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-¿Vas a quedarte allí o me acompañarás?- la voz de él hizo reaccionar a la mujer que se dio cuenta que habían llegado. Su jefe podía ser bastante ocurrente cuando lo deseaba.

Isabela salió del elevador antes que este se cerrara y lo siguió hacia la puerta de su oficina.

Samantha lo sintió y despegó la mirada de la pantalla de su computador. Su sonrisa se desvaneció cuando la vio detrás de él.

-Samantha, prepara los papeles de baja de Azel. Quiero su expediente con el resto de los documentos encima de mi mesa para mañana.

La mujer pasó su mirada de ella hacia Giovani donde cambió por una de asombro.

-¿Azel? ¿Baja de la empresa? - estaba muy conmocionada.

-Si, algún problema con ella - Giovani la interrogó con la mirada.

La mujer negó rápidamente.

-No, ninguno, es solo que…

-Y prepara los nuevos para un ascenso de puesto. Esos los quiero para dentro de diez minutos- la interrumpió abriendo la puerta de su oficina- Y Samantha… no estoy de buen humor –y con eso de daba a entender que tenía que hacer el trabajo rápido y sin preguntas. Ella podía ser su novia, pero dentro de la empresa era solo su secretaria.

Isabela lo siguió al interior de la oficina sin decir una sola palabra. El ambiente estaba tenso y ella ya tenía suficientes problemas consigo misma para otro más. Comenzando, cómo le explicaría a Allen las marcas que de seguro ya tenía en su cuello. Solía creárseles hematomas muy fáciles dada su condición. Y eso que no quería mirar el que estaba en su cadera. Ya debía estar negro.

Y supo que el del cuello ya era notable cuando el Ceo se giró y su mirada se fijó precisamente en esa área. Isabela intentó ocultarla con sus manos, pero él la agarró antes que pudiese hacerlo.

-¿Te duele?

La pregunta la descolocó y le costó algunos segundos reaccionar.

-No duele- ella sonrió con una gota de sudor corriendo por su sien- Mi piel es muy sensible, nada importante- ella le quitó toda la importancia. Su condición médica no era de interés de nadie y menos de él.

Giovani no muy convencido la soltó, aunque sintió que le costó mucho. No sabía la razón, pero le molestaba realmente esas marcas en la piel de ella. Pero debía centrarse, ella no era nada de él, por el momento.

-Siéntate, tengo que hablar contigo de cosas importantes.

Él se giró y se sentó detrás de su elegante escritorio.

-Si es por lo de la propuesta que me hizo…-

-No es de eso- el alzó la mirada hacia ella y le indicó que se sentara- Estamos en la empresa, vamos a hablar precisamente de cosas de la empresa.

Isabela no estaba muy segura de a donde él quería llegar, pero viendo lo que le había pedido antes no podía imaginar que… Al final se sentó y esperó a ver que él le iba a decir, aunque estaba realmente cansada y su cuerpo solo le pedía cerrar sus ojos. Su cabeza estallaba en ese momento.

Giovani extendió hacia ella algunos documentos. Muchos de esos ella los reconoció. Eran los que ella había estado haciendo los últimos meses.

-Fuiste tú ¿verdad?

Otra persona quizás por miedo lo negaría, pero Isabela había trabajado muy duro en ello por lo que asintió llena de seguridad.

-Sí, fui yo.

Giovani asintió.

-Estuve haciendo algunas investigaciones. Eres la que ha llevado la parte financiera de la empresa en los últimos tiempos. En todos los sentidos.

Como estafar al Ceo siendo virgenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora