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Acariciaba la piel de su costado, yendo directo a su cadera desnuda, la cual acaricio haciendo que soltara un suspiro lleno de satisfacción, amaba escucharlo perecer ante el deseo que sus caricias despertaban, sus labios hambrientos mordieron aquellos rellenos, eran esquicitos, no podía cansarse de ellos, mientras entraba en su cuerpo, creando un calor sólo de los dos, la belleza de su piel a la luz de la luna, luz que se filtraba del ventanal abierto, sus ojos cerrados, pestañas acariciando el inicio de sus pómulos, tomó un respiro para admirarlo y que aquel recuerdo se quedara impregnado en su mente hasta el último día de su vida.

SeokJin era perfecto, y era esa perfección la que lo hacía sentirse empequeñecido, como si fuera una fracción de nada, porque era imposible estar a su lado e intentar igualarse, algo impensable. Terminó por tomar sus caderas y comenzar a embestirlo con fuerza, tocando aquel punto que lo llevaba al cielo, quería observar cada uno de sus gestos, saborear su lujuria y enmarcarla permanentemente en su mente.

Con un siseo sordo, un grito ahogado y sus músculos contraídos llegó al orgasmo, llenándolo, él hizo lo mismo empezando con los espasmos conocidos, salió de su interior y se acostó a su lado, delineando con la yema de sus dedos la piel de su pecho marcada por sus besos. Jin no abrió los ojos, se dejó acariciar, Namjoon aprovecho, su esposo era caliente, cuando sus dedos llegaron a su ombligo rio por lo bajo.

—¿Cuándo será el día que un bebé esté aquí? —dijo acariciando su vientre, un poco redondeado, pero nada que le pusiera alerta—. Hemos hecho la tarea diligentemente, pero, supongo que tendremos que intentar con más fuerza ¿No?

—Namjoon—suspiró abriendo los ojos—. Déjame descansar.

—Oh vamos, hoy estuve todo el día en la oficina, no te vi, tienes que hablar conmigo.

SeokJin rio y se volvió, quedando de lado, mirándolo a los ojos. —Te escucho.

—Así es mejor—se aceró más, juntando sus frentes—. Tienes unos ojos hermosos, me gustan.

—Gracias, los tuyos son lindos también.

—Estaba pensando en lo que pasó la otra noche, debo admitir que Lee se ha ganado mi respeto.

SeokJin entrecerró ligeramente los ojos. —¿Se puede saber la razón?

—Acepto sin titubeos decir que YeonJun era su hijo, tanto que realmente lo creí, a pesar de que podía matarlo, no le importó. Él te ama.

—¿Pensabas que eras el único que podía amarme? —rio negando.

—No, siempre supe que alguien más aprovecharía lo que yo dejé ir, lo odio por eso, pero, igual no te ama como yo te amo, eso es incomparable.

—¿De verdad me amas tanto?

—Lo hago, no hay día donde no despierte amándote.

—Lamento que tu comportamiento pasado me haga dudar—respondió con una mueca.

Namjoon suspiró y se recostó sobre su espalda, mirando al techo. —Sé que no hay forma de demostrártelo, salvo con mis acciones presentes, no puedo cambiar el pasado, pero sí el futuro.

—Te amo, pero no estoy listo para perdonarte.

—Esperaré la eternidad de ser necesario—dijo con un suspiro.

SeokJin estaba a punto de decir algo, cuando las náuseas lo atacaron de repente. Se levantó rápidamente dejando a Namjoon confundido, corrió al baño, directo a devolver lo poco que había cenado. Se olvidó de cerrar la puerta, por lo que cuando sintió las manos de Namjoon en su espalda, quiso apartarlo sin lograrlo.

El Rey Del Recuerdo *Namjin* Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora