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Allen miraba de un lado a otro, entre su madre adoptiva y el Sugar Daddy de esta. Isabela tenía las mejillas sonrojadas y parecía embobada, nunca había visto esa expresión en el rostro de ella. Por su parte, el hombre sentado frente a ella mantenía una leve sonrisa que de lejos se notaba satisfecha. ¿Qué estarían haciendo esos dos que primero estaban molestos uno con el otro y después parecían que habían hecho las paces como mejores amigos?

A esa pregunta Kamil tenía respuesta, solo que no se la diría a un niño de diez años, que por muy inteligente que fuese seguía siendo un niño.

-Isabela come- Giovani le dijo al notar que la mujer no había tocado nada de su plato.

Ella solo asintió y comenzó a comer. Ante esto Allen no pudo más.

-¿Qué le hizo a Bela?- cuestionó con el ceño fruncido- Bela no es así.

Giovani enfocó al pequeño niño y sacudió su cabeza de un lado a otro con una sonrisa agradable.

-¿Quieres saber?-

-Giovaniiii- esta vez la mujer fue la que intervino con un sonrojo aún más marcado.

-Está bien, está bien- esa mañana era fabulosa para él así que nada lo perturbaría o eso pensaba hasta que su celular sonó. EL nombre que vio en la pantalla hizo que la sonrisa de Giovani se desvaneciera por completo.

-¿Qué ocurre?- Kamil al momento se puso alerta.

-Sigan comiendo- él se levantó de la mesa con el ceño fruncido y salió al balcón a conversar. Sus hombros estaban tensos.

-¿Kamil, ocurrió algo?- Isabela no era de meterse en asuntos ajenos, pero el cambio en Giovani había sido brutal.

-Solo esperemos que no sea lo que estoy pensando.

Diez minutos después el Ceo regresó. Lo habían visto discutir en el balcón y no parecía estar de muy buen humor.

-Kamil, lleva a Allen de regreso. Isabela, tú vienes conmigo- dijo de forma seca, el azul de sus ojos era intenso.

Otras personas hubieran bajado la cabeza, pero Isabela en ese momento reaccionó por completo y se levantó.

-Espera un momento. No puedes simplemente mandar a mi hijo de regreso y decir que vaya contigo así sin más. Soy la madre de él, dame una razón bien convincente para que tenga que separarse de mí, porque hasta donde yo sé soy tu esposa, pero eso no te da derecho para dirigir la vida de él- la mujer tenía las manos en la cintura.

Giovani no tenía mucha paciencia en ese momento. Se pasó la mano por el rostro conteniendo decir alguna palabrota, tratar con Isabela no era fácil y ella... había dicho algunas verdades, aunque en su estado molesto no quisiese reconocerlo.

-Tenemos que ir a ver a mi familia. No es recomendable llevar a Allen- respondió con los dientes apretados. Sus ojos azules brillaban amenazadores

Isabela asintió.

-Ves, no era tan difícil- la mujer le dijo para girarse a su hizo e inclinarse delante de él- Allen vuelve a la casa con Kamil y quédate ahí. Ya sabes cómo comportarte- su tono era familiar para el niño cuando sabía que debía quedarse sin la compañía de ella.

Allen asintió.

-Si Bela, ve tranquila, estudiaré. Y tengo a Kamil y Kiki para entretenerme.

-Te gusta mucho Kiki- le acarició la cabeza recordando al enorme Golden retriever de la casa de Giovani. Su hijo claro que estaba feliz de tener una mascota a su lado. Se giró hacia Kamil- Cuídalo- había advertencia en su voz también. Ella le había confiado su pasado a su actual esposo, pero no a él.

Kamil asintió con la cabeza e Isabela respiró. El hombre era la mano derecha de Giovani, era a quien único este confiaba su vida. Su hijo... estaba en buenas manos.

-Vamos a recoger las cosas- le dijo a su esposo pasando por su lado, lo agarró de la muñeca y se lo llevó. Giovani no respondió, pero su piel estaba fría por la tensión.

Al cerrar la puerta ella lo soltó y lo miró cruzando sus manos sobre su pecho.

-Dime para lo que tengo que estar preparada.

Giovani tomó un suspiro.

-Bela, ahora mismo no tengo cabeza. Tengo que pensar en muchas cosas antes de llegar allá. Prometo que durante el camino te lo explicaré con detalle.

La mujer se quedó quieta en el lugar.

-Solo no me sueltes en una piscina llena de pirañas, sabes que no sé nadar.

Giovani soltó una leve carcajada y se acercó a ella para abrazarla y darle un beso en el cuello.

-Si caes yo te saco.

Las mejillas de Isabela se tiñeron de rojo ante aquellas palabras y tono coqueto.

***

Recogieron sus pertenecías rápidamente y al llenar al pequeño aeropuerto ya estaba listo el jet privado de Giovani. Durante el viaje, el Ceo no habló ni una sola palabra. No separaba la mirada de su celular y se levantaba de vez en cuando y desaparecía de la cabina. Bela tuvo que reconocer que estaba preocupada. Él no era un hombre que soliera estar así de tenso.

-La situación es complicada con su familia- Kamil había notado el estado de la mujer. No hizo mucho hincapié dada la presencia de Allen sentado al lado de ella- pero el puedo decir que está Giovani está preocupado sobre todo por usted.

Isabela apretó los labios. Con razón no la había casi ni mirado. Sin embargo, si él la había elegido a ella además de que era virgen era por algo. No lo dejaría en ridículo.

***

Una vez llegaron al destino había dos vehículos que los esperaban. Kamil y Allen fueron para uno mientras la pareja hacia el otro. Sus caminos se separarían allí.

Isabela notó que Giovani se sentó tras el timón y encendía el auto, después de despedirse de Allen y darle otras indicaciones.

-¿Vas a manejar tú mismo?-

-Acaso no puedo- él hizo retroceder el auto para entrar en carretera.

Ella negó.

-Es que normalmente estás con chofer.

-Son cuatro horas y media de aquí hasta donde debemos ir, prefiero manejar yo para relajar la mente- se enfocó hacia adelante y arrancó.

Isabela podía sentir el ambiente súper tenso dentro del autor moderno con aire acondicionado.

-¿Estás bien?

Giovani no separó la mirada de la carretera, pero estiró su mano y la puso sobre el muslo de ella y lo apretó.

-Créeme, estoy mejor que otras veces. Quizás porque te llevo conmigo.

Y aquello sonó para Isabela... como una confesión. Aquel hombre si sabía cómo conquistar, aunque cuando no se lo propusiese.

Como estafar al Ceo siendo virgenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora