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Jackson miraba a su rey esperando, este había entrado en una especie de trance después de escuchar que su alteza estaba preso. Movió el pie con insistencia, por un momento creyó que Kim Namjoon sería injusto y lo dejaría en ese lugar, de ser así perdería todo el respeto que le tiene. 

—¿Cómo llego ahí? —preguntó al cabo de unos minutos—. ¿Quien es el responsable de tan infame orden?

DongWook se mantuvo al margen de la discusión, él no debería meterse en esos problemas, al contrario estaba al pendiente de las reacciones de su rey, su deber era mantenerlo estable, más si este acababa de despertar después de haber estado días inconsciente, mirando sus expresiones y la agilidad de su pensamiento pudo darse cuenta que si su señor estaba siendo envenenado, la droga que le habían dado no era del todo mortal, a menos que no le hayan dado la dosis correcta, quien estaba detrás de eso era inexperto. 

—Alguien de la corte real pensó que su señoría era el culpable, usted enfermó después de volver a verlo y cayó inconsciente mientras hacía una visita al palacio de las rosas—explicó Jackson mirándolo fijamente.

—No me veas así—entrecerró los ojo—. ¿Crees que lo dejaré ahí? 

—Yo no he dicho nada mi señor—se apresuro a decir.

—Es imposible que haya sido Jin—dijo sin nota de duda en la voz, levantó sus cobijas y miró sus piernas débiles—. Tenemos que ir por él, después me encargaré del consejo. Ayúdame.

—Mi señor, no es conveniente que se levante—interrumpió el doctor de inmediato ganándose una mirada dura de parte de los dos hombres—. Su cuerpo aún está débil.

Namjoon sonrió ladino, con todas sus fuerzas—que no eran muchas—bajo las piernas, estas estaban entumecidas debido a la inactividad, creía que caería, se sentía mal, pero no podía dejar pasar aquella tarea.

—Llama a una de las sirvientas, quiero asearme, queiro cambiarme y quiero ir por mi esposo.

Jackson asintió sorprendido por su elección de palabras. —Lo haré mi señor—dijo antes de abandonar la habitación.

Una vez solos Namjoon miró a su doctor. —¿Qué fue? 

—No es algo que haya visto antes, pero conozco a una persona que sé me guiará, no se preocupe mi señor, esto esta en plena confidencialidad, sin embargo quiero pedirle que mantenga prudencia, aunque ha despertado su cuerpo no se encuentra en condiciones.

—Lo entiendo, pero tampoco puedo quedarme en cama, mucho menos después de esto—dijo refiriéndose al problema del consejo—. No es la comida, un mozo la prueba por mi, el té me lo traen mis concubinas, ellas...

—¿Confía en ellas? —preguntó con una ceja alzada.

—Han estado años a mi lado ¿Por qué querer matarme en estos momentos? Son débiles, sé que ellas no se atreverían—suspiró cerrando los ojos—. Te doy tres días para averiguar qué esta pasando.

—Sí mi señor—dijo con una reverencia. Tenía trabajo que hacer. 

Namjoon no abrió los ojos, ni siquiera cuando escuchó la puerta ser cerrada, estaba pensativo, aquello no era más que una situación extraña donde no sabía la manera en que debía actuar, porque él sabía quien era el culpable. Pero no habló.














Namjoon mentiría si dijera que las nauseas y el mareo no empeoraban mientras caminaba por aquel lúgubre pasillo. Su abuelo había muerto envenenado, así que comprendía a la perfección que era necesario andarse con cuidado, pero si su traidor le miraba débil se aprovecharía, la desesperación hace caer a la ratas al río, esperaría pacientemente, necesitaba encontrar la manera de manejar la situación.

El Rey Del Recuerdo *Namjin* Where stories live. Discover now