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Empujaba con fuerza sus caderas al tiempo que tomaba con agresividad la cintura ajena, el sonido de sus cuerpos chocando y sus jadeos era lo único que se escuchaba en aquella tienda, elevó una mano y la dejó caer con fuerza sobre aquella mejilla trasera redondeada, marcando el contorno rojizo, apretó la mandíbula, lo único que no le gustaba de estar con hombres era que estos no tenían el cabello tan largo como para tomarlo y jalarlo mientras los embestía con fuerza, así que clavó las manos en su cadera, no le importaba dejar marcas, y pensaba que a aquel soldado tampoco.

Lo escuchó gritar de forma aguda, rio por lo bajo, lo vio desfallecer sobre las mantas después del clímax, así que aumento el ritmo, saliendo de su interior antes del orgasmo, manchando su trasero, sus manos temblaban, los músculos de su cuerpo estaban relajados después de tan maravillosa explosión.

Se sentó sobre las mantas y vio al chico recostarse intentando recobrar el aliento, tomó una copa de licor que estaba sobre una mesa enana al lado del tendido y la llevó a sus labios de pronto demasiado sediento para dejarlo pasar.

—Estoy seguro de que no podré...levantarme para el entrenamiento, mi señor—susurró el chico contra las mantas, somnoliento.

Hoseok comenzó a reír, eran carcajadas limpias. —No porque hagamos esto significa que podrás pasarte el entrenamiento, no tengo trato preferencial Xiumin.

—Lo sé—suspiró acomodándose de lado—. Menos cuando faltan horas para que el rey llegue.

—Que bien que lo entiendas—asintió alargando la mano para tomar la botella de licor y volver a llenar su vaso de metal.

Estaba acostumbrado a aquella vida como forastero, hacía años que no dormía en una cama y que no disfrutaba de comer con cubiertos, tampoco que tenía un baño decente, ahora, el río era su mejor aliado, dormía en una carpa de campaña, entrenando a sus hombres y vigilando las fronteras de Scarlanding, era una vida vacía, pero no por eso dejaba de divertirse, amaba el sexo, amaba sentir el cuerpo de otra persona sobre el suyo, gritando su nombre o gimiendo desesperados, no importaba si era hombre, doncel o mujer, tenía la capacidad para hacer sucumbir a cualquiera ante el placer, esa era una buena forma de divertirse.

Tampoco ayudaba que las personas que estuvieran alrededor, aun siendo sus soldados, dejaran caer sus bragas en su presencia, sabía que lo hacían por necesidad, o para obtener ciertos beneficios como mejores armas o dinero, él no era nadie para negarles nada. Eran contados los que lo hacían, pero seguía teniendo el respeto de sus hombres y la admiración de los chicos jóvenes que apenas eran reclutados, sus encuentros eran secretos, y quienes lo supieran no se atreverían a decir nada, sin embargo, ansiaba ir al pueblo más cercano y estar con una mujer o doncel, quienes eran más delicados.

—Duerme lo que quede de la noche—dijo con un suspiró—. A primera hora te despertaré.

—No, iré con mis compañeros—se sentó llevando las manos a su cabello para intentar acomodarlo—. Usted debería dormir.

—Pides imposibles—rio por lo bajo—. Ve.

Xuimin era su acompañante nocturno, quien había insistido hasta estar en sus brazos, era el más atento y delicado de sus soldados, pero también el más inteligente, a quien había hecho una de sus manos derechas, lo vio vestirse y acercarse para besar tenuemente sus labios, no correspondió, sólo siguió mirando cómo se alejaba de su tienda.

Se quedó solo y así se recostó en el tendido de mantas con un suspiro, en los últimos meses habían tenido demasiado trabajo, forasteros y miembros del ejército rebelde estaban haciendo de las suyas, como general encargado de la seguridad de la línea fronteriza era su deber aniquilar cualquier amenaza, lo haría con su vida, porque había prometido servir a Sacarlanding y a sus reyes hasta su último aliento. Inconscientemente llevó la mano hacia su pectoral derecho, en donde una cicatriz en forma de T se encontraba, era gorda y rojiza, no había cambiado su color ni su aspecto en décadas, seguía ahí, como recordatorio que nunca debía apartarse de sus obligaciones ni de su deber.

El Rey Del Recuerdo *Namjin* Where stories live. Discover now