XCVIII

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Los días transcurrieron con normalidad, aún faltaba para la fecha límite, y sus únicos problemas tenían dos nombres.

Sanzu y Rindou.

Sanzu era obediente y calmado, pero irrespetuoso con cualquiera que no fuera Mikey, y eso hacía enojar a Chifuyu, comenzando peleas sobre que debe respetar a su capitán.

Con Rindou era mucho más complicado, pues el muchacho no era obediente, mucho menos calmado, era un sádico de primera que sólo podía obedecer a su hermano o a Mikey, ya que en palabras del pequeño Haitani, "Sólo sigo al más fuerte", por ello no se tomaba la molestia de escucharlo.

Simplemente el estrés que esos dos le provocaban no era tanto como el estrés general de su existencia, el futuro y todo lo relacionado a sus nuevos sentimientos.

—Takemichi-kun, te encuentras mejor de tu resfriado, me hace muy feliz saberlo.—Y otro problema a la vista se le avecina.

—Hina...—Nervioso, había pasado bastante tiempo desde que vio a la Tachibana, en la escuela la evitaba olímpicamente para no tener que rechazarla de manera directa o darle falsas esperanzas.

—Emma me dijo de tu resfriado, y como no querías que fuéramos para no contagiarnos.—Su dulce sonrisa era débil para el Hanagaki que la encontraba un ángel caído.—Ya que estás mejor, me preguntaba si... Podíamos... Salir a algún lado, mi hermano Naoto recibió entradas al acuario, pero dijo que me las daba, tengo unas cuatro... Podríamos ir juntos...

—Ah-...—Con un tic en el ojo vio a la Tachibana sonrojada apretando su falda, gesto que hacia siempre que algo la avergonzaba y necesitaba valor.—¡Claro!

—¿En serio?—Sus ojos brillaron, Takemichi sonrió.

—Podemos invitar a Emma-chan también.

—¿Eh?—Hinata parpadeo ante aquello.

—Podrías decirle que lleve a alguien, entre más mejor, ¿No?

—... Si... Por supuesto...—La expresión lúgubre de la Tachibana hizo al Hanagaki llorar en su interior, disculpándose por su propia cobardía.—Sera el 20 de septiembre, así que, te enviaré por mensajes el horario.

—C... Claro, Hina.—Viendo a la chica seguir su camino suspiro, era lo peor, alguien golpeelo, se lo merecía.

Y como por arte de magia sus palabras se cumplieron, chocando de repente, cayó al suelo al igual que la otra persona, golpeándose el trasero.

—¡Ah, lo siento mucho!—Notando los papeles en el piso, supuso que se le cayeron, recogiendolos de golpe.—No estaba prestando atención-...

Sus azules ojos se abrieron de par en par, asombrado, su boca se abrió ante la persona frente a él.

—No te preocupes, también me distraje.—Una amable sonrisa, algo boba le regaló esa mujer.

Preciosa era poco, una belleza de rubio cabello, grandes ojos azul brillante, labios rosados que podrían ser maquillados, pero todo se veía tan natural que no dudaba que fuera su color, un cuerpo que lo hizo pedirle perdón a Mikey, esa era la mujer más hermosa que había visto en mucho tiempo.

Se veía mayor, pero juvenil, no podía ponerle más de 25 años, menos si era posible.

—¿Pequeño?, ¿Estas bien?, ¿Te lastimaste?—Su ceño se frunció literamente, Takemichi estaba sin habla.—Eh... ¿Te gustaría un jugo en compensación?

—Ah...—Procesando que esa belleza le dirigía la palabra, asintió con la cabeza, ella sonrió, y fue un deleite para sus ojos indignos.

Aún no lograba entender cómo estaba sentado con esa belleza bebiendo jugo, ¿Por qué en su adultez jamás tuvo tal suerte?

Comienzo | MitakeWhere stories live. Discover now