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Giovani se consideraba un hombre de muy buen gusto. Muestra de ello era su enorme mansión, donde la decoración fue supervisada por él, cuando fue remodelada; su porte y su enorme closet lleno de prendas de primera clase, y porque no... el que era se Samantha, donde muchas prensas las había comprado él mismo. Tenía que mencionar que la mujer solía vestirse un poco... subida de tono para los eventos y estar en boca de todos no era algo que a él le gustaba, aun cuando no se metía en la vestimenta normal de que ella usaba normalmente.

Dado el caso, ahora tenía a Kamil detrás de él llevando una lista de todas las compras que serían enviadas por mensajería más tarde, directo a la mansión, por lo que no tenían ninguna bolsa en la mano. Y al final la mitad de las compras las había hecho el personalmente. Isabel a y si hijo eran demasiado recatados para su gusto. Les había dicho que tenían la libertad de escoger las prendas que quisiesen, pero era como si les hubiera dicho lo contrario. Por lo que había tenido que guiarse por su instinto y por lo que se les vería bien a ellos dos. Y aunque podría negarlo, tenía que decir que había disfrutado la experiencia. Nunca antes había comprado ropa para una mujer como Isabela y mucho menos para un niño.

Así que dos horas tarde, ellos estaban dentro de la última tienda y Giovani revisando el área de vestidos de lujo. Al menos Isabela tendría que tener unos cuantos para eventos especiales. Sería su esposa y tenía que mostrarse en la alta sociedad a la que pertenecería como toda una dama con nivel.

Revisando la zona donde había varios colgados ya había escogido tres que se los había entregado a la empleada que iba detrás de él cuando se detuvo delante de uno en específico. No era que resaltara por encima de los demás, dado que no brillaba con lentejuelas o piedras como la mayoría. Este era completamente negro, con una base estraple en forma de corazón, y que llegaba ajustado a los muslos, y por encima de este una pieza de mangas largas, cuello alto y largo hasta abajo con una división para mostrar una pierna, hecho del más lustroso encaje con piedras muy pequeñas también negras, que dejaría a la vista la piel cremosa de ella de forma sexy pero elegante. Lo que más destacaba era que la espalda era completamente descubierta. Estaba seguro que Isabela se vería hermosa con él.

Lo agarró y lo miró más de cerca.

-¿Este vestido, cree que le quede bien a mi compañera?- le preguntó a la empleada.

-Oh, sí. Está hecho de una tela que suele aferrarse a la piel, aunque es muy suave y ajusta en la cintura. Creo que para alguien como ella con una cintura precisamente pequeña le asentaría perfecto.

-En ese caso me lo llevo- dijo él con los ojos brillantes.

La idea de verlo puesto ya en el cuerpo de ella pasó por su cabeza. Y era un hombre de actuar por lo que se encaminó hacia donde ella estaba junto con Allen, que comía los macarones de la mesa de espera. Se detuvo delante de ella y la mujer alzo la mirada dubitativa.

-Pruébatelo- le dijo Giovani escondiendo inultamente el tono íntimo. La idea de ella con aquel vestido cubriendo la tentación de sus curvas era bastante tentadora

Isabela negó con la cabeza renuente a la idea.

-¿Por qué desea que lo haga ahora?

Él se inclinó un poco hacia ella.

-La ropa hay que probársela- dijo como si fuera algo lógico sin embargo ella no cedió.

-Me ha comprador todas las prensas anteriores sin que me las pruebe.

-Si, tienes razón, pero quiero que te pruebes esta- se la extendió nuevamente- Quiero verte con ella, creo que me lo he ganado después de llenarles el closet a ustedes.

Isabela iba a protestar, pero Allen a su lado tocó su brazo con su dedo.

-Bela, yo también quiero verte con un vestido lindo.

Ella lo miró y suspiró. Si era Allen el que lo quería era otra cosa.

-Solo porque me los pides tú lo haré- le limpio las migajas del costado de la boca a su hijo y se levantó agarrando el vestido en sus manos de Giovani rápidamente. La textura de las piedras negras y el encaje se sintió increíble contra su piel. Solo que al pasar por al lado de su jefe este le agarró el brazo, deteniéndola.

-¿Sólo porque te lo pide tu hijo? Yo lo pedí primero.

Ella sonrió inclinando la cabeza hacia él.

-¿En serio se va a comprar con un niño?- la pregunta de ella era una forma de burla que no le gustó para nada a Giovani.

-Le haces más caso a un niño que a mí- el Ceo no pudo evitar replicar con una frase que le pareció bastante infantil una vez que salió de su boca y se quiso maldecir por aquello. Incluso el borde de la boca de Kamil que había presenciado aquello se movió ligeramente hacia arriba.

Giovani acababa de hacer el ridículo.

Isabela obvienado lo que él acababa de decir solo se limitó a mantener una expresión tranquila en su rostro.

-No hay comparación. Usted será mi futuro esposo por contrato y mi jefe y él...- hizo una seña en dirección a Allen que alzó la mano y saludó siendo consciente de la conversación de su madre y apoyándola- Es mi hijo.

Y con un movimiento rápido, aprovechando el aturdimiento del hombre se soltó de él y caminó hacia el vestidor para terminar de una vez por todas y volver a la mansión.

Giovani suspiró sintiéndose un imbécil que acababa de comportarse como un niño sintiéndose celoso de precisamente... un niño, y se sentó al lado de Allen entrecerrando los ojos hacia él.

-¿Ocurre algo conmigo?- la atención de Allen estaba centrada en los macarones que comía.

-Tú y yo... tenemos que hablar.

Allen alzó la cabeza en dirección a él.

-No voy a llegar a ningún acuerdo con usted.

Kamil que estaba cerca esta vez sí tuvo que llevar la mano a su boca y esconder la sonrisa que mostró. Definitivamente la escena era todo un espectáculo. Que una mujer y un infante pusieran en su lugar a un hombre empresario como Giovani era algo que no ocurría todos los días.

-Este renacuajo como tiene el valor de hablarme así- protestó él en voz alta, aun así, volvió a insistir- Sabes, tú y yo podemos hacer un trato, te puedo cumplir cualquier deseo.

Allen alzó una ceja.

-¿Sabe que es ilegal sobornar a un niño de esa forma?

Esta vez Kamil ya no pudo resistirlo y se le fue un bufido recibiendo un gruñido por parte de Giovani. Y este solo se repetía por dentro Paciencia. Si pensaba que Isabela era difícil... pues su hijo era peor.

-Además- prosiguió Allen- Usted ya tiene un trato con mi mamá. Sea fuerte, ¿no es su Sugar Daddy? Pues a trabajar, aunque no le garantizo el éxito al que está acostumbrado. Bela es bastante difícil.

-No es la única- dijo Giovani con una mueca en su rostro.

Como estafar al Ceo siendo virgenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora