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Giovani había notado que Isabela estaba recia a que él entrara a la habitación pues no se movía para nada. Él alzó una ceja y con un ágil movimiento, rodeó la cintura de ella con un brazo, la atrajo hacia él separándola de la puerta y abriéndola. Isabela solo se tensó en sus brazos intentando liberarse. Algo que no demoró mucho pues Giovani se dispuso a dejarla de lado y entrar.

-Oye- ella lo siguió rápido- Por lo visto no tiene nada de respeto por el espacio personal.

-Si lo tengo- Giovani caminaba en dirección al vestidor- Pero esta es mi casa y tengo a alguien poco cooperativo. Así que tengo que hacer el trabajo doble.

-Está sonando irónico.

Giovani se detuvo y la miró por encima del hombro.

-Para nada. Soy muy realista- le dijo y entró al vestidor.

Lo primero que notó fue que prácticamente estaba vacío. No había mucha ropa, apenas una parte de las paredes de allí, muy diferente de él que el suyo era más grande y ya tendría que remodelarlo pues no le alcanzaba el espacio. Se quedó pensativo y enfocó a la mujer que se había detenido a su lado.

-Esta es toda la ropa que tienen ustedes dos- la repasó dándose cuenta que la que ella tenía tampoco era de tan buena calidad y se notaba desgastada.

El rostro de Isabela se ensombreció, cerró los ojos y respiró profundo.

-No todos tienen la capacidad de poder comprar algo cada 5 minutos- fue lo que le respondió moviéndose para escoger un nuevo juego de chaqueta y saya. Realmente le gustaría tener más ropa, sobre todo para su hijo, pero con sus antiguos ingresos era algo que no podía, - Ahora... me dejaría cambiarme por favor. No deseo que Allen llegue tarde en su primer día.

Notó que el peso de la mirada de Giovani era profundo sobre ella y apretó las prendas contra su pecho de forma protectora. No sabía que tenía ese hombre, pero era intenso, como si lograra todo lo que se le propusiese.

-Cuando termines tu trabajo en tu nuevo puesto, subirás a mi oficina, iremos por Allen a la tienda- declaró él con un tono que no tenía réplica.

-Eso...- Efectivamente Isabela no tenía forma de responder aquello sobre todo porque él se dio la vuelta y salió.

Isabela reaccionó y le cayó detrás para verlo quitarse su camiseta sudada, dejando todo su torso descubierto. Ella pudo apreciar el juego de músculos trabajados que adornaban su ancha espalda hasta la estrecha cintura y tuvo que tragarse una exclamación. Sin ropa realmente se veía mucho mejor, sobre todo cuando ella ya tenía una idea de su zona frontal. ÉL no hacía mucho por esconderlo.

-¿Qué, te gusta lo que vez- él la miró por encima del hombro.

-Para nada- ella mintió- Solo que veo descortés que se empiece a desnudar en el cuarto de alguien más- ella soltó esas palabras a modo de defensa.

Giovani por su lado, que ya sabía de alguna forma como ella reacciona solo sonrió levemente y siguió su camino.

-Hace mucho calor y mi ropa está empapada, tengo que quitarla para bañarme, pero cuando quieras tocar solo tienes que decirlo, mi cuerpo es bastante bueno y sólido.

Las mejillas de Isabela se sonrojaron ante la indirecta y desapareció al interior del vestidor avergonzada. Solo respiró de nuevo al escuchar el ruido de la puerta cerrándose. Se llevó la mano al rostro y suspiró, definitivamente, ganar esos millones no serían tan fácil después de todo.

Sin embargo, debía enfocarse para lograr su objetivo. Giovani solo estaba jugando con ella porque le parecía una mujer interesante, no debía dejarse llevar por las sugerencias de él, a pesar de sus provocaciones. Con esa idea en la cabeza comenzó a cambiarse de ropa notando que su espalda no estaba precisamente blanca, más bien, se comenzaba a vetear de diversos hematomas por todas partes incluso en sus nalgas, producto de la caída anterior. Espetaba que eso ocurriera, aunque al menos no dolían. Debía tener más cuidado en el futuro.

***

Tanto Isabela como Allen se quedaron parados delante de la puerta con la boca abierta. Giovani le había hablado de la escuela nueva y le había mostrado fotos, pero una cosa era eso y otra estar frente por frente a la enorme instalación.

-Esto es impresionante- exclamó Allen jalándolo el brazo de ella- ¿En serio puedo estudiar aquí?

Ella tampoco se lo creía, siempre había sido su sueño poderlo llevar a una institución de esa magnitud, pero las matrículas eran estratosféricamente caras.

-El Ceo pagó la matrícula por 5 años con todas las prestaciones, así que no tiene que preocuparse por nada- el chofer del auto que los había acompañado les respondió.

-¿3 años?- Isabela sintió que sus piernas estaban débiles.

-Si- asintió el chofer- Dice que es un desperdicio las capacidades del niño y que es necesario explotarlas. En mi humilde opinión y conociendo como actúa el señor Giovani, lo más probable es que después le consiga un puesto importante en la empresa con un salario generoso- concluyó.

Isabela no sabía que pensar de Giovani realmente. Bueno si, era alguien que hacía lo que le viniese en gana. Capaz de ayudar a los que le interesaba y destruir a sus enemigos. Y como había dicho antes, para él el dinero no era importante.

Agarrando fuerte de la mano a Allen y ya que estaban allí, no iban a desperdiciar la oportunidad ¿verdad? 3 años de matrícula pagada, no podía pedir mejor beneficio, solo esperaba que no le pidiera nada a cambio, algo que si dudaba.

***

Después de una reunió con el director, recorrer todas las instalaciones y llenar documentos, Isabela esperaba fuera de la oficina sin hacer mucho. Adentro, Allen estaba siendo sometido a una prueba de CI junto a un psicólogo para analizar sus niveles de conocimiento y posicionarlo en un grado escolar acorde a su intelecto. Una leve sonrisa se mostraba en su rostro. Al fin Allen podría desempeñarse en lo que quisiese y quizás de esta forma sus episodios de fiebre y estrés terminando en el hospital disminuyeran.

Media hora después Allen salió y se lanzó a las piernas de ella con una enorme sonrisa.

-Bela, hice bien todo el examen.

Ella le acarició la cabeza y le besó la mejilla.

-¿Cuánto obtuviste? ¿Te aseguraste de leerlo y revisarlo todo bien?

-Bela, no soy un niño- protestó él sentándose en su regazo.

-Al menos si biológicamente- la voz de un hombre interrumpió la atmósfera y ella miró al psicólogo pararse delante de ella- Su hijo es muy inteligente.

Ella inclinó la cabeza.

-Lo sé. Ha sido así desde pequeño- dijo con orgullo.

-Bueno, tengo una buena noticia. Su hijo tiene la inteligencia de alguien 4 años más grande, por lo que si fuera ubicado en 10mo grado de preparatoria pudiera rendir al 100% sus capacidades. Aunque recomiendo que sea ubicado en una clase especial intermedia aquí en la institución donde tenemos a alumnos como él. Considero que le irá mejor.

Isabela sabía que debía guiarse por el consejo médico, pero giró su rostro a Allen.

-¿Quieres hacerlo así?- le preguntó, después de todo Allen era los suficientemente maduro para tomar ese tipo de decisiones.

Y por supuesto, el niño accedió con mucho entusiasmo. Isabela besó su frente y por dentro pensó, que después de todo, tenía que agradecerle a Giovani por la oportunidad.

Como estafar al Ceo siendo virgenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora