XXXVII

10.3K 1.7K 328
                                    

Con el sudor corriendo por su rostro, Baji Keisuke apretó sus colmillos soltando un sonoro;

—¡¿Por qué tenía que llevar yo a Mikey?!

—Tardas mucho, Baji.

—Fuiste el último en llegar.—Kazutora se burló, Keisuke imagino escenarios donde destriparlo.

—¡No es mi culpa, Mikey se quedó dormido!—Aclaro, refiriéndose al bulto en su espalda que era un dormido Manjiro completamente relajado.

—¿Ya llegamos?—Frotando su ojo parpadeo para poder acostumbrarse a la luz del exterior, Baji apretó aún más los dientes.

—¡Te mataré!

—¡B-Baji-kun!, Detente, por favor.—Takemichi justo a su lado movió sus manos en busca de detener la ira fundamentada de Keisuke.

—Tch.—Chasqueando la lengua hizo bajar a Baji, acercándose a Draken que jugaba con un balón.

—Mikey-kun, se un poco más considerado con Baji-...—Takemichi calló al recibir un afectuoso abrazo de Manjiro.

—Tengo sueño...—Ese pequeño murmullo hizo al Hanagaki comprender que aún estaba medio dormido el pequeño.

Sonriendo levemente le acaricio el cabello.

—Mikey-kun puede descansar un poco más.—Como a un pequeño niño que debía cuidar lo aprecio con cariño.—Sólo un poco más.

—¿Hmm?—Mikey luego de algunos minutos abrió sus ojos lentamente, el abrazo suave lo hizo apretar un poco para saber que cosa era lo que le brindaba comodidad.

—¿Mikey-kun?, ¿Despertaste?

—...—Mikey miro el rostro del azabache Hanagaki, luego viendo hacía otro lado notando a sus amigos verlos con algo de curiosidad, y luego volvió a ver a Takemichi.—Te asesinare.

—¡¿Ah?!

Takemichi dio un salto hacía atrás ante esos ojos negros maldecirlo.

—¡Mikey, recuerda que tú querías venir aquí, puedes matar a Takemicchi después!—Draken clamó impaciente, quería saber que tenía por decir Mikey, y Takemichi agradecía el medio intento de no ser asesinado por ahora.

—...—Desviando su vista hacía Draken, volvió a ver al Hanagaki quien mostraba claro temor de ser asesinado.—Takemicchi.

—¿Mikey-kun?

—Es vergonzoso si me abrazas frente a todos...—Gruño en voz baja, con el ceño fruncido y orejas algo rosadas.

—Ah, pero Mikey-kun fue el que me abraz-...—Acorralado en un árbol, con la pierna de Mikey a centímetros de su rostro, cual soldado se puso recto.—¡No lo volveré a hacer!

—Muy bien.—Viendo donde sus amigos, sonrió.—¡Ya voy, Kencchin!

Takemichi tomó su corazón aterrado, ni siquiera sabía bien que pasó, así que respirando decidió subir al santuario con el resto de sus amigos.

Donde ahí comenzó.

—La Tokyo Manjiro.

Comienzo | MitakeWhere stories live. Discover now