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En el espejo golpeó sus mejillas animandose, estaba sobre un banco para poder verse, era algo raro ser más bajo de lo normal, pero se estaba acostumbrando.

Ya había decidido que hacer.

—¡Mamá, quiero ir al dojo Sano y practicar!—En un grito infantil inflo sus mejillas, su madre apagó la cocina, volteando hacía él.

—¿El dojo... Sano?—La madre miro hacía arriba haciendo memoria de dónde era ese lugar.—No queda lejos de tu escuela, ¿Pero por qué tan de repente...?

—¡Quiero ser fuerte para protegerlos a todos!—Se sonrojo por completo al tener que dar frases como esas frente a su madre a sus 27 años.

—Fufu, ya veo.—La madre Hanagaki río, sonriéndole dulcemente.—Hablare con papá, y ahí veremos si puedes ir, ¿Ok?

—¡Si!—Alegre extendió sus brazos en son de victoria.—¡Te amo, mamá!

Abrazando a su madre, se sintió apenado, pero tenía la excusa de ser un niño. Su madre le acaricio el cabello y devolvió el gesto.

—Mamá te ama aún más, Takemichi.

Con los ojos aguados la apretó aún más. Su relación con su madre en el futuro era inexistente, casi no la llamaba o la veía, ni siquiera le había importado que pasó con ella, nunca se llevaron muy bien.

Quizás él no fue el mejor hijo, quizás si debió responder sus llamadas cuando se mudo.

—Gracias, mamá...—En un susurro se alejo de ella, limpiando su rostro.—¡Iré a jugar afuera!

—Ah, no llegues tarde, por favor.—La madre con su cabello negro amarrado a un lado vio a su pequeño irse rápidamente por la puerta, y sonriente continúo cocinando.—Fufu, si le hago una rica cena a papá dirá que si a lo del dojo.

Tarareando continúo, Takemichi apoyado en la puerta de su casa enrojeció al oír a su madre. Ahora se sentías muy feliz.

Tan, pero tan feliz...

—Takemicchi.—Y viendo en la entrada, Mikey se apareció.

Desde que se hicieron amigos se veían seguido, aunque aún se preguntaba cómo Mikey descubrió dónde vivía.

—Mikey-kun, hola.—Moviendo su mano se le acercó.—¿Qué haces aquí?

—¿Qué dijo tu mamá sobre venir al dojo a practicar?—Takemichi apreció esos ojos negros brillar, expectantes.

—Hablará con papá.

—¿Entonces...?—Mikey apretó sus puños, Takemichi sonrió.

—Mamá dijo que lo convencería.

—¡Genial!—Con una sonrisa honesta dejo ver su alegría.—Nos veremos aún más seguido entonces.

—Ah, si.—El azabache sudo un poco, su intención era acercarse a Shinichiro y Baji, para luego llegar a Kazutora, pero ver a Manjiro tan contento no le permitía defraudar sus espectativas.—Sera genial entrenar juntos.

—¡Si!—La sonrisa brillante de Manjiro era luz a los ojos del Hanagaki, quien había extrañado verla.

Sin evitarlo acarició el cabello de Mikey.

—¿Qué rayos haces, Takemicchi...?—Con las mejillas un poco rosadas alzó una ceja, el Hanagaki brillaba.

—Como esperaba es muy suave.—Sonriente comento, siempre había tenido curiosidad por el cabello de Manjiro, el Sano bufo algo apenado, tocandose un poco el cabello, tomo la mano del azabache.

—Takemicchi, ven conmigo.

—¿Ah?, ¿A dónde vamos, Mikey-kun?

—Vamos a jugar.

—¿Sólo nosotros...?—Takemichi cuestionaba en que momento Mikey le presentaría a Baji y el resto.

—¿Quieres jugar con alguien más?—La mirada de Mikey fue atemorizante, el Hanagaki nego con todo su cuerpo.

—¡No, no, quiero jugar con Mikey-kun!

—Entonces está bien.—En voz baja siguió derecho, sin soltar la mano de Takemichi.

—¡Mikey!—Pudiendo notar como ese grito iba subiendo de volumen mientras los segundos pasaron, el par de niños voltearon a sus espaldas.

Aunque fue en vano, algo a gran velocidad paso a su lado antes de poder verlo bien.

—¿Shin... Nii?—Mikey tenía una mirada decepcionada al ver a su hermano mayor haber impactado contra el poste de luz.

—¡Shinichiro-san!—Takemichi por otro lado se preocupo un poco, compadeciendose del dolor.

—¡Mikey, no me mires con esos ojos, duele!—El azabache se levantó con una mueca, sacudiendo un poco su ropa.—Ah, Takemichi, se reconciliaron, que bueno.

—¿Eh?, ¿Conocés a Takemicchi?—Mikey alzó una ceja, mirando al azabache y a su hermano.

—Nos topamos hace varios días, ahí lo conocí, me dijo que era tu amigo.

—¿Hace varios días...?—Mikey supuso fue después de que se hicieron amigos.

Y Takemicchi rogó que Shinichiro no diera más detalles.

—Pero no importa, iba camino a casa, compré muchos dorayakis, ¿Por qué no vienen a comer algunos?

—¡Dorayaki!—Mikey mostró ojos brillantes.—¡Vamos, Takemicchi!

—Eh, si.—Dudoso sólo afirmó con la cabeza.

Cuando Mikey subió a la bicicleta junto a Shin, dudo de dónde subir.

—Ven aquí, Takemichi.—Sin previó aviso fue sostenido y sentado frente a Shin, compartiendo el asiento, estaba muy cerca del primogénito.

—¿Are...?—Parpadeando, está posición era normal en niños de su edad de alguna manera, pero se le hizo algo vergonzoso, procediendo a sonrojarse.

—¡No es justo, Shin-nii!—Mikey le dió un golpe en su espalda.

—¿Querías estar con tu hermano también, Mikey?—El mayor le sonrió, Mikey tuvo una preciosa expresión de asco.

—¿Qué demonios dices?, Quiero estar con Takemicchi, te asesinare.

El mayor Sano aceleró su pedaleo ante la amenaza, quizás así se le haga más difícil a Manjiro asesinarlo en movimiento.

Takemicchi miraba de reojo a Mikey quejarse con Shin mientras esté reía. Era evidente la buena relación que tenían.

Tanto que dolía un poco saber el desenlace.

Comienzo | MitakeWhere stories live. Discover now