XI

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Con ojos brillantes y determinados se veía en el espejo.

Su vida empezaba ahora.

—Sere fuerte y genial, eso facilitará el futuro un millón por ciento.—Con una arrogante sonrisa y su mano en el mentón se miraba con confianza.

—Takemichi, llegarás tarde a la escuela.—Desde abajo escucho a su madre.

—¡Ya voy!

Con prisa bajo, encontrando a su progenitora con un almuerzo para él.

—Portate bien en el Dojo, Sano-san ya es bastante viejo, ¿Si?—Gentil sonrió, Takemichi asintió ante eso.—Tambien, dale esto a tus amigos, ahora tienes muchos, ¿Verdad?

—Ah, si.—Algo sorprendido por la bolsa de, inesperadamente, dorayakis, río, en el futuro su madre no estaba en lo absoluto pendiente de él y sus amistades.

Esto era agradable para su corazón.

—Gracias, Mamá, ya me voy.—Con una sonrisa tomo su almuerzo y dorayakis, poniéndolos en su mochila.

—Takemichi.—Su madre lo llamó, con una expresión amable, ella le acarició la mejilla.—Te amo.

Con los ojos abiertos la miro sin poder formular palabra.

"¿Estás comiendo apropiadamente?, Podrías llamar de vez en cuando, yo respondería..."

La última llamada que recibió de su madre a los 24 años, dejo de responder luego de eso...

—Yo también te amo, mamá.—Con su sonrisa usual respondió, dando la espalda para irse de su hogar.

Cerrando la puerta a su lado, se apoyo en está unos segundos antes de sentir sus mejillas húmedas, aún así sonrió.

Se avergonzaba de si mismo.

Pero las cosas podían cambiar.

Aunque luego de ser dado vuelta en el aire para caer en una colchoneta dudo de si podría volverse fuerte.

—Bien, siguiente.—Con un silbato el señor Sano apunto.—Takemichi-kun, mantén los pies en el piso la próxima vez.

—Aunque eso intente...—Rascando su cabello bufo, recibiendo así dos manos extendidas hacia él.

—Creo que se refiere a que te centres más en tu zona de gravedad...—Kisski murmuró, sin quitar su mano.

—Al menos ahora duras más que las otras veces.—Mikey le sonrió, con ánimo sin quitar su mano.

El azabache Hanagaki aprecio esas palmas con algo de temor.

—Tienen razón.—De manera sutil respondió a sus comentarios, levantándose por su propia cuenta, dejando la mano de ese par aún ahí.—¿Mikey-kun?, ¿Kisaki-kun?

—Ahora hay que hacer estiramientos otra vez, seamos juntos, Takemicchi.—Manjiro lo tomó del hombro sin mucho problema, un tirón de su uniforme lo hizo ver en su otra dirección.

—Hanagaki y yo somos los nuevos, así que debemos ser juntos...

—¿Ah, si?—Con una sonrisa algo oscura, Takemichi sintió una atmósfera algo particular entre ese par, le parecía algo aterrador.

—¡Ya dejen de discutir por tonterías!—Baji clamó a las espaldas del Hanagaki.—¡Tú, serás conmigo!—Apuntando a Takemichi, lo jaló lejos del par que seguía viéndose de manera extraña.

—¡¿Ba-Baji-kun?!—Sorprendido del acto, había pensado que Keisuke no le tenía mucha estima.

—¿Tienes algún problema con estar conmigo?—Y esa fulminante expresión se lo confirmaba.

—¡C-Claro que no!, Disfruto de tu compañía.—Temblo por dentro, a pesar de que en el futuro era mucho más atemorizante, estaba asustado.

—Como sea.—Tomanfo asinto en el piso abrió sus piernas y extendió sus brazos.—Ya sabes que hacer, hacelo con cuidado o te asesinó.

—¡S... Si!

Con ganas de llorar por el trato recibido, gentilmente empujaba la espalda de Baji, concentrado de no lastimarlo.

—¡Oye!—El grito de Kei lo asustó, alejándose un poco.

—¿Te lastime, Baji-kun?—Preocupado alzó ambas cejas, el de colmillos prominentes chasqueo la lengua.

—¡No es eso!—Viendo al frente apretó los puños.—Eres bueno en esto, no duele nada.

—¿Entonces...?

Nuevamente fue fulminado por esa mirada marrón.

—Lo haces tan delicado que casi se siente como si fueras una chica, ¡Es incómodo!

Takemicchi mantuvo silencio, procesando tal información, para finalmente no entender la queja.

—¿Entonces quieres que sea... Más brusco?—Su expresión era obvia, no comprendía las palabras de Baji.

Luego de varias quejas de Keisuke, Takemichi siguió sin comprender en lo absoluto la situación, sólo sonriendo ante las tontas quejas.

—¿Se divierten?—Mikey con una mirada oscura estaba junto a ellos.

—Mikey-kun, estamos bien.—Gentil el Hanagaki sonrió, algo nervioso de la repentina aparición.

—Takemicchi no es tan malo en esto después de todo.—Baji mencionó, rascando su mejilla.—Aunque sigue siendo raro.

—¿Gracias...?—El Hanagaki río ante eso, un poco.

—Hmm...—Con las mejillas infladas, Manjiro hizo una mueca.—Me alegra que se lleven bien.

—Dile eso a tu cara.—Keisuke lo apuntó con obviedad, recibiendo una patada.

—Tu cállate.

Apreciando al par discutir a golpes, Takemichi retrocedió un poco, chocando al no mirar a sus espaldas.

—Hanagaki, ¿Podemos hablar?

Era Kisaki.

Comienzo | MitakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora