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Isabela se arrepintió de haber preguntado y haber recibido aquella respuesta. Kamil era alguien que no parecía hablar mucho...quizás era mejor así. Ahora estaba preocupada, por eso cuando Giovani entró al auto la encontró pálida en su asiento y con sudor en su frente.

Al ella escuchar el sonido de la puerta se pegó al otro lado como un cachorro asustado y sus ojos lo miraban con cautela.

-¿Qué? ¿Estás nerviosa porque piensas que te volveré a besar?- él le sonrió ligeramente pero al ella negar lentamente se dio cuenta que algo no estaba bien.

El Ceo frunció el ceño y miró a Kamil.

-¿Qué le dijiste?- su tono cambió completamente.

-Nada que fuera mentira- este le respondió como si fuera lo más del mundo- Solo cómo es su familia.

Giovani se acomodó en el asiento y suspiró.

-No son asesinos, si eso fue lo que él te comentó. Solo son... complicados de tratar.

-Eso no me tranquiliza- Isabela mantenía la distancia de él- No tengo intenciones de dejar a Allen nuevamente huérfano.

Giovani buscó algo dentro del bolsillo de su chaqueta, estiró la mano agarrando rápido una de las de ella y tiró de esta para acercarla.

-Yo tampoco- el azul de sus ojos era intenso mientras sacaba un pañuelo y secaba el sudor de la frente de ella- Cuando vayamos a verlos no me separaré de ti.

Esta vez ella fue la que frunció el ceño.

-A esta altura no sé con quién estaré más segura.

La mano de Giovani se detuvo y miró los labios de ella donde el labial aún estaba corrido y cambiando a otra parte más limpia del pañuelo lo dirigió a esa zona. El rostro de Isabela pronto tomó un tono rosado que a él le agradó más de lo que esperaba. Ella intentó alejarse de él, pero el Ceo la tenía fuertemente agarrada.

-No voy a hacerte nada, así que no actúes como puerco espín. Con el beso de hace un momento estoy recargado por el resto el día.

-¿Resto del día?- el tono de ella tenía algo de indignación.

-Si cariño. Tengo planeado pagarte todos los días por un beso, así que vete preparando.

-Eso... -la mano de él le cubrió los labios intentando no hacer más desastre ahora que había logrado quitar gran parte del labial por fuera. Ella tenía unos labios con una forma muy bonita, sería una lástima que no los luciera.

-Saca cuenta. Son unos cuantos cientos de dólares más y solo nos daremos un beso. Y sé que disfrutaste antes. No está nada mal ¿verdad?

El rostro de Isabela se puso tenso y cerró los ojos tomando una profunda respiración.

-Suélteme- dijo con voz plana.

Giovani lo hizo lento hasta que la liberó y se giró hacia el otro lado sin decir más nada. No le respondió, pero no lo rechazó, así que él supo que al menos tenía garantizado un fogoso beso todos los días. Por algo se empezaba.

-Kamil, vamos, recojamos primero a Allen y vamos a la tienda.

***

Media hora después, Allen se había posicionado entre ellos dos, acaparando toda la atención de Isabela, como siempre ocurría cuando él estaba cerca. Y ella, tenía una sonrisa en su rostro escuchando con mucha atención todo lo que él tenía para contarle de su día. Era increíble.

Y Giovani no podía creer que estuviera sintiéndose celoso de un niño. Nada más ni nada menos que un niño. Debería darle vergüenza. Pero tal vez era por la forma en que ella lo miraba y trabaja, completamente a él... a todos. Como si ella viera un enemigo en cada persona que estuviera a su alrededor. Y sus razones debía tener dado como había actuado en la tarde. Tenía que averiguar los secretos de esta mujer.

Por un segundo la mirada de ella se desvió de Allen y se encontró con la de él descubriéndolo, y rápidamente volvió su atención a su hijo. Giovani bufó por lo bajó y encendió su celular revisando algunos documentos pendientes. Era incómodo ser desplazado de esa forma, pero la atmósfera entre Allen e Isabela era tan cerca entre ellos dos que era difícil intervenir.

El auto se detuvo delante de un enorme centro comercial y Kamil lo apagó. Salió y abrió la puerta. Giovani salió primero ayudando a Allen a bajar, aunque el niño vaciló. Lo que no se esperaba que pasara lo mismo con ella. Cuando fue el turno de la mujer ella se quedó con la mano de él delante y a espera.

-¿La tomarás o tengo que sacarte cargada?

-Veo que te gusta cargar mucho a las mujeres.

-No hay nada de malo, el peso de una mujer sobre uno es agradable- había un ligero tono sexual en su voz, pero antes que ella se retirara la agarró de la mano y tiró de ella hasta tenerla sobre su cuerpo- Si, definitivamente tu peso es agradable.

-Oye- sin embargo, esta vez no fue Isabela quien protestó, sino el niño al lado de Giovani. Allen agarraba la manga del hombre y tiraba de esta- Será el Sugar daddy de mi mama, pero no se tome atribuciones. Respétela- los ojos azules del niño centellaban mostrando que no estaba contento con aquello.

«Vaya genio tenía ese niño» pensó Giovani soltando a Isabela y arrodillándose frente a él. Familiar, le era tan familiar.

-Si respeto a tu mamá. Solo estábamos conversando.

Allen inclinó la cabeza.

-Puedo ser un niño, pero entiendo lo suficiente para saber que no estaban simplemente conversando. A Isabela no le gusta mucho el contacto corporal. Por favor no lo haga, la pone incómo...- una mano se posó en los labios de Allen acallando sus palabras.

-Allen, todo está bien- ella lo agarró de la mano y comenzó a caminar alejándolo de los dos hombres dejando a un muy intrigado Giovani.

Eso que le había dicho el niño de Isabela... y él que forzaba tocarla todo el tiempo que pudiera.

-Isabela- la llamó enderezándose, pero ella no le hizo caso y se alejaba. Parecía que le decía algo a Allen de forma muy seria.

Giovani chasqueó la lengua.

-Ah, esta mujer me va a volver loco.

Kamil a su lado no dijo nada, porque era bastante diferente lo que decía el niño sobre Isabela y como ella se comportaba. Había algo extraño en ella.

Como estafar al Ceo siendo virgenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora