XIV

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¿Cómo todo acabó de esa manera...?

Apretando su mochila, rodeado de tres niños mayores que ya conocía de antes, nuevamente volvieron por él y su cuaderno.

El cual estaba en su mochila.

Aunque ya llevaba unas semanas en el Dojo era imposible para él derrotar a tres niños tan grandes. Tenía miedo, quería a su mamá.

Y en ese callejón Mikey no vendría.

—¡Entrega tu mochila y quizás no te golpearemos tanto!—Jalandolo del cabello y la mochila se rehuso a soltarla.

Con lágrimas apretó los dientes sin intención de soltar un quejido de dolor.

Ahí dentro también...

Estaba el regalo de Mikey.

—No la suelta en absoluto.—Uno de los mocosos gruñó cansando.

—Mas fácil.—El niño líder tomó un pedazo de madera que estaba en el piso, Takemichi tembló.

Sin escapatoria debido al callejón, apretó su mochila y cerró los ojos.

Uno, dos, tres impactos tanto en su espada cómo en la cabeza.

La madera era dura. Se sentía mareado y la cabeza caliente.

Al abrir los ojos notó que lo cálido era su sangre derramada.

Que pronto iba a morir...

Intento mirar a sus atacantes, pero una patada en su mochila le llegó hasta el estómago le hizo difícil respirar.

Un niño de 12 años no debería patear de esa manera, pero lo hizo, y dolía.

Sus lágrimas no dejaban de salir, y de su boca soltó un poco de saliva.

Estaba asustado...

¿Alguien podía ayudarlo?

—Soy patético...—En un murmullo los niños le quedaron viendo.—Aún necesito ser salvado, y así quiero salvarlos a todos...

Comenzó a reír, irritado a los mocosos  por tal gesto de burla, iban a usar el palo otra vez, pero el Hanagaki se levantó.

Con su mochila la uso para golpearlos los pies, haciendo caer a uno.

—Al menos, quiero sentirme menos inútil.—Con su sonrisa, y la sangre que caía de su frente, hizo a los niños retroceder un poco.

—¡Ese es el espíritu!—Una nueva voz se asomó.

Takemichi apenas podía ver, sus ojos estaban borroso entre más sangre le caía en el rostro.

—¡Odio a los debiluchos, pero eres más divertido de lo que esperaba!

La silueta era extraña.

Alguien alto, rubio...

¿Tatuaje?

Era muy tarde, ya se había desmayado.

Comienzo | MitakeWhere stories live. Discover now