67

6.3K 511 6
                                    

Isabela realmente no estaba adaptada a lo que tenía delante de ella. Si, serían platos súper mega caros pero un bocado era más grande que aquello y, además, no se imaginaba los ingredientes porque no los podría descifrar. Giró su cabeza al otro lado para ver a su esposo comer y copiarlo. Él por suerte leyó su incertidumbre y con movimientos mesurados le indicó y así ella pudo comer. Aunque no fueron del todo su gusto. Había algunos realmente deliciosos, pero otros que su paladar no estaba desarrollado.

Cuando dejó el tenedor sobre la mesa, aun sintiendo que su estómago estaba vacío, alguien apareció por detrás y comenzó a verterle vino dentro de la copa. El semblante de Isabela palideció. El vino olía bastante a alcohol y eso no lo podría tomar.

-Este es un vino importado que llevo guardando para la reunión familiar- Oscar agarró su copa y giró el contenido dentro de ella- Disfruten de ella.

-Oh gracias padre, realmente eres muy detallista- Anastasia le celebró.

-Si lo escogió padre debe estar bueno- Markus habló por primera vez en toda la noche.

Sin embargo, Isabela no los escuchaba. Sus dedos estaban temblando ligeramente. Una copa de vino, una simple copa de vino era igual de nociva que un simple vasito de ron o wiski. SU cuerpo no toleraba para nada el alcohol, mas no podía dejar que Giovani pasara vergüenza y junto con todos llevó el borde de la copa a sus labios.

El olor fuerte casi la mareó y apretando su mano debajo de la mesa hasta que los nudillos se pusieron blandos ella tomó todo el vino de un sorbo. Después de eso supo que los demás a su alrededor conversaban, o no se podía decir simplemente conversar. Aquello parecía un campo de batalla a punto de estallar al tercera Guerra Mundial sino tenían cuidado. No recordó si en algún momento le habían preguntado algo.

El líquido había bajado por su garganta, y no sabía si era porque estaba fuerte o porque estaba sumamente tensa pero su conciencia tenía vida propia. Solo cuando sintió la mano cálida de Giovani fue que reaccionó.

-Isabela vamos- había una expresión de preocupación en su rostro.

Ella no se tardó en levantarse y necesitó del apoyo que él le dio cuando puso su brazo detrás de su espalda para mantenerse segura en sus propios pies.

-La cuñada se siente mal o no desea pasar más tiempo con la familia. Aquí estamos muy curiosos de saber mucho más de ella- Alexander cruzó los dedos delante de su rostro.

-Nosotros nos retiramos. Mi esposa apenas ha dormido desde ayer debido al viaje y tiene que descansar- Giovani respondió de forma tajante- Si nos permiten.

Y llevó a Isabela consigo antes de que fueran retenidos.

-Espera Giovani- Isabela se tuvo que recostar sobre él cuando llegaron al pie de la escalera.

-¿Estás bien?- él la sostuvo más fuerte y la cabeza de la mujer cayó sobre su hombro- Acaso tu bebida estaba...

-No lo creo, fue la misma botella que le sirvieron a todos- respondió ella cruzando sus brazos alrededor del cuello de él. Era como él único soporte que tenía y el hombre la hacía sentirse realmente segura.

Giovani se mostró realmente preocupado. Ella estaba actuando raro. Se inclinó un poco y la cargó en brazo para subir la escalera y llevarla al cuarto, una vez adentro la sentó en la cama.

-Duerme primero, necesitas descansar- le corrió el cabello del rostro hacia atrás y palpó por si tenía fiebre, aunque las mejillas de ella estaban ligeramente sonrojadas.

Al ver que su temperatura era normal se encaminó a su maleta y agarró una de las camisas de él y se la entregó.

-Yo tengo mi propia ropa de dormir- ella estudio la prensa.

-Lo sé, pero en esa te vez mejor- se inclinó y le dejó un beso en la mejilla- Necesitas que te ayude.

Isabela negó apretando los labios.

-Estoy algo mareada no lisiada.

Giovani sonrió.

-Esa es la Bela que me gusta- esta vez le dio un beso rápido en los labios y buscó su celular.

Salió al balcón y dejó la puerta entreabierta para vigilar a su esposa en caso que ella se desmayara o algo. Y llamó a Kamil.

El celular sonó solo un tono antes de que fuera descolgado. Antes de bajar a comer Isabela había hablado con Allen y eso le había levantado el ánimo, pero ahora la razón de la llamada no era precisamente para hablar de cosas relajantes.

-¿Kamil ya todo está resuelto?- preguntó en voz baja.

-Si Giovani, todo está como usted lo pidió y los papeles listos legalizados con tres abogados.

-En ese caso hoy podré dormir tranquilamente- soltó un profundo respiro.

-¿Cómo está el asunto con su familia?- Kamil pareció dudado al preguntar aquello.

-Cómo crees. Sabes que mis hermanos tienen su forma particular de ser. Y cambiando de temas, como está la empresa. Algún problema.

Kamil comenzó a ponerlo al día. Para cuando él entró a la habitación Isabela ya se había acostado debajo de la colcha y sus ojos estaban cerrados. Estaba dormida. Él se quitó la ropa y se quedó solo en el bóxer, reguló el aire acondicionado y se metió en la cama.

Bela le daba la espalda, pero eso no fue excusa para que él se acostada junto a ella y la rodeara con su brazo para atraerla al calor de su cuerpo. Aun se mantenía en ella el olor suave del jabón mezclado con el del perfume.

Debía estar cansada por el viaje y mantenerse firme contra su familia. Le dio un beso en la cabeza y cerró los ojos. Dormir abrazando a otra persona era bastante agradable después de todo.

Sin embargo, sobre las tres de la mañana sus brazos se encontraron vacíos, y un sonido de arcadas provino del baño

-¿Isabela?

No tuvo respuesta.

Como estafar al Ceo siendo virgenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora