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 El silencio que inundó la sala fue el más incómodo que pudiera haber. Los invitados miraron de la mujer haciendo el espectáculo al anfitrión del evento y después a la mujer detrás de él. Isabela por su parte no sabía bien cómo reaccionar. Si fuera la novia real, pero real, de este hombre, le caería a patadas en ese mismísimo momento por traicionarla de esa manera, pero no. Ella era la novia por contrato por lo tanto no sabía si sería correcto fingir un espectáculo y quedarse callada detrás de Giovani aunque la vena en su ceja ya comenzaba a palpitarle.

Samantha la incomodaba muchísimo. Además, que demonios le pasaba. Había manchado el traje de Giovani, traje que vendería junto al suyo para ganar algo de dinero. Bien podría agarrarla de las extensiones esas que tenía puestas y hacerlo lavar a ella. Ah, maldita.

Pero sus pensamientos fueron interrumpidos cuando Giovani soltó un bufido primero y después una carcajada que impresionó a todos los presentes. El rostro de Samantha palideció, ella lo conocía lo suficientemente bien para saber que él no era de los que se carcajeaba así.

-Giovan...-

-Samantha- el tono de él se endureció de momento- Si puedes mostrar que ese hijo es mío, me haré cargo de él, tomaré la responsabilidad, aunque no soy de los hombres que será atado a una mujer solo porque use a mi hijo de excusa. No son objetos para usarlos a conveniencia. Y todo eso sería si fuera realmente mi hijo, y te puedo garantizar en este instante y delante de todos que no es mi hijo el que llevas en tu vientre, si realmente estás embarazada.

Los ojos de Samantha se abrieron enormemente.

-¿Qué dices Giovani? Acaso me estás acusando así- sus mejillas se habían vuelto rojas ante la sugerencia de traición de forma pública- Es tu hijo, tu hijo- insistió.

El Ceo inclinó la cabeza y apretó la mano de Isabela que la sintió aun tranquila detrás de él.

-Verás Samantha, esto es algo que no suelo contar, pero este es el momento ideal. No es algo que me avergüence, solo que mis cosas personales no hay necesidad que salgan también a la luz. Yo no puedo tener hijos.

Hubo nuevamente otra exclamación colectiva.

-¿Qué? ¿Qué dices? Mientes Giovani- la mujer parecía que perdería el control dentro de poco.

Él negó con la cabeza.

-Cuando era mucho más joven me enfermé en un viaje al exterior. La fiebre que tuve fue tan alta que dejó secuelas, una de ella fue que mi capacidad para engendrar hijos quedara en cero. No soy fértil, no puedo embarazar. Así que ese hijo que llevas en tu vientre no es mío- había seguridad en sus palabras.

La mujer se estremeció y comenzó a temblar.

-No, no, mientes, estás inventando todo esto.

El volvió a negar.

-Te puedo mostrar mis registros médicos. Para volver a ser fértil tendría que comenzar un tratamiento en busca de alguna posibilidad y por el momento... no es una prioridad en mi vida. Con eso no creo que tenga que seguir hablando ¿verdad?- fue tajante poniéndole fin a la conversación.

Sin embargo, la mujer no quería ceder.

-No, no- su mentira había sido desmentida y eso la alteró aún más caminando hacia él para intentar agarrarlo- Giovani, hablemos, aun podemos...

Fue interrumpido cuando un denso chorro de agua cayó sobre ella mojándola y haciendo un desastre de ella. La mujer se quedó petrificada y todos enfocaron a la que estaba frente a ella con un jarrón en las manos que dejaba caer las gotas restantes del liquido que estaba en el interior. Giovani no supo el momento exacto en que ella se soltó de él, pero estaba igual de conmocionado que los invitados ante la reacción de ella, aunque no era tan sorprendente viviendo de ella después de todo.

Como estafar al Ceo siendo virgenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora