LXXV

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Con diciembre tan cerca, Takemichi pudo ver su aliento al respirar. Estaba helado, aunque no demasiado, lo cual le gustaba mucho.

Cumpliendo la misión de agosto, enterándose de Hanma y el futuro que se venía, todo lo que quedaba era mantenerse como en esos tres meses.

Junto a Hanma habían hablado que por la cantidad de tiempo que faltaba para los sucesos catastróficos sólo les restaba observar y esperar un tiempo al menos.

Aún quedaban dos años para el incidente de Kisaki. Hanma se encargaría de monitorearlo, Takemichi se mantendría como siempre, siendo el amigo cercano del de gafas.

Y con Mikey seguir igual hasta poder enterarse adecuadamente de porque sucedería el accidente...

Tenía que ser más fuerte.

—Takemichi, hace mucho frío fuera, ponte bufanda para salir.—Su madre lo saco de sus pensamientos, su padre leía sentado en la mesa cerca de ella.

—Pero no tengo frío.—Él protesto, su madre suspiro negando.

—Te vas a resfriar.

—Nunca me resfrío.

—Porque siempre obedeces a Mamá.—Con las manos en su cintura el Hanagaki bufo.

—Dijeron que hoy saldría el sol.—La voz de su padre los hizo voltear hacía él.—Si está demasiado abrigado también le podría hacer mal...

—¡Cariño, se supone que me apoyes a mi!—Ame reclamó, Takemichi sólo pudo sonreír.

—¡Gracias, papá!—Sonriente, recibió una pequeña sonrisa de su padre.

Era raro tenerlo en casa, pero le alegraba, hasta su madre parecía de mejor humor por tenerlo ahí.

—¿Irás al dojo hoy, Takemichi?—Su madre pregunto quitándose su delantal.

—Si, no quiero atrasarme de más, ahora que deje de trabajar con Shinichiro-san.

—Ve con cuidado, y saluda al señor Sano de mi parte.—Con una caricia en su cabello su madre le sonrió.

—Si, adiós, mamá, papá.

Viéndolo salir por la puerta, Hanagaki Ame pensó en lo grande que estaba su pequeño, conmoviendo su corazón.

—Cariño, Takemichi a crecido tan-...—Corto sus palabras al ver a su marido cubrir sus ojos.—¿Otra vez lloras porque Takemichi te dirigió la palabra...?

—... Nuestro hijo es precioso.

Sin evitar reír, fue por los pañuelos, su esposo era tan extraño.

—Takemichi es un buen niño.

—Lo siento por no estar con ustedes más tiempo.—Secando sus ojos sin quitarse sus gafas, Ame negó con una sonrisa.

—Te debemos mucho, cariño, si no fuera por ti yo no podría pasar tanto tiempo con Takemichi, aunque ahora con sus amigos y su pandi-... Pasatiempos en el dojo.—Aclarando su garganta prosiguió.—No lo veo tanto, te estoy agradecida.

—Lo sé...—Con sus mejillas algo rosadas Ame sonrió ampliamente.

—Quizás podrías dejar de trabajar tanto ahora que Takemicchi está tan grande, la mayor parte del tiempo está fuera, y yo podría buscar un trabajo de medio tiempo.—Sosteniendo las manos de su esposo, las beso.—Quiero que Takemichi tenga más recuerdos con su padre también.

—Ame-san...

—Pero tendrás que dejar de llorar cada vez que Takemichi te diga papá, ¿Si?

—Si... Gracias, querida.—Con una sonrisa amable y tímida, la madre Hanagaki enrojeció, aún le avergonzaba que la llamara así a pesar de llevar más de 10 años de matrimonio.

Takemichi al otro lado de la puerta sonrió al oír aquella conversación, parece que tenía más en común con sus padres de lo que esperaba.

—Quizás podríamos darle ese hermanito que tanto pidió...

Y el Hanagaki pensó que ya había escuchado suficiente.

Comienzo | MitakeWo Geschichten leben. Entdecke jetzt