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Isabela miraba el papel delante de sus ojos que era un recibo de su estado de cuenta actual.

-Esos... son muchos ceros- miró a Giovani sentado sobre la cama a su lado, boquiabierta.

Él le sonrió jugando con uno de los largos mechones de la cabeza de la mujer enrollándolo en su dedo. Ambos estaban sentados recostado contra el respaldar de la cama de hospital, la cabeza de ella descansado sobre su hombro.

-Pues si cariño. Ahora puedes decir con toda la propiedad del mundo que eres millonaria- le dijo él con una sonrisa en sus labios y besando el mechón de cabello rojizo. Agradeció que nos le hubiera dado por cortarle la hermosa melena de su esposa, le encantaba.

Aun así, Isabela no se lo creía, pero Giovani había jugado muy bien sus cartas en este asunto. Tan bien que ahora su hijo y ella eran dueños de una buena suma de dinero que garantizaría sus vidas y lo mejor, sin tener a la familia de Allen detrás de él para fastidiarlos.

No sabía que métodos había usado para que ellos aceptaran el trato, pero tras la renuncia de la herencia, la mitad de esta estaba ahora de su lado, gracia a Giovani. Sus deudas saldadas y muy buena parte de su vida arreglada sin derecho a que la familia Market pudiera volver a molestarla. Así también su historial en el hospital después de ser investigado a fondo se había detectado irregularidad usando su identidad a través de fraude, ahora se encontraba limpio por lo que no se le sería negada la atención a Allen. Acaso podía pedir más.

Bueno si, porque ambos estaban en un problema y muy grande y esa era la razón por la que Isabela no estaba tan contenta como quería, aunque Giovani parecía relajado. Respiró profundo y se llenó de valor para hablar del tema después de toda una semana acostada en la misma cama de aquella habitación de hospital.

-Giovani, ya el asunto con la familia Market está arreglado... pero tú con la tuya... como lo resolverás. Si deseas te puedo dar este dinero para...

El dedo de él se posicionó sobre sus labios, que después se desplazó hacia su barbilla y le giró el rostro. La boca de él cayó sobre la suya en un beso rápido.

-Tú no tienes que preocuparte preciosa, yo me encargo de todo, solo debes saber que no me veré perjudicado, más bien, me quitaré un peso de encima, pero no te quiero decir todavía porque ya vimos que las paredes tienen oídos- le dio un beso en la mejilla para después volverlo a hacer sobre sus labios.

Isabela no se negó, aunque aún no estaba tan convencida de lo que él le decía. Después de volver des secuestro había sido revisada hasta el último pelo de su cabeza buscando alguna herida más. El resultado la había puesto más pálida que el papel, no porque tuviera más heridas que la de bala en su vientre sino por el otro resultado.

No había sufrido ningún traumatismo sexual, pero al parecer la enfermera se había encargado de romper su himen de forma parcial debido a la rapidez que había empleado, ese había sido el dolor que ella había tenido antes. De igual forma la familia de Giovani usaría eso para quitarle todo el derecho del testamento y con ello que le quitaran hasta el último peso y sus empresas.

Eso la había aterrado, pero al ver el rostro de Giovani era como si él no estuviera impresionado o molesto. Más bien, su expresión había sido la misma y hasta ese momento se mantenía igual en cuanto al tema.

Al menos había obtenido la herencia de Allen porque en cuanto al contrato no obtendría nada pues no había cumplido su trato. No había tenido sexo, pero biológicamente ya no era virgen ni servía para cumplir el segundo punto el contrato.

-¿En qué está pensando esa cabecita?- le preguntó Giovani cuando ella se entretuvo en medio del beso.

-Yo... realmente lo siento- era lo único que podía hacer- Pensé que podía cumplir con el contrato, proteger al menos mi virginidad, pero...

Giovani chasqueó la lengua.

-Estoy realmente molesto ahora mismo que estés pensando en mi familia y no en mi- le mordió ligeramente la mejilla.

-Giovaniiiii- ella logró apartarse por fin de él- Estoy hablando en serio mientras tú solo lo pasas de lado.

Él le sonrió inclinando la cabeza, como si realmente no hubiera nada de lo que preocuparse.

-bebé, de lo que tienes que saber es que no me quedaré en la calle y lo mejor mi familia al igual que la de Allen dejará de jodernos el culo todo el tiempo. Me siento más relajado que incluso cuando él no teníamos este problema.

Isabela se mordió el labio inferior aun sin convencerse. No sabía de qué forma Giovani se podía librar de aquello. Quizás no quería preocuparla, alterarla por lo que solo obviaba el tema, pero ella era una mujer práctica que...

-Solo céntrate en mi ¿si?- los brazos de él la habían rodeado y atraído hacia él sentándola a horacadas sobre sus muslos- Hemos tenido muy pocas oportunidades estos últimos días de estar juntos, sino es Kamil, es Allen, o el doctor. Al menos déjame disfrutar de mi esposa por un tiempo sin interrupciones- la forma en que habló fue baja, grave, excitante e Isabela se crispó.

-Sabes que estamos en el hospital en este momento.

-Esta es una habitación Vip, donde solo el personal autorizado puede entrar y me aseguré de cerrar la puerta con cerrojo antes de entrar- le dijo él dejando un beso sobre el cuello de ella dejando una marca roja que después lamió.

Isabela recordó cuando al inicio rechazaba el toque de él, después como aprendía a disfrutarlo, ahora... y después de todo lo ocurrido y que ya no podía levantar aquella barrera que había sido destruida solo le quedaba sumergirse en aquella ola de sensaciones que solamente ese hombre era capaz de despertar en ella.

-¿Vamos a hacerlo aquí?- era la pregunta más obvia cuando ya ella no era virgen y sabía que Giovani le tenía ganas desde que se habían visto por primera vez.

El Ceo mordió con cuidado el borde de su cuello sacándole un gemido.

-Sería lo que más me gustaría- las manos de él se colaron por debajo de la camisa de hospital acariciando su cintura y dirigiéndose en dirección a su torso y pechos apretándolos por debajo de la tela- Aun no puedes tener ejercicios excesivos, aunque lo que más me gustaría sería tenerte gritando debajo de mí, pero no quiero tener al doctor, Kamil y Allen peleándome porque se atrasó tu fecha de alta.

Eso sacó una carcajada por parte de Isabela que le rodeó el cuello.

-Me puedo imaginar la escena, sobre todo de Allen.

Giovani la miró con la ceja alzada.

-Tengo una fotocopia mía versión miniatura, incluso con más leyes. Será complicada la convivencia entre los dos, sobre todo lo relacionado contigo- había réplica en sus palabras.

-Sabes que ahí no puedo hacer nada- ella alzó los hombros- Tendrán que apañárselas.

Giovani como castigo por sus palabras apretó los pezones de ella haciéndola gemir y atrapó la boca de ella bajo sus labios metiendo su lengua hasta lo más profundo de la caliente cavidad. Las manos de Isabela se aferraron a sus hombros, pero no se apartó. El toque de él como quiera que fuese era realmente excitante, como ahora que acarició la misma piel castigada con sus pulgares como a modo de disculpa.

Y esas mismas manos rodeando su cuerpo, sus brazos rodearon la cintura y la apretaron contra él evitando la herida haciendo que ese sentara justo sobre la erección de él.

-No llegaremos al final aquí ni ahora, y tú y yo sabemos cómo pasarla muy bien sin tener que llegar precisamente al final- le dijo el Ceo con un brillo pícaro en sus orbes para después volver a besar sus labios.

Como estafar al Ceo siendo virgenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora