Comienzo | Mitake

XLVI

En todos los ángulos posibles Takemichi era incapaz de descifrar correctamente las palabras de Sano Shinichiro decía con suma seriedad.

—Lo siento si me equivoco, pero hacer tanto por Mikey que es sólo tu amigo, es algo extraño, quiero decir, tenías una prometida y la dejaste para ayudar a Mikey, hasta cuando ella te lo pidió, y acabaste con tu vida para que Mikey no sufriera...

Takemichi sonrió nervioso.

"¿Ehhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh?"

—¡Somos amigos, solo amigos con Mikey-kun, Shinichiro-san!

—Ajá.—Con una ceja alzada, Takemichi ardió avergonzado ante tal cuestionamiento que jamás se le vino a la cabeza.—Entonces entre tú y Mikey no pasó nada en el futuro.

—Eh... ¿No?, Mikey-kun no me ve de esa manera, al menos nunca lo pensé, ¡Y yo salgo con Hina!, Bueno, salía con ella, es complicado ahora.

—Y Mikey no tiene nada que ver con eso.

—¡¿Por qué estás tan pendiente de Mikey y yo?!

—Porque a Mikey le importas, tanto ahora como en todos tus futuros, le importaste más que cualquier otra persona.—Los ojos negros de Shin eran serios.—No me diste muchos detalles, pero si dejaste claro lo mucho que a ti te importa Mikey y como le importabas.

—Mikey-kun se sacrificó por todos, él quería un final feliz para todos nuestros amigos...

—Pero pasaron muchas cosas.

—Que fueron mi culpa.—Interrumpio.

—Que no fueron tu culpa, Takemichi.

—Si lo fueron.

—Takemichi.

—¡Draken murió por protegerme!, ¡Mikey me rompió el brazo y asesino a una persona!, ¡Todos mis amigos que se supone tendrían un final increíble lo perdieron por mi egoísta deseo de salvar a Mikey-kun!

Sano Shinichiro se levantó, cerrando la tienda de golpe, volviendo a su lugar, necesitaba un cigarro.

—Tú sólo querías ayudar a Mikey.

—Y termine muerto por eso.

—Pero volviste aquí.—Shin le sonrió, con dulzura y gentileza.—Y te estoy eternamente agradecido por eso.

Los ojos azules de Takemichi se abrieron al ver una reverencia. Con sus manos abiertas en sus muslos, y toda su espalda encorvada viendo el piso.

Sano Shinichiro le daba su gratitud y respeto.

—Supongo que soy egoísta también, pero si logramos que mis hermanos vivan una vida digna, no me importa nada.

—Shinichiro-san.

—Gracias por todo tu trabajo, Takemichi, te has esforzado mucho.

Palabras simples de aliento, palabras que te darían por rendir bien un examen, hacían a su corazón explotar junto a sus lágrimas.

Necesitaba un abrazo justo ahora.

Y Shinichiro lo recibió con los brazos abiertos.

—Es extraño pensar que eres mayor que yo, Takemichi.—Con una risa sutil le acaricio el cabello mientras el pequeño sollozaba.

—Realmente lo siento...

—Lo sé.

—No quería hacer nada malo, en serio.—Entre sollozos que lo dejaban sin voz clamo, con dolor.—¡Ya no puedo soportar perderlos!, ¡Todos y cada uno, lo siento por no proteger a Mikey-kun!

Un grito profundo que desgarro su corazón y garganta, Shin cerró los ojos con su mano acariciando la espalda del pequeño niño.

—Si sólo fuera más fuerte y listo... si sólo no fuera yo, quizás Mikey-kun no hubiera perdido a todos...—Con los hombros subiendo y bajando, con sus ojos rojos y cansados sus lágrimas no se detuvieron.—Lo siento, lo siento...

Sano Shinichiro con su hombro mojado por las lágrimas pensó, ¿Cuánto tiempo había acumulado ese dolor?

Ni siquiera un adulto debería reprimirse tanto.

—Yo soy... Tan patético...—Algo adormilado por el llanto, acostado en el pecho de Shin, sintió calidez.—Si hubiera sido Shinichiro-san el elegido... Todo sería bueno ahora.

—No creo que nadie pueda con una carga tan pesada, Takemichi.

—Se que soy mayor que tú, Shinichiro-san, pero... Me gustaría quedarme así un rato más.

—Claro.—Con tranquilidad le acariciaba el cabello.

Con una dulce atmósfera, con Takemichi cayendo dormido, la ventana se abrió de repente en un brusco movimiento.

—¿Por qué cerraste tan tempra-...—Mikey pasando por la ventana vio la escena de Shinichiro abrazando a Takemichi quien dormía en su pecho con un claro rostro de haber llorado.

La escena comprometedora hizo sudar un poco al mayor Sano quien vio a Manjiro darle la espalda.

—Llamaré a la policia.

—¡¿Mikey?!