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Isabela suspiró de alivio mientras terminaba de firmar los documentos delante de ella. Tener bajo su poder todo el imperio de Giovani era un peso demasiado pesado para su persona. Prefería devolvérselo. Aun recordaba cuando Kamil le había dicho que él le había transferido todo y la razón de ello y lo había entendido, pero de que casi se desmayaba, había sido un hecho.

-No me vuelvas a hacer eso sin consultar antes conmigo- le pidió al hombre sentado al lado de ella en la cama que guardaba los papeles.

Giovani le dio un beso en la mejilla antes de dejarlos en la gaveta de su cama bajo llave.

-Lo prometo, pero fue una medida tomada de la noche a la mañana. No tenía mucho tiempo para explicarte bien las razones, y como no lo sabías era mejor para ti y no te preocuparas por ello. Él volvió y pasó el brazo por encima de los hombros de ella para con la mano girarle el rostro y dejar un beso sobre sus labios.

-Ahora olvidémoslo del tema y centrémonos en nosotros- le dijo contra su boca para recostarla en la cama y subir su cuerpo sobre el de ella.

Isabela no lo rechazó como lo hubiera hecho al inicio. Por el contrario, ella ya se había acostumbrado y más ahora que eran una pareja oficial. Y aunque Giovani le gustaba la forma en que ella luchaba contra él, tenerla así aceptándolo también era sumamente agradable y enternecía su pecho.

-Eh, eh, eh, quieto ahí- ella le detuvo la mano que iba camino sobre su muslo en una dirección peligrosa.

Pero por supuesto, era Isabela de la que estaban hablando, así que comerse el bocadillo tan rápido no sería tan fácil.

-Habíamos quedado que esto sería después de la fiesta de boda de mañana, por lo que debemos dormir temprano para estar con fuerzas y en la noche es que lo haríamos. Acaso no recuerdas- ella tuvo que cubrirle la boca con la mano a él cuando intentó besarla nuevamente.

Giovani hizo un sonido de protesta y se enderezó ligeramente para quitar la mano de ella del medio.

-¿Ni siquiera puedo tocar un poco?- protestó con sus orbes azules brillantes, con esa mirada que la hacía vacilar. El maldito sabía muy bien cómo convencerla.

-Ni un poco. Te emocionas y siempre terminamos agotada, eso sin quitar que sueles dejarme marcas por todos lados y el vestido tiene un gran escote.

Giovani chasqueó la lengua.

-Maldito el momento en que propuse la nueva ceremonia. Hubiéramos dejado las cosas como están, al final estamos casados- se dejó caer completamente encima de ella escondiendo su rostro en la curva de su cuello- Pero mañana, pase lo que pase, digas lo que digas no te dejaré escapar preciosa.

Isabela lo abrazó entre sus brazos sabiendo que no podría escapar, lo que ella tampoco quería hacerlo. Podría volverse uno con el hombre que era su esposo, con el único que había podido atravesar sus barreras y hacer que creyera que podría enamorarse de nuevo.

Aún así

-Giovani- la vena en la sien de ella palpitó un poco. Su esposo era un cachorro indomable- Esa mano.

-Esa mano no está haciendo nada- le susurró él en el oído para después chupar su lóbulo sacándole un pequeño estremecimiento a la mujer debajo de él.

Una leve sonrisa apareció en los labios de Giovani y antes que ella pudiera protestar de nuevo envolvió sus labios con los suyos mientras sus manos acariciaban sus muslos.

Al final no harían mucho, pero él podía tocar un poco ¿verdad?

***

-Bela estás hermosa- Allen le decía con una enorme sonrisa mientras ella se miraba en el espejo.

A diferencia de la vez pasada que tenía un carísimo vestido de novia, esta vez había optado por uno mucho más simple de encaje, que se ceñía a su figura y que dejaba ver la punta de sus zapatos. Su cabello peinado en una larga trenza caía a todo lo largo de su cuerpo adornado con pequeñas piedras y un maquillaje sencillo.

Porque no sería una ceremonia de la misma envergadura que la inicial. Sí, había sido una boda con un contrato de por medio, pero no le quitaba que había sido una boda real, con firma, con traje, con fiesta y con anillo. Así que... para que repetir esa cursilería cuando podían hacer algo mucho más familiar y agradable, sin tantas miradas ni interrupciones como la vez pasada. Y Giovani había estado de acuerdo para no hacerla sentir incómoda.

-Tú también te vez bien- le sonrió al niño que tenía puesto un trajecito negro a medida y el cabello peinado al lado. Ella estaba segura que Allen, así vestido, sería una copia exacta de su padre.

Y no se equivocó cuando el hombre pasó por ella para llevarla al piso de abajo. El traje de Giovani era igual que el de Allen y su cabello peinado de la misma forma. Y vaya manera de parecerse.

-Aún me parece increíble que no me haya dado cuenta que ustedes eran padre e hijos, son un copia pega- dijo ella con las manos en la cadera.

Los mencionados se miraron.

-Bela, mejor no pensemos en eso. Aún estoy procesando que tu sugar daddy es mi papá real- dijo el niño recibiendo un sacudón en la cabeza que le alborotó el cabello un poco- Nooooo, que costó medio pote de gel que se quedara quieto.

Le protestó a Giovani que simplemente le sonrió. En eso también coincidían. Su cabello era tan suave que se corría si no lo fijaba bien. Después se acercó a Isabela y le extendió la mano. Ella puso la suya encima.

-¿Bajamos? Nos están esperando.

Isabela asintió y se dejó llevar por él y por su hijo hacia el patio trasero de la mansión de Giovani, donde ya estaban los invitados. Esta vez amigos cercanos, conocidos, algunos de la empresa, los empleados de la casa, y por supuesto Kamil. La decoración era más sencilla, solo el enorme pastel de boda resaltaba en el verdor del lugar. Incluso Kiki había recibido su lacito negro que apenas se veía entre su espeso pelaje dorado.

Al llegar Giovani pasó por detrás de la cintura de ella su brazo y le dio un beso en la mejilla.

-No es como la boca inicial, pero creo que esto es más lo que nos gusta a nosotros. El cake si te puedo decir que es más grande.

Ella soltó un leve bufido.

-De eso si me di cuenta. Estaremos comiendo al menos por una semana.

Una sonrisa pícara apareció en los labios de él y se inclinó hacia su oído.

-La verdad no creo que tanto tiempo. Lo mandé a hacer bastante grande porque tengo algunos planes con él.

Las mejillas de Isabela se pusieron bastante rojas al imaginarse a que él se refería.

-Giovani, estamos en público- ella le susurró en voz baja nerviosa- Y además Allen está aq...- pero ya el niño se había soltado de su mano y estaba junto a Kiki. Esos dos eran inseparables últimamente.

-ya todo está listo para cuando quieran comenzar- Rafael se detuvo al lado de ellos.

Giovani asintió con la cabeza y enfocó de nuevo a su esposa.

-Aquella vez en el patio de tu casa quería hacer todo bien, pero se me olvidó el anillo como tal- se separó de ella y sacó una cajita de su bolsillo. Se arrodilló poniendo una rodilla en el suelo, y abriendo la cajita mostró un anillo dorado con un diamante en el medio- ¿Quieres seguir siendo mi esposa, Isabela?

Isabela inclinó la cabeza y se puso pensativa. Los invitados miraban, Giovani también, y tras un minuto donde todos pensaban que ella se echaría para atrás, la mujer sonrió y extendió la mano murmurando solo para su esposo, que parecía se atragantaría de la ansiedad.

-Eso es venganza por lo de anoche- después dijo en voz alta- Si, acepto.

Como estafar al Ceo siendo virgenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora