LX

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En medio del emotivo momento el teléfono sonó estrepitosamente.

El Hanagaki no evito tener un mal presentimiento de la llamada, preocupandolo de más.

Siendo contestado por Emma rápidamente por el alarido incontrolable de un grito femenino.

—¡¿Está Takemichi con ustedes?!

El Hanagaki palidecio ante esa femenina voz.

—Cierto... Mamá.—Levantandose camino al teléfono, tuvo que aguantar un regaño de su madre por la hora que era.

—¡Sabes que no me molesta que vayas dónde Mikey-kun o Baji-kun, pero debes avisarme, estaba preocupada, tu padre salió a buscarte también!

—¿Papá?—El Hanagaki alzó una ceja ante aquello.

—Bueno, lo saqué de la casa hasta que te encontrará, ¡Pero ese no es el punto, jovencito!

—Lo siento, Mamá.

—Comportate, no hagas llorar a tu padre y vuelve pronto.—Terminando con el sonido de un beso, la llamada acabo.

—Lo siento...—Volteando con la familia Sano, Emma felizmente juntó sus manos.

—¡Vamos a cenar todos juntos!

—Al fin la familia está reunida.—El abuelo Sano sobó su espalda.—Ya podré morir en paz.

—Estoy seguro que vivirás más que todos nosotros, abuelo.—Shin río, Takemichi pensó en la ironía de eso.

Viendo de reojo a Izana algo incómodo, sin saber que hacer, Takemichi le extendió unos cubiertos.

—Ayudanos a poner la mesa junto a Mikey-kun, Izana-kun.—Amable le sonrió, el moreno iba a reclamar, pero;

—Si, Izana-niichan, ayúdanos por favor.—La preciosa sonrisa de Emma detuvo sus quejas, obedeciendo sin decir nada.

Takemichi pensó que con Emma ahí, la familia Sano e Izana podrían vivir en paz.

Y contento comió la comida de Emma, donde la charla era agradable, dónde Mikey se burlaba de su nuevo Onii-chan, y dónde Shinichiro estaba con vida.

—Takemicchi, te presto ésto para que duermas.—Dandole una polera bastante larga y un pantalón corto, el Hanagaki agradeció.

—Takemicchi-kun, el baño está listo para ti.—Emma se asomó a la habitación de Manjiro, ella tenía en la mano una escoba y pala.

—Gracias, Emma-chan, pero, ¿Estás bien...?, Te ves algo cargada.

—¡Estoy muy bien!, Pero debo limpiar el cuarto de Izana-niichan.

—¡Emma, yo puedo hacerlo sólo!—El moreno parecía intentar agarrar la escoba, cosa a la cual Emma se negó.

—¡Claro que no!, Yo lo haré hoy, luego de eso será tu responsabilidad mantener tu cuarto limpio, Niichan, ya que vas a vivir aquí.

—Hm...—Con las mejillas rosadas, sin poder ir contra esas palabras, Emma sonrió divertida, mostrando sus dientes y cerrando sus ojos, yendo al cuarto de Izana.—¡Ah, Emma!

—Parece que se llevan muy bien.

—Emma lo quiere mucho, a pesar de no haberse visto, para Emma es su hermano mayor.—Manjiro sonrió algo nostálgico.

—¿Estás bien respecto a ésto, Mikey-kun?

—Hmm...—Manjiro miro el techo.—Una vez Shinichiro hablo de otro hermano mayor, y supongo que, mantengo mi respuesta.

Con su honesta sonrisa que Takemicchi disfrutaba, el rubio fue la baño.

Las cosas estaban saliendo tan bien.

—¿Dónde esta el truco...?—Murmurando en voz baja, con sus ojos opacos vio el techo del baño.—¿Quién morirá ahora?, ¿Qué misión sigue?, ¿Volveré al futuro?

Elevando la palma de su mano, estaba asustado de volver...

Hundiéndose en la tina, pensó, morir ahogado quizás era menos doloroso que un camión lo atropelle...

—Cualquier cosa duele menos que ser asesinado a disparos...

Takemichi negó tales pensamientos.

El mundo lo había dejado vivir.

Dos veces.

No podía dejar pasar estas cosas. Debía seguir, mantener la cordura.

Aún habían detalles que no debía dejar fuera.

—Necesito anotar todo...—Levantadose del agua, debía vestirse para escribir sus notas en su libreta lo antes posible.

En el cuarto de Mikey, Manjiro ya estaba en la cama, con su futón listo y hecho esté se fijo si el Sano dormía, y al no oír ni un sonido de él, supuso que si.

Tomando asiento en el futón, saco de su bolso su cuaderno del futuro. Llamado así por obvias razones.

Anotando el día de hoy y como Shinichiro sobrevivió, debería parar el incidente de Baji y Kazutora.

Entonces lo escucho.

—¿Qué haces, Takemicchi?

Sentado en la cama, Manjiro alzó una ceja viéndolo.

Comienzo | MitakeWhere stories live. Discover now