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Cuando se despertó Jimin ya no se encontraba a su lado, se sentó de inmediato tallando sus ojos para aclarar la nublosa mirada, tampoco sus bebés estaban, por lo que decidió ponerse los zapatos y la chaqueta y salir de inmediato.

El frío de la mañana era eminente, miró alrededor y encontró un grupo de personas alrededor del campo, entre ellos la cabellera rubia y conocida destacó, con una sonrisa de alivio fue a ver. Mientras se acercaba podía escuchar el golpear de dos espadas, pensó que tal vez sus hombres o los de Jungkook habían  querido entrenar un poco, llegó al lado de Jimin quien se volvió y sonrió al sentir sus manos en su cadera.

—Buenos días—dijo animado.

—Buenos días ¿Por qué no me despertaste? ¿Dónde están los bebés?

—No quise molestar, parecias muy apacible y los pequeños han comido y ahora están siendo cuidadoso por Soo. No tienes de qué preocuparte...

—¡Levántate Taehyung! —dijeron en el campo.

De inmediato se volvió al campo mirando con asombro como Jungkook estaba peleando y no con uno de sus hombres, sino con su esposo, el rubio respiraba inestable mientras sostenía la espada, volvió a ponerse en posición y atacó, por sus movimientos torpes, pero con técnica supo que no tenía mucho tiempo entrenando, pero que tampoco era un novato. 

Jamás lo creyó porque Jeon Jungkook era una persona sobreprotectora y posesiva, no como él, pero si a un grado alto. Sin embargo, verlos era un verdadero entretenimiento.

Jungkook esquivaba los golpes de espada de su esposo con rapidez, siendo un verdadero guerrero, Taehyung se movía nervioso,pero al mismo tiempo concentrado en su objetivo, como cada mañana entrenaba con su esposo, este decidió que era bueno que aprendiera a defenderse por si en algún momento llegaba a necesitarlo, que ambos esperaban que no, Jungkook era cuidadoso para no lastimarlo, pero sin dejar de ser duro, no se tocaba el corazón por ser la persona que amaba, al contrario, era mucho más duro y firme en su idea de enseñarle con precisión para que perdiera el miedo al ataque. Al principio era Yugyeom quien lo entrenaba, pero se daban cuenta que este era demasiado condescendiente una mañana que Jungkook salió a los jardines, así que tomó su lugar y ahora era él quien le entrenaba sin falta todos los días.

—No lo haces bien ¿Qué tienes? —preguntó con dureza y con la mirada fría. Sorprendiendo a los soldados de Ryuumoon. 

Taehyung rio para sorpresa de todos. —No es mi culpa, te has asegurado de dejarme adolorido esta mañana cariño—dijo tajante, sin una nota de vergüenza. 

Jungkook sonrió con suficiencia, amaba la dualidad de Taehyung y que poco a poco estuviera conociendo su verdadera personalidad, una juguetona y retadora. Le excitaba y no podía mantenerse lejos de él, lo amaba tanto que se reprochaba lo idiota que había sido antes.

—Entonces, creo que está mañana soy yo el ganador—respondió con el fin de despertar el espíritu competitivo en él, lo cual funcionó de maravilla. 

Todos miraron con asombro como Taehyung dejaba de lado sus incertidumbres y atacaba con fuerza a Jungkook, quien se desestabilizó por unos instantes antes de recobrar su postura, fue fiero, la forma en que la hoja de sus espadas se encontraban dando un estruendo maravilloso a los ojos ajeno, cada uno en posición, mirándose con una tenue sonrisa llena de picardía, porque aquello no era más que un juego de poder, estaban secretamente luchando para ver quién era el vencedor y lideraba su fogosa relación.

Entonces, Taehyung lo hizo y jugó con la que siempre sería la debilidad de Jungkook, sonrió de oreja a oreja, mostró aquella sonrisa seductora que dejó a todos perplejos porque era hermosa, cargada de amor y dulzura. Jungkook se perdió en sus ojos y fue la manera en que Taehyung pudo hacerlo caer, dio una patada en las corbas y este cayó de espaldas con una gran carcajada.

El Rey Del Recuerdo *Namjin* Where stories live. Discover now