LXVI

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Takemichi frunció un poco el ceño, preocupado.

—¿Qué pasa, Kisaki?

—¿A qué viene la pregunta?—Acomodando sus gafas, miro al Hanagaki quien tenía una mala mirada.

—Estas lastimado.

—¿Cuándo eso a sido inusual?

—No te estás quejando.—El Hanagaki gruñó.—Y no eres de los que resultan heridos fácilmente, ¿Te peleaste con Hanma?

—Ese idiota no tiene nada que ver.

—Kisaki.

—Me tope con unos idiotas el otro día, eso es todo.—Desviando la mirada, Takemichi frunció el ceño.

—Ten cuidado entonces, sabes que te cubro la espalda, Kisaki.—Con una seria expresión intento verse genial, el de gafas río.

—¡Para eso estoy yo, Takemicchi!—Hanma de un salto se pegó a Kisaki, quien soltó un claro quejido más alto de lo usual de dolor.—¿Eh?

—¿Kisaki?, ¿Estás bien?

—¡Bastardo, avisa la próxima vez!—Irritado regaño al más alto, quien parpadeo igual de confundido que el Hanagaki.

—Pero si lo hago cada día, ¿Qué te pasa ahora, Kisaki?

—Unos idiotas lo golpearon, pero no esperaba que te doliera tanto, ¿Por qué no te tomas el día?, Mañana deberías faltar si aún te sientes mal.—Preocupado hablo Takemichi, con su mano en el hombro del de lentes.

—¿Unos idiotas...?—Hanma entrecerró los ojos.—Yo me encargo de llevarlo a su casa, Takemicchi, creo que la chica Tachibana quiere hablar contigo.—Apuntando a sus espaldas, Takemichi notó a Hina asomada.

—Ah, ¿Estas de acuerdo, Kisaki?

—Si... Déjame con Hanma, tú ve con Tachibana.—Con una pequeña sonrisa lo dejo más tranquilo, el rubio vio al más alto.

—Hanma, cuida de Kisaki.

—Al menos en eso sé que confiarás en mi.—Sosteniendo a Kisaki del brazo lo llevo.

Takemichi quedó con Hina, viendo la espalda de Hanma desaparecer.

—Ya puedes soltarme, puedo caminar.—Kisaki mascullo sin ser tomado en cuenta.—Hanma.

—Ahora, Kisaki, dime, ¿Qué te pasó realmente?

—¿Ah?

—Nadie te ha golpeado, no has peleado con nadie, yo lo sabría, estoy contigo todo el día, así que dime, Kisaki, ¿Por qué estás tan lastimado?—Hanma tenía una fría mirada que le daba escalofríos, Kisaki desvío la mirada.

—No tiene nada que ver contigo.

—Hmm...

En un tirón brusco, Kisaki termino sobre una cama de hotel.

—¿Eh?, ¡¿Qué diablos hacemos aquí?!

—No te gusta que vaya a tu casa, y quiero hablar, me parecía un buen lugar.

—¡¿Un motel?!

—Bueno, si la conversación sale bien no me molestaría celebrar luego.

Kisaki asqueado gruñó, el juego de Hanma estaba llegando muy lejos.

—¿Por qué no puedes ser un poco norma-...—Su voz se cortó cuando Hanma se sentó encima de él, quitándole la corbata.—¡¿Qué rayos haces?!

—¿Prefieres que deje la corbata puesta?

—¡Sueltame, bas-!—El agarre se hizo más fuerte, y su boca fue cubierta, inmovilizado se congeló.

Estaba asustado.

—Cállate.—Los ojos serios de Hanma lo hicieron temblar, con su corbata ató las manos del de lentes para continuar, elevando sus manos.

—¿Por qué haces esto...?—Sus ojos temblaron un poco mientras Hanma le abría la camisa botón por botón.

Estaba asustado, quería llorar.

—Lo sabía.—Hanma gruñó al dejar descubierto su abdomen y pecho.—Oi, Kisaki.

—¿Qué rayos vas a hacerme, bastardo?, ¡Esto ya llegó muy-!—Un quejido de dolor lo calló, Hanma con un dedo le tocó las costillas.

—Estos moretones en todo tu cuerpo... No fueron hechos en una pelea, así que confiesa, ¿Quién te torturó de esta manera y por qué no lo noté?

Saliendo de encima, Kisaki vio su torso con moretones y heridas.

—Marcas de cigarrillo viejo, las conozco, pero en unos años si las cuidas se van.—De brazos cruzados su sonrisa se esfumó.—¿Quién fue el bastardo que te hizo ésto, Kisaki?

—Hanma...—Con sorpresa, enrojeció.—¡Había formas más normales de decirlo, realmente pensé que-!

—¿Iba a abusar de ti?—Riendo un poco sonrió.—No llegaría tan lejos, aunque mejor desató tus manos o esta imagen no me ayudará mucho.

—¿Por qué no lo haces en silencio?—Con el ceño fruncido extendió sus manos, Hanma río.

—A pesar de que hace unos minutos estabas tan asustado.

—¡Yo no estaba asustado!

—La vez que lo hagamos te llevaré a un mejor motel.—Sonriente dejo libre sus manos, ganándose un golpe que esquivo fácilmente.—No deberías moverte mucho, debe doler.

—Tch...

—Ahora, Kisaki, ¿Quién te lastimó?

Kisaki desvío la mirada.

Está sería una larga historia.

Comienzo | MitakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora