LXIV

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Extendiendo ambos brazos hacía arriba, le dió un tirón a su espalda, había sido más complicado dormir.

—Takemichi, puedes tomar una siesta si quieres, ya limpiaste muy bien el lugar de todos modos.—Shin al notar su cansancio mencionó, el Hanagaki negó.

—Estoy bien, no tengo sueño.—Negando con la mano, se apoyo en la escoba, viendo a Shin arreglar una moto.—Entonces, Shinichiro-san...

—A esté punto sólo deberías llamarme Shinichiro.

—Ahora tu eres mayor que yo, y te respeto mucho también.

El par sólo pudo sonrojarse un poco ante los halagos, aclarando su garganta, Takemichi prosiguió.

—¿Qué tal todo en casa con Izana-kun?

—Ah, bueno.—Shin entrecerró sus ojos, con una llave en la mano.—Izana tiene problemas con Mikey, aunque Mikey nunca lo toma en serio, pelean mucho.

Takemichi hizo una mueca, Shin rió.

—Pero luego llega Emma y ambos dejan de discutir, es muy divertido ya que ella es tan pequeña...—Shin volteo dónde el Hanagaki, con una sonrisa tan amplia y preciosa.—Gracias, Takemichi.

—...—Sin comprender bien porque, quizo llorar.

—Si no fuera por ti, quien sabe cuánto tiempo hubiera esperado para decirle a Izana... Olvide por completo lo frágil que es la vida, olvide que ya no soy ese niño que se creía inmortal, en comparación contigo, soy sólo un tonto mocoso, Takemichi.

—No, Shinichiro-san.—Takemichi dejo a un lado la escoba, con una sonrisa frágil, desvió la mirada.—Lo normal es vivir la vida como si nunca se fuera a acabar, al menos, yo jamás valore mucho mi vida hasta que casi muero en ese tren... Es válido... Es válido pensar que tenemos más tiempo del que creemos.

—Takemichi.

—Me gustaría ya no pensar cada día si alguien va a morir, juro que me gustaría...—Con lágrimas en sus ojos rió con fuerza, el Sano se levantó en busca de algún consuelo.—Pero no puedo.

—Yo ya no mori, Takemichi, podrías ahora...—Shin fue interrumpido.

—No, digo, lo siento.—Cubriendo su rostro con una mano pensó.—Cuando termine este mes me sentiré mejor, lo juro, pero justo ahora no puedo relajarme.

—Entiendo, Takemichi...—Rascando su cabello, Shin suspiro.—Espero puedas relajarte en la fiesta de mañana entonces.

—¿Fiesta?—Takemichi alzó una ceja.

—Claro, el cumpleaños de Mikey.

Takemichi parpadeo.

—¿Qué?

Shin alzó una ceja ante esa expresión de completa ignorancia y confusión de Takemichi.

—No me digas, ¿Olvidaste el cumpleaños de Mikey...?—Shin no evito reír un poco ante la terrible expresión de Takemichi quien tomó su cabeza y dió vueltas por el local.

—¡¿Cómo pude olvidarlo?!

—Bueno, en tu defensa intentaste cambiar la línea de tiempo donde yo moría para que la vida de Mikey no fuera miserable como, al parecer, parte de ella fue, no suena fácil, y lo lograste.

—¡No puedo decirle eso a Mikey-kun!

Shin rasco su cabello algo confundido.

—¿Por qué es tan importante?, Dale un cupón como te dieron Keisuke y Kazutora, seguro será feliz.

—Pero, Mikey-kun me dió un regalo genial en mi cumpleaños... Él estuvo pensando mucho en eso durante semanas...

—Takemichi.—Con su mano en el hombro del Hanagaki sonrió.—Tu literalmente luchas cada día por darle un brillante futuro a Manjiro, ni tú ni nadie tienen el derecho de reclamarte nada, y Mikey no es del tipo que se enoja por esas cosas, sólo deseale un feliz cumpleaños y él estará satisfecho, ¿Está bien?

—Shinichiro-san...—El primogénito Sano creyó lograr calmarlo.—¡Eso lo dices porque tú regalo es asombroso!

—Me rindo.—Elevando sus manos suspiro, Takemichi pensó que regalo podría conseguir de ahora para mañana.

¿Qué podría darle a Manjiro que lo hiciera feliz...?

No tenía idea justo ahora.

Comienzo | MitakeWhere stories live. Discover now