LXX

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Takemichi vio una oportunidad al ver a Kisaki salir de su salón de clases, por lo que con rapidez corrió hacía él.

—¡Kisaki!—Mala idea, fue golpeado en todo el estómago por ese susto.

—¿Hanagaki...?, ¿Por qué me asustas?—Con su inexpresion intacta Takemichi dudo de si fue un accidente ese golpe.

—Estaba preocupado...

—¿Por...?

—Faltaste a la reunión del otro día, y habías estado raro antes de eso, quería saber si estabas bien.—Dejando el dolor de su estómago aclaro con el ceño fruncido.

—Le mandé un mensaje a Mikey sobre porque no podía ir, ¿No te lo dijo?—Takemicchi negó, seguramente Mikey lo olvido.—Apreció tu preocupación, pero estoy bien, tome tu consejo y descansé.

—¿Seguro...?—Su expresión insegura hizo a Kisaki desviar la mirada.

—Han pasado algunas cosas en mi casa y he estado ocupado... Prometo explicártelo luego, ¿Si?

—Kisaki, estoy aquí.—Con su sonrisa segura, el de gafas no evito sonreír con una leve risa.

—Si, lo sé, lo sé, nos vemos, recuerda que tienes una cita con Tachibana.—Adelantando sus pies se despidió, Takemichi suspiro.

Tenía una mala sensación.

Kisaki era una buena persona hoy en día, pensaba en los demás y no estaba obsesionado con Hina.

Pero su corazón se sentía inseguro.

—Si pudiera ver el futuro...—Mirando su mano apretó el puño.—Quizas debería hablar con Shinichiro-san...

Negó con la cabeza, era peligroso aún, quizás sólo estaba pensando de más.

—¡Takemichi-kun!—La dulce voz de Hina tranquilizó su corazón.—¿Nos veremos el sábado, verdad?

—Claro, Hina.

—Genial, ¿Quieres pasear ahora o estás ocupado?

Viendo el precioso rostro de Hina sonrió.

—Caminemos un rato.

Necesitaba relajarse un poco.

Y lo hizo estando con Hina. Había olvidado lo divertido que era pasar tiempo con ella.

No solo era preciosa, divertida y amable, ella realmente era encantadora.

Pero su corazón no estaba tan emocionado como lo recordaba.

—Gracias por traerme a mi casa, Takemichi-kun.—Dando una reverencia la chica le sonrió con las mejillas rosadas.

—No es nada, nos vemos el sábado entonces, Hina.

—Si.

Viéndola subir hasta su hogar, el Hanagaki vio el cielo anaranjado.

Agosto había terminado.

La misión estaba cumplida y Shinichiro estaba con vida.

—¿Será hora de renunciar...?—Con una pequeña risa avanzó, sin mucha preocupación.

Hasta que vio a Hanma pasar a su lado sin decir nada. Aprovecharía para preguntarle por Kisaki.

—¡Hanma!—Llamandolo, esté volteo.—¿Viste hoy a Kisaki, sabes cómo está?

—...—Sin decir nada, avanzando hacia Takemichi, dió una calada de humo a su cigarro y lo lanzo en el rostro de Takemichi.—No lo he visto.

Sin más que agregar se fue, Takemichi tosió con fuerza ante aquello.

—Eso no era necesario.—Entre tos gruño, irritado, como siempre Hanma sólo era amable con Kisaki.

Aunque amable no es la palabra adecuada...

Le pareció un poco rara su actitud

—Aunque él es raro en general.

Siguió su camino sin muchos problemas.

Comienzo | MitakeDove le storie prendono vita. Scoprilo ora