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Isabela abrió los ojos cuando su rostro fue golpeado. Soltó un jadeo ante el dolor y el aturdimiento de su cabeza. No había una uña... que no le doliera. Su cuello, abdomen, es que incluso su interior se sentía algo incómodo. Pero no tenía cabeza para pensar en eso debido a que...

-Hasta que por fin despiertas- una voz que le resultó familiar la alarmó y le hizo alzar la mirada encontrándose con una mujer mayor.

-Tú- jadeó y apretó los ojos cuando la mano de Samuel se alzó nuevamente para golpearle el rostro del otro lado.

-Espera, la pobre, si se muere nos dará muchas complicaciones y tú tienes la mano muy dura- dijo la mujer en tono irónico caminando hacia ella con ayuda de un bastón- Esta vez no será tan fácil que te salgas con la tuya Isabela. Ya mi fallecido esposo y tú me han dado muchos dolores de cabeza.

Isabela quiso gruñirle, pero tenía la garganta seca. Intentó soltarse encontrando que tenía esposas en sus manos y una soga alrededor de su torso y pies. Al menos no había nada presionando la herida latente en su vientre. Era un milagro que no estuviese sangrando.

-¿Qué quieres?- preguntó Isabela enfrentando a Cristina, la actual cabeza de la familia Market y de quien más había estado huyendo. Su hijo el cual había sido presentado como el que dirigía solo era una fachada. Ella era realmente la que movía los hilos detrás de todo- Puedes intentar cualquier cosa no lograras tu objetivo.

La mujer alzó una ceja.

-Eso crees- sacó el celular y reprodujo una grabación.

-Belaaaaaaa, Belaaaaaaaaa- ese... era Allen, no había dudas. Y estaba llorando y mucho- Belaaaa, dónde estás, no quiero estar aquí.

Isabela palideció y comenzó a temblar al escuchar aquello.

-Esto fui grabado antes de yo bajar aquí. Allen está llorando en el cuarto en el piso más arriba.

-Déjalo, él no tiene porqué sufrir así- Isabela tenía los ojos rojos, pero no había presencia de lágrimas.

-¿Dejarlo? Sabes por todo lo que pasamos para poder llegar a ustedes. Gracias que recibimos ayuda de varios lados. Tú esposo es muy fuerte pero la rata de su exnovia y su familia ayudaron bastante. Para personas como esas no hace falta enemigos. Verdad que mientras más arriba esté uno, más fácil es derrumbarlo.

Sin embargo, Isabela se había quedado con la parte de a quienes había mencionado.

-¿La familia de Giovani? ¿Ellos?- de Samantha ya sabía, pero de la familia de Giovani no se lo había esperado. En qué momento habían hecho contacto. Entonces miró a Samuel. Oh, si, él de seguro había sido pieza importante. Era un hombre sumamente peligroso.

-Sin la ayuda de ellos todavía estaríamos buscando la forma de encontrarlos y atraparlos, ese esposo tuyo tiene las cosas muy bien camuflageadas. Ya no importa ni te voy a contar los detalles- Cristina miró a Samuel- Tráela arriba, tiene que firmar unos papeles y no voy a poder tiempo como la vez pasada. No tengo intenciones de perder la oportunidad. La herencia que debía haberme dejado mi esposo no dejaré que caiga en manos de una mujerzuela barata.

Isabela iba a protestar, pero fue levantada bruscamente por el hombre y arrastrada hacia arriba. En la primera planta pudo escucharlo. Eran lejanos y apenas sin volumen, pero estaban allí, los sollozos de Allen.

-Callen a ese niño- dijo la mujer a la que Isabela realmente detestaba. Ni siquiera a su propio hijo y mujer que se encontraron sentados en el sofá al entrar en la sala les tenía tanto rencor como a ella. Ellos tampoco se salvaban. No habían hecho nada cuando su hija no había tenido un techo que la protegiese con una barriga.

Como estafar al Ceo siendo virgenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora