como SeokJin salía de la fiesta y lo siguió de cerca, estaba concentrada, cuando observó que alguien lo tomaba y lo adentraba a la caballeriza, un miedo atroz recorrió su cuerpo, siguió caminando lentamente, sin llamar a alguien que auxiliar a su alteza, fue cuando todo sucedió, abrió la puerta y miró dentro, las suplicas de SeokJin inundaron sus sentidos, pero ella helada, cerró la puerta. Al darse vuelta se encontró con unos ojos oscuros que le observaban maquiavélicos.










A pesar de que quería salir de esa habitación y no volver a verla a la cara, aunque quería que muriera, se quedó. La tomó de la mano y vió como luchaba para traer al mundo al bebé heredero, a ese que Namjoon tanto deseaba, sus ojos se llenaban de lágrimas presa del enojo. Jisoo había presenciado todo y no hizo nada, recordó vagamente como en ese momento de dolor alguien había abierto la puerta, le rogó auxilio, pero fue abandonado ahí a su suerte.

Estaba mal sentirse tan enojado, querer que ella sufriera de la misma manera que él, estaba mal, pero no podía parar esos sentimientos destructivos, él siempre fue bueno, siempre fue obediente y de nada le había servido. La gente jugo con su cuerpo y mente como si fuera un títere. Los odiaba.

Si ese bebé resultaba ser un varón se diaria la vuelta y regresaría con sus hijos olvidando que era rey y que estaba enamorado. No iba a soportar lo mismo dos veces, estaba cansado de que sobrepasarán su compasión.

Jisoo pujó con fuerza sintiendo tanto dolor que lloraba por alivio, la partera le indicaba que lo hiciera con más fuerza, pero su cuerpo ya se sentía débil.

—¡Deja de llorar y puja maldita sea! —la regaño desesperado—. Al final parece que la que no sirve para parir eres tú.

La castaña lo hizo de nuevo esta vez reuniendo todas las fuerzas necesarias, sintió como su cuerpo expulsaba al bebé seguido de un lloriqueó infantil.

Ella sudaba de pies a cabeza, sus brazos se sentían débiles, respiraba con dificultad, pero aún así intento ver al bebé que era atendido por las damas. SeokJin a su lado se tenso, le soltó la mano y se levantó dispuesto a abandonar el lugar.

—¿Qué es? —preguntó en un hilo de voz.

La partera miró al bebé que mantenía caliente en una frazada blanca, le sonrió a la recién mamá y le estaba tendiendo el bebé. SeokJin miraba todo sin poder moverse recordando el duro nacimiento de sus pequeños.

El Rey Del Recuerdo *Namjin* Donde viven las historias. Descúbrelo ahora