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La primera en despertar en la mañana fue Isabela y protestó al no sentir el acostumbrado calor que solía abrazarla cuando se acostaba a dormir acompañada en la cama. Abrió ligeramente los ojos encontrando la habitación en una leve penumbra interrumpida por los rayos del sol que entraban por la ventana. La suficiente iluminación para ver una escena que ni es sus más locos sueños se esperaría. Se sentó en la cama con la boca abierta mirando a su lado, pestañeando para quitarse la nebulosa de sus ojos.

Con razón no había sentido el peso de Allen a su lado. Ese se había girado y tanto un brazo como uan pierna estaban encima del cuerpo de Giovani que extendía un brazo debajo de su cabeza, acostado boca arriba.

Isabela tenía que inmortalizar aquella escena o Giovanni no se la creería cuando se lo contara a menos que se le enseñara. La relación entre el Ceo y su hijo era bastante extraña no se querían, tampoco se odiaba, tolerancia no era la palabra adecuada tampoco, era como si ambos no quisieran encariñarse uno con el otro sabiendo que pronto se separaría. Isabela sintió un pesar en su pecho. Mucho le gustaría a ella que Allen tuvieron una figura paterna a su lado, que pudiera salir con él, hablarte sobre los temas de los cuales ella no tenía tanta información, un hecho que parecía estar lejos en el futuro, o quizás se equivocaba. Su mirada recorrió el rostro de Giovani y rápidamente retiró la mirada.

Ah, que estaba pensando. Mejor se apuraba antes que ellos se despertaran. Agarró el teléfono y tiró una foto encuadrando bien la imagen de ellos dos durmiendo casi abrazados. Una leve sonrisa apareció en sus labios después de apreciar la imagen en su pantalla y le gustó tanto que la puso de fondo de pantalla. Al menos Giovani estaba con ropa, pero era más por Allen. Pocas veces podía verse durmiendo tan relajado.

Fue entonces que admiró que realmente los dos se parecían, la semejanza era brutal. Allen parecía una versión miniatura de Giovanni en todos los sentidos, es que hasta en el carácter, pero ya sabía ella que no tenía nada que ver uno con el otro, y en cuestiones sanguíneas era totalmente imposible que tuvieran algún vínculo. Giovani nunca se hubiera relacionado en los mismos lugares donde había estado la madre de Allen. Y muchas veces se había roto la cabeza de quién pudiera ser el padre del niño sin llegar a ningún resultado. Había tantas opciones.

Así que había llegado a la conclusión que el parecido de ellos era solo una coincidencia. Después de todo en el mundo tener el cabello oscuro y los ojos azules era algo que se podía encontrar bastante. ¿verdad?

-¿Ya puedo abrir los ojos?- la voz de Giovanni la hizo sobresaltarse y casi soltó el teléfono dejando en evidencia su fondo de pantalla donde ahora estaba él. Se puso la tarea de cambiarlo más tarde para que él no la fastidiase con eso.

-¿Estabas despierto?- preguntó con cautela como si hubiera hecho algo malo.

Giovani no se movió para despertar al niño que aún dormitaba y hablaba en voz baja.

-Desde antes que tú querida, pero no quería despertarte todavía. Parecía que dormía muy plácidamente, incluso mejor que cuando estaba que cuando lo haces conmigo-

Isabela sintió un deje de celo en sus palabras.

-No seas infantil. Cuando estoy con Allen me siento más tranquila- se defendió- Además, me lo hubieras dicho que estabas despierto.

Giovanni me respondió simplemente sonrío de lado. Esa mañana estaba de muy buen humor. Despertar en la cama solo no estaba tan mal después de todo, es que incluso cuando despertaba con Samantha tiempo atrás, tampoco se sentía así. Y es que hasta tener a Allen durmiendo a su lado despertaba un sentimiento protector dentro de él y era acogedor. Era una personita mucho más pequeña que debía ser cuidada... siempre y cuando no abriera la boca. Le lengua venenosa de Allen era letal... tan bien un poco familiar.

Como estafar al Ceo siendo virgenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora