LXV

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En un suspiro cansado miro el sobre en sus manos.

—Soy patético...—Metiendolo en una bolsa de Taiyakis vió a Draken esperándolo fuera de su casa.—¡Ya me voy, mamá!

—Saluda a Mikey-kun de mi parte y deseale un gran cumpleaños.

—Si, si, lo haré.—Abriendo la puerta, iba a salir.

—¿Te quedarás a dormir allá?

—Ah, no lo sé, te avisaré.

—¡Avísame, por favor, tu padre estaba preocupado la última vez!

—¡Si!

Corriendo fuera de su casa suspiró, no evitaba avergonzarse un poco cuando su madre hablaba de su padre.

Teniendo siempre una visión de él como alguien serio y estricto, que en sus 27 años de vida apenas vio un par de veces.

Su padre aveces, cuando nadie miraba, sólo lo sostenía de la nada y le daba un abrazo.

Entonces las palabras de su madre le hacían creer que su padre quizás sólo era un poco... Tímido.

—¿Takemicchi?, ¿Por qué la cara tan roja?—Draken alzó una ceja.

—No... No es nada, sólo, creo que, mis padres son un poco geniales...—Rascando su mejilla, Draken sonrió, entrecerrados sus ojos.

—Eso suena lindo.

—Ah, Draken-kun...—Culpable quiso arreglar sus palabras, Draken rió.

—No es como si presumieras de ello, Takemicchi, tranquilo.—Apuntando el asiento de atrás sonrió.—Además, me alegra que te lleves bien con tus padres, no muchos pueden decir lo mismo.

—Draken-kun...

Takemichi tomó asiento, con el regalo de Mikey bien afirmado se sostuvo.

Él realmente... Estaba apreciando esa época más y más...

—Quiero hablar un poco más con ellos...—En sus 27 años de vida nunca supo siquiera los intereses de sus padres.

En solo 2 años había logrado enterarse de tantas cosas...

—Pff...

—¿Qué es tan gracioso, Takemicchi?

—¿Mi mamá tenía una pandilla a nuestra edad sabías?—Sin evitar reír lo dijo, Draken abrió ambos ojos.

—¿Bromeas?, ¡Eso es genial, con razón está tan-!—Draken corto sus propias palabras al procesar sus pensamientos.

—Draken-kun, es mi mamá.

—Lo siento...

El Hanagaki sólo pudo sonrier un poco. La visión de una madre dura y desinteresada, un padre estricto y serio que jamás estaba en casa...

Su madre era amable y gentil, pero seguía siendo firme con él cuando era necesario.

Su padre era serio y jamás estaba en casa además de en la noche donde llegaba muy tarde y cansado, pero siempre había sido amable y preocupado con su madre.

Quizas con su mentalidad de adulto podía entender mejor la situación.

—¡Llegamos!

Parpadeando se vio frente a la residencia Sano, poniéndolo inquieto otra vez.

—¿Qué le compraste este año a Mikey, Takemicchi?

—Eh... Una sorpresa, quizás...

—Yo le di temprano una bolsa de dorayakis de su tienda favorita, estaba muy feliz.

Comienzo | MitakeUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum