LXXXII

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Abriendo los ojos con lentitud, Manjiro sintió su brazo algo entumecido, pesado, con su mano libre y sus ojos apenas abiertos intento saber que era lo que tenía, sintiendo algo suave, ¿Una oreja?

Abriendo bien los ojos, vió a Takemicchi con su cabeza sobre su brazo, su mano libre en la mejilla del Hanagaki fue una vista demasiado fuerte para su edad.

Respirando y manteniendo la calma, decidió sacar su brazo de debajo del rubio, mala idea, Takemichi paso sus brazos por la cintura del muchacho, quien completamente rojo pudo oír su propio corazón latir.

¿Superarlo?, ¡¿A quien diablos estába engañando?!

—Take... Takemicchi...—intentando despertarlo, ya que sus nervios llegaron al punto de que si se movía podría morir.

—Mikey-kun...—Completamente dormido, Takemichi no se movió, Manjiro apretó los dientes y el ceño.

—¡Takemicchi!—Moviendole el rostro, el Takemichi tuvo una mueca.

—Manjiro.—Escuchando su nombre de repente lo sorprendió, deteniendo hasta su respiración.—Yo te... Salvaré...

—¿Takemicchi?—Mikey no comprendió porqué el pequeño comenzó a llorar, aún dormido. ¿Soñaba con él?

—Mikey-kun...

Sin poder evitarlo abrazo al Hanagaki, con el rostro de Takemichi en su pecho, acarició su cabello.

No sabía porque, su corazón se oprimía al verlo de esa manera, era una sensación extraña, cerró sus ojos, aún cansado, cayendo nuevamente dormido.

Sin romper el abrazo.

Para cuando las horas pasaron, el par despertó nuevamente, casi al mismo tiempo, Takemichi parpadeo varias veces sin saber porqué estaba abrazando a Mikey y esté lo abrazaba de vuelta.

—¿Mikey-kun?—Elevando un poco la vista, Manjiro le cubrió los ojos.—¡¿Mikey-kun?!

—¡Si que te mueves mucho, Takemicchi!—Abruptamente sonrojado no quería ser visto en ese segundo, Takemichi no entendía nada.

—¡Ah, lo siento, no sabía que me movía tanto, Mikey-kun!

Luego de algunos minutos así, Manjiro se calmó, su corazón ya latía con normalidad y no sentía tu rostro tan caliente, así fue que descubrió el rostro del Hanagaki.

—Eso realmente fue cruel, Mikey-kun.

—No me hables de crueldad.—Rodando los ojos, estiró su cuerpo, levantándose de la cama.—Ya tengo que irme, nos veremos en el templo con los demás a la hora que dijo Kencchin, ¿No?

—Ah, cierto, así será.—Takemichi lo había olvidado por un segundo.

—Me llevaré esto.—Mikey tomó su caja con la almohada y calcomanía dentro.—Bueno...

—¿Uh?

—¿Donde esta tu baño?, Quiero cambiarme.

—¿Por qué no te cambias aquí?—Takemichi no comprendió, Manjiro dio una mirada bastante directa.—Es la habitación de al lado a la izquierda...

—Gracias.—Dejando la caja en el piso tomó su ropa y salió del cuarto.

—No recordaba a Mikey tan tímido... Nos bañamos juntos en los baños públicos, ¿Quizás la edad?—Rascando su cabello decidió cambiarse también, era algo temprano, al menos para Mikey, le sorprendia un poco que se levantará con tanto ánimo y prisa.—Quizas si le incomoda dormir con otros.

Quitándose su pijama, poniéndose unos pantalones largos, busco alguna polera cualquiera, de todos modos usaría un abrigo encima.

—¡Listo!—Manjiro entro sin tocar, con su ropa de ayer, Takemichi sin su polera lo miro.

Comienzo | MitakeOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz